Desplome en bolsa

Los inversores huyen de la banca española porque temen que se repitan los errores de la última crisis

Fusiones sin planificación y falta de transparencia de los reguladores ahuyentan al dinero

El Banco de España alerta: el entramado judicial que rodea a Torres dificulta la fusión de BBVA y Sabadell

Perspectivas
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Eduardo Segovia
  • Eduardo Segovia
  • Corresponsal de banca y empresas. Doctor y Master en Información Económica. Pasó por El Confidencial y dirigió Bolsamanía. Autor de ‘De los Borbones a los Botines’.

Toda la banca europea está hecha unos zorros en bolsa por los tipos negativos y el miedo a las pérdidas que origine el covid. Pero la española, más aún: El Ibex 35 Bancos ha caído el 13,5% desde el 4 de septiembre (día de la gran subida de CaixaBank y Bankia al conocerse sus planes de boda) hasta marcar mínimos históricos este martes. ¿Por qué? Aparte de la mayor gravedad de nuestra crisis económica, los inversores internacionales temen que repitamos los errores de la crisis anterior: la ocultación de problemas en el sector y las fusiones sin ton ni son.

Se suele decir que el mercado no tiene memoria, pero crisis tan traumáticas como la quiebra de Lehman en 2008 o el rescate financiero de España en 2012 sí dejan su marca. Una marca de desconfianza en nuestro país, en nuestro sistema financiero y en nuestros supervisores; de hecho, por eso el BCE le quitó las competencias de supervisión al Banco de España (y, para justificarlo, hizo lo mismo con los demás bancos centrales nacionales).

Ahora, en esta nueva crisis esa desconfianza resurge ante algunos comportamientos que recuerdan mucho a los de la crisis anterior en la mente de los inversores internacionales. Según varios gestores que manejan fondos que invierten en banca española, los temores principales son dos. El primero es la posible ocultación de la realidad, tanto por las entidades como por los supervisores. Es decir, lo que hicieron las cajas de ahorros entre 2009 y 2011, con la complicidad del Banco de España de Miguel Ángel Fernández Ordóñez.

¿Quién está bien y quién está mal?

«Entonces, no teníamos problemas para mantener la liquidez, pero preguntábamos al regulador, ¿quién está bien y quién está mal? Y nos contestaban que todos estaban bien. Así que la liquidez huyó de todas las entidades y acabó forzando el rescate», según un inversor. «Ahora empieza a dar la impresión de que puede pasar lo mismo, porque el BCE y el Banco de España vuelven a decirnos que todos están bien. Según avance la crisis, si no dan respuestas claras, puede volver a pasar lo mismo».

Otro inversor añade que «hay una falsa sensación de que los dos grandes son los que están mejor en esta crisis, como en la anterior, pero no es así. Países como Brasil, México o Turquía van a sufrir crisis muy graves, y allí no va a haber fondos europeos para paliarlas como en España».

«Se han cargado el equity story de la banca en toda Europa y, en especial, en España. Si mantienes los tipos negativos indefinidamente, les prohíbes pagar dividendo, cada vez les exiges más capital… ¿quién querría invertir en acciones de bancos?», añade. Santander anunció el lunes su intención de volver al dividendo en efectivo en 2021, lo que se interpreta como una presión sobre el BCE para levantar su veto.

Fusiones a lo loco

El segundo temor es que asistamos a la huida hacia delante de la crisis anterior mediante fusiones sin ningún criterio como si fueran el bálsamo de Fierabrás. «Fusionar por fusionar no tiene sentido», según una fuente cercana al supervisor, que recuerda fracasos como Banca Cívica, Catalunya Banc, Novacaixagalicia, Unnim, Ceiss, BMN o la propia Bankia. A su juicio, «aunque sea intervenir en el mercado, el BCE tiene una responsabilidad sobre el sistema financiero, que es un sistema, y debería haber puesto orden, no decir fusiónense y ya está».

La primera operación de este ciclo de fusiones, la de CaixaBank y Bankia adelantada por OKDIARIO, es una muestra de esta falta de planificación: «Probablemente es la unión menos mala, pero ambas entidades podrían haber liderado dos grupos diferentes y, al juntarse, han dejado un montón de nombres que no se sabe qué va a pasar con ellos. La opción de BBVA y Sabadell es muy complicada [como informó ayer este medio] y Santander tampoco tiene demasiada capacidad de protagonizar un movimiento por mucho que el Gobierno quiera».

Entre estos temores, la mayor gravedad de la crisis económica en España -con su consiguiente impacto en la morosidad-, los tipos negativos que hunden los márgenes y la prohibición del dividendo, los que manejan el gran dinero internacional se van a ir si no cambia el panorama. Y no tiene pinta de que vaya a cambiar.

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