Retrasará su llegada a las pymes

El Gobierno vuelve a ningunear a la banca: se niega a que participe en el reparto de fondos europeos

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Las ayudas europeas están dirigidas a la innovación.
Eduardo Segovia
  • Eduardo Segovia
  • Corresponsal de banca y empresas. Doctor y Master en Información Económica. Pasó por El Confidencial y dirigió Bolsamanía. Autor de ‘De los Borbones a los Botines’.

El Gobierno vuelve a ningunear a la banca: se niega a que participe en el reparto de los fondos europeos pese a las reiteradas solicitudes del sector en este sentido. Una negativa que se suma a la campaña populista iniciada por Nadia Calviño para exigir al sector una mejor atención a los mayores y a las zonas rurales.

«El Gobierno no se plantea que la banca participe en el reparto de los fondos europeos», es la respuesta que ha recibido el sector del Ministerio de Economía, según fuentes conocedoras de la operación.»Podrá asesorar y ofrecer financiación adicional, pero no será la encargada de distribuirlos», añaden.

Las entidades financieras han pedido en reiteradas ocasiones al Gobierno ser las encargadas del reparto de los 70.000 millones de fondos Next Generation. Han insistido en ello en los últimos días Dolores Dancausa (Bankinter), César González Bueno (Sabadell) y José Ignacio Goirigolzarri (CaixaBank) al presentar sus resultados anuales.

Esta demanda se basa en varios argumentos: la capilaridad de las redes de oficinas bancarias (la Administración no tiene nada parecido), el conocimiento de las pymes destinatarias del dinero -«tenemos criterio para discernir los proyectos sostenibles de los que no lo son», dijo Goirigolzarri-, la capacidad para movilizar recursos (como se demostró en 2020 con los créditos ICO) y la posibilidad de conceder anticipos sobre las ayudas y financiación adicional.

La ideología, por encima de la utilidad

Pero nada de esto ha sido capaz de superar la actitud ideológica del Ejecutivo, que llevaba tiempo dando largas a los bancos y que considera que atacarlos le da votos en la izquierda. El ejemplo claro es la campaña populista exigiendo al sector que tome medidas para mejorar la atención a los mayores y a las zonas rurales, y con un plazo de un mes además, cuando Calviño sabe perfectamente que el cierre de oficinas y la reducción de plantilla son exigencias del BCE ante la baja rentabilidad de la banca provocada por los tipos negativos.

Así pues, la banca tendrá que conformarse con informar y asesorar a sus clientes (todas las entidades han creado sites donde recopilan las diferentes convocatorias). Y tendrá que ir uno por uno ofreciéndole créditos para complementar las ayudas públicas, algo que va a ser necesario en muchos PERTE. Una actividad que sería mucho más sencilla si la propia entidad canalizara los fondos.

El Gobierno no tendrá más remedio que acudir a la banca

No obstante, en el sector muchos piensan que al final las cosas caerán por su propio peso y que el Gobierno no tendrá más remedio que utilizarlos para distribuir el dinero puesto que ni la administración central ni las autonómicas tienen capacidad para hacerlo por sí mismas.

«El problema es cuándo», señala una de esas fuentes. «El reparto va demasiado lento, el dinero no está llegando porque el sistema es un caos, no está organizado. Las empresas están preparadas pero el Gobierno no».

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