La nueva jugada maestra de Fainé: Naturgy, Talgo y Puig
El protagonista de la semana ha sido sin duda Isidro Fainé, el hombre más poderoso de España como siempre les decimos en esta columna. Con su habitual estilo florentino, Fainé, presidente de Criteria y de la Fundación La Caixa, ha hecho una nueva jugada maestra para resolver de un plumazo sus principales problemas (Naturgy), hacer un favor al Gobierno (Talgo) y congraciarse con Pedro Sánchez. Y, por si fuera poco, dar un respaldo al catalanismo de cara a las próximas elecciones. ¿Quién da más?
Para entender la jugada, hay que partir de los problemas que tenía Fainé, que eran básicamente dos. El primero, que arrastra desde hace años, es la guerra accionarial con los fondos presentes en Naturgy, CVC y GIP. El año pasado, le intentaron colocar un consejero delegado para recortar el poder de Francisco Reynés, pero el viejo zorro fue el que les hizo la 13-14 y salvó el match ball.
Ahora bien, después del susto, no iba a arriesgarse a que se repitiera. Y después de lo ocurrido en Telefónica, aparecía otro peligro: que la SEPI entrara en la gasista, como se ha apresurado a pedir Sumar, que quiere nacionalizar todo lo que se mueve.
El segundo y más importante es el futuro de la propia fundación. El Gobierno hizo un amago de meter la cuchara en diciembre ante el final del mandato de Fainé, para entregársela al PSC, donde Salvador Illa ya tenía el cuchillo entre los dientes para asaltar su milmillonaria caja. Otro susto morrocotudo.
Negociación con el Gobierno
Fainé decidió sucederse a sí mismo en Criteria (el holding empresarial de La Caixa) hasta 2027, para parar el golpe. Pero, en vez de ir al choque con Sánchez, prefirió el camino de la negociación que es el que siempre le ha funcionado. Y para preparar la jugada, nombró a Ángel Simón consejero delegado de Criteria para que ejecutara las operaciones que iban a ser necesarias.
Y así comenzó la negociación con el Gobierno que ha desvelado OKDIARIO, en la que pretendía matar los dos pájaros de un tiro. Primero, daría salida a los fondos buscando él mismo un comprador, que encontró en Abu Dabi (dueños de Cepsa y del Manchester City, por cierto): la energética pública Taqa, de la que nadie había oído hablar hasta esta semana.
Pero claro, Naturgy es empresa estratégica y necesita el visto bueno gubernamental, que se ha asegurado aunque sólo hasta el 40% que tienen CVC y GIP. Y como eso obliga a lanzar una opa sobre el 100% al pasarse del 30%, el exceso que acuda a la oferta tendrá que comprarlo Criteria. Y la broma puede salirle por más de 3.000 millones. En todo caso, Fainé se ha asegurado conservar el control de la empresa mediante un pacto con Taqa, mantener a Reynés en la presidencia y evitar que la SEPI meta las zarpas.
Contraopa sobre Talgo
A cambio de este plácet gubernamental, éste le ha exigido ayuda para frenar la opa húngara sobre Talgo, que no quiere ver ni en pintura porque la empresa quedaría en manos de Viktor Orban. Lo cual exige lanzar una contraopa también por el 100%. Obviamente, Fainé prefiere que la opa la lance otro, que el Gobierno exige que sea español, y él financiarla a través de CaixaBank (que al final es su negocio) porque tiene que superar los 617 millones de la oferta actual. Pero el único potencial interesado sería CAF, que no está por la labor, como también les hemos contado aquí.
En esa tesitura, Fainé ha puesto la guinda al pastel con otra jugada maestra: vale, la opa la lanzo yo (salvo que aparezca otro interesado español, que se antoja complicado), pero después Talgo y CAF se fusionan y yo me diluyo e incluso puedo vender. Además, así la gestión queda en manos de alguien que conoce el negocio.
A CAF eso le suena bien porque sería con intercambio de papelitos y no tendría que poner un dinero que no tiene, y se libra de un lío con sus trabajadores, que controlan el 25% del capital. Y encima, se queda con Talgo, cuya familia fundadora es españolista mientras ellos son nacionalistas. Todos contentos.
Empezando por el propio Pedro Sánchez, que ahora está a partir un piñón con Fainé, según fuentes conocedora de la situación. El viejo zorro ha conseguido encandilarle con este «acuerdo integral», como lo definen en Moncloa.
Ahora bien, al final todo esto puede salirle por un pico a La Caixa, así que el Gobierno tiene que ceder algo más. Y aquí es donde aparece la sucesión en la Fundación La Caixa. La idea es que el Ejecutivo se olvide de entrar en ella, al menos en los próximos cuatro años de mandato de Fainé en Criteria. En todo ese ese tiempo, podrá preparar con calma su sucesión eligiendo a alguien de su confianza y no impuesto por los políticos. Otra cosa es que al final el Gobierno lo cumpla, que ya sabemos lo fiable que es la palabra de Sánchez.
Coda catalana
Por si todo esto fuera poco, Fainé ha tenido tiempo para hacer un gesto catalanista también esta semana: acudir a la salida a Bolsa de Puig. Un impulso a una empresa «del país» que viene muy bien después de la catástrofe de Grifols y que ha sido muy importante para que la colocación se cubra ya el primer día.
Porque esta OPV tiene varias cosas de las que hacen torcer el morro a los inversores: hay dos clases de acciones y la familia fundadora se reserva las buenas, con lo que conservará el 91,4% de los derechos de voto; el presidente y consejero delegado cobra 25,7 millones al año, el doble del mejor pagado del Ibex; y han vaciado la caja antes de la oferta mediante dividendos y bonus.
En realidad, hay un motivo bastante más prosaico para el apoyo de Criteria: CaixaBank es uno de los bancos de cabecera de Puig, así que le interesa mucho el éxito de la salida a Bolsa. Pero parece que «hace patria» y queda divinamente de cara a las elecciones autonómicas. Fainé es único.