Kike Sarasola (Be Mate): «Los apartamentos turísticos hay que regularlos, no prohibirlos»
El auge del turismo en España, los apartamentos vacacionales y su impacto sobre la vivienda y la economía local son unos de los temas que más están en el candelero durante los últimos tiempos. Kike Sarasola, presidente y fundador de Be Mate, ha querido mostrar su visión sobre estos temas a OKDIARIO en plena expansión de su negocio en ciudades italianas como Roma, Venecia o Turín. En concreto, el empresario defiende que los pisos turísticos deben ser regulados, pero no prohibidos.
«Cada vez hay más gente que prefiere alojarse en apartamentos en vez de en hoteles. Por ello, este mercado (el de los pisos turísticos) no se va a poder parar, por lo que hay que regularlo y no prohibirlo», asegura el profesional del sector.
Sarasola asegura que no hay que «culpar a los apartamentos turísticos» de los problemas derivados de la afluencia de turistas: «Los políticos no han hecho su trabajo, tenían que haber hecho más vivienda pública en los últimos años, algo que no han hecho»
«En Barcelona sólo hay 10.000 licencias de apartamentos turísticos. Mis apartamentos están cuentan todos con sus licencias de actividad y pagamos los impuestos. No pueden demonizar a todo un sector porque existan apartamentos ilegales. ¡Qué vayan contra ellos!», denuncia el empresario.
Los apartamentos turísticos
El profesional asegura que él es «el primer interesado en que vayan contra ellos (los apartamentos turísticos ilegales)». «Tienen que poner más controles, pero no modificar a todo el sector, porque hay muchos de nosotros que lo estamos haciendo muy bien, pagamos nuestros impuestos y es una actividad económica legítima, legal y totalmente aceptable», lamenta.
«Aquí todo es improvisado. Tenemos que sentarnos los residentes de las ciudades, los políticos y el sector turístico para decidir qué modelo queremos. No puede ser que si hay un problema la solución sea prohibir. No prohíba usted y regule de forma inteligente. Ahora están hablando de que los apartamentos turísticos tienen que estar en un solo edificio. Yo creo que eso es lo mejor. Por eso mi modelo de negocio es edificios enteros y así no tengo vecinos y no molesto», explica el empresario.
Sarasola insiste en que es necesario «controlar los flujos» de turistas. No se pueden quejar en Barcelona de que hay una sobredimensión si dejamos entrar a seis cruceros el mismo día y a la misma hora. No se puede decir que Venecia está congestionada cuando has dejado aterrizar a 300 aviones y has dejado llegar a 80 trenes, pues claro que vas a llenar la ciudad», denuncia.
«Una vez que el turista ya está aquí, es cuando quieres demonizarlo. Eso es lo que está mal. Pon un cupo y cuando esté lleno no dejes entrar a nadie más. Llevo cuatro años diciendo que la turismofobia va a ser una granada que nos va a explosionar a todos en la cara sin que nadie haga nada. Ahora se nos ha salido de las manos y empezamos a prohibir. Lo que tenemos que hacer es intentar arreglar esta situación inteligentemente, entre todos, pues tiene arreglo», asegura el profesional, aunque advierte que «habrá que sacrificar todos un poco».
«El turismo es la gallina de los huevos de oro de España. Es la primera industria de este país. Cuidémosla con cabeza, hagamos las cosas inteligentes. No creemos inseguridad jurídica diciendo de un día para otro que vamos a prohibir todos los apartamentos turísticos. No entren ustedes a politizar el turismo, que es lo peor que nos puede pasar», recomienda Sarasola.
El empresario considera que también existe una discriminación entre los turistas que acceden a uno u otro tipo de alojamiento: «Una persona que va a un apartamento es una persona que usualmente suele hacer una compra de supermercado en el barrio. Suele ser una persona que deja dinero en el tejido empresarial de la ciudad. Que digan que es un turismo de peor calidad, pues es mentira. Es ir contra el turismo», denuncia.
Sarasola también insiste en que, si los políticos prohíben los pisos turísticos, «el próximo paso serán los hoteles», por lo que cree que ambos negocios están «en el mismo barco» y que la lucha debe de ser «contra los apartamentos y hoteles ilegales».