Hacienda saldrá perdiendo si se fusionan BBVA y Sabadell, en contra de lo prometido por Onur Genç
El consejero delegado de BBVA, Onur Genç, presentó como uno de los atractivos de la OPA hostil sobre Banco Sabadell que la entidad fusionada «pagará más impuestos». Sin embargo, la realidad es justamente la contraria: Hacienda saldrá perdiendo si finalmente se unen BBVA y Sabadell, como ocurre en la mayoría de las fusiones.
Existen varios motivos para ello, según explican expertos fiscalistas a OKDIARIO. El primero de ellos es que el BBVA heredará todos los activos del Sabadell si finalmente lo compra, incluyendo los activos fiscales diferidos (DTA por sus siglas en inglés). Estos activos son créditos contra Hacienda que permiten pagar menos impuestos en el futuro y que están protegidos por el Estado desde 2013 (a raíz de las pérdidas provocadas por la crisis financiera).
Las fuentes consultadas estiman que Sabadell tiene en balance unos 7.500 millones de estos DTA. Es decir, Hacienda pagará en el futuro buena parte de los aproximadamente 12.000 millones (al ser una oferta mediante canje de acciones el precio varía con la cotización del BBVA) que le costará la OPA. «Por supuesto que el BBVA ha tenido en cuenta estos créditos fiscales al valorar al Sabadell para la OPA», asegura una de las fuentes.
Régimen especial de fusiones
En segundo lugar, las fusiones pueden acogerse a un régimen especial en el Impuesto de Sociedades que evita que tengan que tributar por numerosos conceptos derivados de estas operaciones. Este régimen se recoge en el Capítulo VII (artículos 76 y siguientes) de la Ley que regula este impuesto. Y a él se acogen todas estas operaciones, porque, de lo contrario, serían inviables. De hecho, el Gobierno amenazó a Ferrovial con no dejarle aplicarse este régimen en su fusión con su holding holandés, lo que impediría su cambio de sede a Países Bajos.
«El régimen consiste en diferir las plusvalías latentes hasta que se realicen frente a terceros. Esto suena muy complicado, pero es simple y casi siempre un factor fundamental. Imaginen que una sociedad absorbida tiene un edificio ya amortizado y construido hace 50 años, cuyo valor es de 100 millones de euros. Según la contabilidad de las fusiones, el edificio entra en la contabilidad de la absorbente con un valor de 100 millones de euros. Si la fusión no se acoge al régimen especial, hay que tributar por esta plusvalía, que nadie ha pagado, de 100 millones de euros. El régimen especial permite pagar el impuesto sobre beneficios, que sería un 30%, sólo cuando se venda el edificio, que conservaría su valor fiscal cero», explica uno de los expertos.
En el caso de los bancos, eso se aplica a numerosos activos, como inversiones en deuda pública, participaciones empresariales, crédito a la clientela, etc., que deben ponerse a «valor razonable» en caso de fusión. Normalmente, ese valor es superior al que los bancos tienen consignado en sus libros, lo que aflora unas plusvalías por las que tendría que tributar el comprador si no existiera ese régimen especial.
Indemnizaciones deducibles
No acaban ahí las ventajas fiscales de las que disfrutaría el BBVA si se fusiona finalmente con el Sabadell. Hay que añadir también la cuestión laboral. En todas las fusiones se producen despidos para recortar costes duplicados; es la manera de conseguir las sinergias (ahorros de costes), que son el mayor atractivo de estas operaciones. En este caso concreto, se estima que saldrían unos 4.000 empleados.
Pues bien, las indemnizaciones por despido que les pagaría el BBVA suponen un gasto deducible en el Impuesto de Sociedades, es decir, reducen la factura fiscal del banco. Y el cobro de esas cantidades por parte de los trabajadores también está prácticamente exento en el Impuesto sobre la Renta. Por tanto, Hacienda no sólo no verá un euro derivado de este ajuste de personal, sino que encima perderá ingresos en el impuesto a los beneficios del BBVA.
La entidad que preside Carlos Torres se ha destacado precisamente por la utilización de los DTA en el pasado. Así, en 2021 utilizó estos créditos fiscales para que el Impuesto de Sociedades le saliera a devolver, es decir, para que Hacienda le devolviera dinero; en concreto, 598 millones. Esto se puede solicitar cuando el año anterior un banco tiene pérdidas, como fue el caso del sector en general en 2020 debido a la pandemia. El BBVA podía haberse guardado esos créditos para pagar menos impuestos en el futuro, pero prefirió utilizarlos y engordar así el beneficio del año siguiente.