Increíble pero cierto: una okupa llama a la policía y el nuevo dueño tiene que pagarle para que se vaya

El problema de la okupación ha puesto en jaque a muchos propietarios, que se ven obligados a pasar por el aro de los que se cuelan en sus casas. En esta ocasión, el dueño de una vivienda ha tenido que pagar a una okupa para que se vaya de su propiedad.
En España se venden más de 20.000 casas con okupas dentro, lo que produce situaciones rocambolescas. Según han relatado en El programa de Ana Rosa, el nuevo dueño de una vivienda tuvo que acceder a pagar el alquiler y la fianza de otra propiedad a su okupa, para que se marchase.
Lo más curioso de todo es que la okupa, cuando se enteró de que el propietario había contrata a una empresa de mediación y quería negociar con ella, llamó a la Policía Nacional acusándole de estar coaccionándola.
Obligado a pagar para que una okupa abandone su propiedad
Darío, el nuevo propietario, ha comentado a los micrófonos de El Programa de Ana Rosa que decidió comprar una casa okupada, porque era la única manera que tenía de poder acceder a una vivienda.
Su plan era contratar a un equipo de mediación, para poder desalojar a la okupa. Lo que no se esperaba es que, en un principio, esta se negase a entablar conversaciones.
«Hay veces que o comes o pagas. Nadie me ha dicho que hay un nuevo comprador», comentaba Yolanda, la okupa, en televisión. Al sentirse coaccionada, decidió llamar a la Policía Nacional.
No obstante, la mediación dio sus frutos y parece que han llegado a un acuerdo. «Si me pagan un piso, lo que es la fianza y el mes, a mi nombre, yo me marcho. Embalo todo lo que tengo en mi casa como una loca, pero me pagan una fianza de un piso y el mes».
A Darío le ha parecido un trato justo y está dispuesto a cumplir con el acuerdo. De momento, ya fijaron una fecha para abandonar el inmueble y se intercambiaron los teléfonos.
¿Por qué cada vez más personas compran casas okupadas en España?
Alejandro era el anterior propietario de la casa, cuya okupa ya acumulaba más de 18.000 euros de deudas. Ante la imposibilidad de sacarle un rédito económico, decidió ponerla en el mercado.
Eso sí, para conseguir venderla tuvo que venderla un 40% más barata, que por el precio del mercado. Gracias a ello, encontró a Darío, que sí estaba dispuesto a llegar hasta el final para echar a la okupa.
Aunque al adquirir una vivienda con okupas es esperable que esté en mal estado, la realidad es que la situación que se encontró el nuevo dueño era incluso peor de lo esperado.
«Está destrozada, tiene bombonas por todos lados, una cosa que no me esperaba. Heces de perro también», comentó Darío en El Programa de Ana Rosa.
Llegar a acuerdos con los okupas: ¿Es una solución?
Si tanto Darío, el propietario, como Yolanda, la okupa, cumplen con su parte del trato, parecerá que todos salen beneficiados de la nueva situación.
Por su parte, Darío habrá adquirido una propiedad muy por debajo del precio de mercado y Yolanda tendrá una nueva casa donde vivir. Sin embargo, algunos creen que este tipo de acuerdos sólo agravan el problema.
Por ejemplo, Alejandro, el anterior dueño, se ha visto obligado a vender una casa muy por debajo de su valor debido a la okupación y a la acumulación de deudas.
Además, ¿qué garantía hay de que Yolanda vaya a pagar religiosamente su nuevo alquiler? Existe una posibilidad bastante grande de que en pocos meses se convierta otra vez en una inquiokupa.