Lo que debes hacer con tus ahorros para que no pierdan valor según un experto: «La mejor forma es…»
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Uno de los grandes consejos que suelen dar tanto los bancos como los expertos en economía, es que todo aquel que pueda hacerlo destine parte de su sueldo al ahorro. Sin embargo, no se trata de comprar una hucha o de abrir una cuenta de ahorro en la que depositar una cantidad regular mes a mes. Lo esencial es poder sacarle rentabilidad y para ello, nada como seguir el consejo de un experto, que ha explicado lo que debes hacer con tus ahorros para que no pierdan valor.
Ahorrar se ha convertido en todo un reto, debido al coste de la vida, el aumento de los precios y la inflación. Sin embargo, por poco que sea, siempre es bueno reservar algo de dinero que además te de algo de rentabilidad, sabiendo que existen alternativas accesibles incluso para quienes no tienen grandes conocimientos financieros, ni grandes cantidades de capital inicial. De hecho, se está viendo como en los últimos años, y a pesar de las dificultades, muchas personas se interesan en aprender a invertir, una práctica que tradicionalmente se había visto como algo reservado a perfiles expertos o con mucho dinero. De este modo, el experto en bolsa Pablo Gil tiene una recomendación clara y directa para quienes se están planteando empezar a mover su dinero: aplicar una estrategia metódica, con regularidad y sin dejarse arrastrar por las prisas o las emociones.
Lo que debes hacer con tus ahorros para que no pierdan valor
Antes de pensar en invertir, es imprescindible crear un hábito de ahorro. El economista y experto en bolsa, Pablo Gil sugiere algo muy concreto: destinar un porcentaje fijo de los ingresos (por ejemplo, un 10% del sueldo mensual) exclusivamente a este fin. No importa si la cantidad es pequeña. Lo esencial es que esa reserva se convierta en una práctica automática y sostenible. Este paso es muchas veces infravalorado, pero es la base sobre la que se construye cualquier estrategia financiera eficaz.
Además, fijar un porcentaje mensual ayuda a tener una visión más clara de la economía personal y permite planificar a medio y largo plazo. Con este enfoque, se evita improvisar y se reduce el riesgo de gastar ese dinero en caprichos o urgencias que podrían haberse previsto. El ahorro, bien entendido, no es sólo guardar lo que sobra, sino apartar desde el principio una parte, como si se tratara de un gasto o de un recibo más. Este pequeño cambio de mentalidad puede marcar una diferencia enorme con el paso de los años.
Invertir de forma periódica: la clave del DCA
Una vez establecido ese hábito de ahorro, llega el momento de poner ese dinero a trabajar. Aquí entra en juego una estrategia muy recomendable para quienes se inician en este mundo: el Dollar Cost Averaging (DCA), o en español, inversión periódica con coste promedio. Esta técnica consiste en invertir la misma cantidad de dinero, de manera regular (por ejemplo, todos los meses), independientemente de si los mercados están altos o bajos.
La gran ventaja del DCA es que ayuda a reducir el impacto de la volatilidad del mercado. Al no intentar adivinar cuándo es el mejor momento para invertir (algo muy difícil incluso para los expertos), se suavizan los altibajos y se obtiene un precio medio de entrada más equilibrado. En concreto, Gil recomienda diversificar esas pequeñas inversiones periódicas entre renta variable (acciones o fondos que pueden subir o bajar) y renta fija (productos más estables como bonos o depósitos). Así, se reparte el riesgo y se aprovechan mejor las oportunidades a largo plazo.
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Errores comunes que debes evitar al empezar a invertir
Entrar en el mundo de la inversión sin conocimientos previos puede llevar a cometer errores que terminen por desanimar o incluso provocar pérdidas significativas. Uno de los fallos más frecuentes, según se extrae de las palabras de Pablo Gil, es la falta de diversificación. Apostar todo el capital a un solo tipo de activo o sector (por ejemplo, invertir únicamente en tecnología o en criptomonedas) puede salir bien a corto plazo, pero también puede suponer un gran golpe si el mercado se da la vuelta. Dividir las inversiones en diferentes productos ayuda a minimizar los riesgos.
Otro error habitual es dejarse llevar por las emociones. La inversión debe ser una actividad racional y basada en un plan. Tomar decisiones impulsivas, como vender en un momento de pánico o comprar justo cuando todo el mundo lo está haciendo, suele ir en contra del interés del pequeño inversor. También es importante tener un objetivo claro: ¿se quiere ahorrar para la jubilación? ¿Para pagar los estudios de los hijos? ¿Para comprar una casa en unos años? Tener claro el horizonte temporal y el nivel de riesgo que se está dispuesto a asumir es fundamental.
Por último, no pensemos que por ver un vídeo en redes o en plataformas ya podemos comenzar a invertir sin más. Se requiere estar bien informados, e incluso recurrir al trabajo de un asesor financiero, quien puede ayudar a trazar un plan de inversión ajustado a cada perfil y evitar esos errores que, de otra forma, podrían pasar factura.