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La guerra judicial contra la reducción de vuelos en el aeropuerto de Ámsterdam pone en guardia al sector

Las compañías aéreas consiguen parar el plan del Gobiernop para recortar el número de vuelos

Los aeropuertos españoles operarán 60.498 vuelos para Semana Santa y superan las cifras de 2022

vuelos Ámsterdam
Aeropuerto de Amsterdam-Schiphol.

Los aeropuertos de medio mundo, pero especialmente los europeos, se han puesto en guardia ante la batalla judicial desencadenada en Países Bajos tras la decisión del Gobierno de reducir los vuelos nocturnos en el aeropuerto de Ámsterdam-Schiphol para disminuir el ruido, especialmente nocturno, que ha sido anulada por un juez. La Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), junto a la compañía nacional KLM -con base en Schiphol- y otras aerolíneas, han alegado ante el juez que la decisión del Gobierno de ese país «viola los tratados internacionales y la normativa europea».

La lucha contra el ruido de los aeropuertos choca con el crecimiento, a veces desordenado, de las ciudades que acaban por rodear estas ruidosas infraestructuras. Eso genera molestias a la vecindad que no siempre son atendidas por los gobiernos (generalmente titulares de estas) o los gestores aeroportuarios.

Casos como el Plan de aislamiento acústico Aena, diseñado bajo el mandato de Rafael Arias Salgado y aplicado luego por Juan Ignacio Lema, no son tan habituales. Aena, desarrolló entre 2000 y 2022 más de 119 planes parciales que afectaron a casi 150.000 viviendas del entorno de 21 de sus aeropuertos. La compañía invirtió en esos años más de 350 millones de euros en insonorizar viviendas.

Pese a todo, la compañía que hoy preside Maurici Lucena debe hacer frente a protestas vecinales como las del municipio madrileño de San Sebastián de los Reyes, que ha pedido hace apenas dos semanas el cese de los sobrevuelos del aeropuerto Adolfo Suárez-Madrid Barajas sobre sus zonas urbanas.

La IATA, que agrupa a la inmensa mayoría de las aerolíneas del mundo, ha recurrido a los tribunales contra lo que considera una «regulación experimental» del gobierno neerlandés para reducir el límite de vuelos del aeropuerto de Schiphol a 460.000 de noviembre de 2023 desde el medio millón de operaciones que registra actualmente.

La asociación presentó su recurso apoyada por Air Canada, United Airlines, FedEx, JetBlue, British Airways, Vueling, Lufthansa y Airlines for America.

El objetivo del Ejecutivo de Países Bajos es que los vuelos se reduzcan hasta los 440.000 anuales. Por tanto, la decisión del juez da a las compañías, al menos, este año de margen para reprogramar su estrategia.

Para Walsh, «el juez ha entendido que el gobierno holandés violó sus obligaciones al acortar procesos que llevarían a escrutinio su deseo de reducir el número de vuelos en Schiphol. Esta decisión da una estabilidad vital para este año a las aerolíneas que utilizan el aeropuerto de Schiphol y mantiene el valor de elección y conectividad de los pasajeros».

La asociación de líneas aéreas que considera un «indulto» la decisión judicial, subraya que: «Las compañías entienden la importancia de resolver problemas como el ruido. El enfoque equilibrado es el proceso correcto, legalmente consagrado en la UE y en todo el mundo, para gestionar los impactos del ruido y ha ayudado a los aeropuertos de todo el mundo a abordar con éxito este problema».

Para esta organización: «El gobierno holandés también buscó acelerar esta reducción mediante la introducción de una regulación experimental con un tope provisional de 460.000 vuelos a partir del 1 de noviembre de 2023». Por ello, considera que este tope provisional también está sujeto a tratados internacionales y normas y europeas y, por tanto, es una violación de los mismos.

Ante el recurso de las compañías aéreas, el juez dictaminó que el Estado holandés no había seguido el procedimiento correcto al introducir la regulación temporal. De acuerdo con las normas europeas, el Estado sólo puede reducir el número de movimientos en un aeropuerto después de un cuidadoso proceso. Eso le obliga, por ejemplo, a identificar varias medidas para reducir la contaminación acústica, consultar a todas las partes interesadas y sólo podrá reducir los vuelos si se demuestra que otras medidas para limitar la contaminación por ruido son insuficientes.

El Juez señaló que el Gobierno neerlandés había iniciado dicho procedimiento para reducir el número de movimientos a 440.000 por año a partir de la temporada 2024/2025. Pero el Estado no lo hizo para su propuesta de regulación temporal en la que el Estado quiere reducir el número máximo de movimientos de aeronaves permitidos a 460.000 para la próxima temporada 2023/2024. Por tanto, la sentencia establece que el Estado holandés no puede reducir el número de movimientos de aeronaves en Schiphol de 500.000 a 460.000 para la temporada 2023/2024.

La IATA y el resto de los demandantes creen que el gobierno de Países Bajos debe seguir el denominado «Enfoque Equilibrado», una metodología para mitigar el ruido en los aeropuertos. Esta metodología está prevista en el reglamento de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), el organismo de las Naciones Unidas, creado en 1944 para promover el desarrollo seguro y ordenado de la aviación civil internacional en todo el mundo.

Seguridad jurídica y de empleo

Para las compañías aéreas, las medidas previstas en este protocolo incluyen una determinación objetiva de la situación del ruido y el objetivo del ruido, un inventario de posibles medidas, una estimación de la rentabilidad de dichas medidas, restricciones operativas como último recurso y los principios de proporcionalidad y no discriminación. En opinión de IATA, el gobierno neerlandés no ha seguido este proceso.

La clave está en que: «Las aerolíneas desean tener seguridad jurídica y un gobierno debe cumplir con sus obligaciones legales. La prioridad más apremiante es tener certeza sobre los horarios de la temporada de invierno, que se están planificando ahora y se finalizarán en su mayoría en abril», insiste la asociación.

El corte arbitrario reduce las franjas horarias en los aeropuertos que las aerolíneas pueden operar. Estos recortes significarán que las aerolíneas que pudieron operar franjas horarias bajo derechos adquiridos (slots) se les quitarán. También supone que los nuevos operadores que esperaban obtener franjas horarias en el aeropuerto de la capital neerlandesa no podrán obtenerlas, lo que afecta la elección del consumidor y la competencia.

Por si fuera poco, las aerolíneas denuncian que la eliminación de las franjas horarias afectará los derechos bilaterales, los acuerdos de cielos abiertos y, casi con certeza, conducirá a más acciones legales internacionales.

En términos más generales, los recortes tendrán un impacto negativo en los puestos de trabajo y la economía de los Países Bajos. No se ha hecho un estudio de impacto económico preciso de estos recortes. No obstante, un estudio de 2019 sobre la Competitividad del transporte aéreo elaborado por la IATA argumentó que restringir el aeropuerto de Schiphol podría costar alrededor de 84.000 puestos de trabajo en comparación con lo que podría generarse si los Países Bajos decidieran expandir Schiphol y reducir impuestos y cargos.

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