El dinero no llega ¿dónde está?

El dinero no llega ¿dónde está?
El dinero no llega ¿dónde está?

Es un hecho descriptiblemente objetivo que en el reparto de los fondos europeos para la recuperación económica el presidente del Gobierno no admite ni peros ni peras. Considera, al parecer, que se trata de un dinero de su propiedad que puede distribuir a su antojo.

Le lleva el diablo cada vez que alguien, desde la oposición, pone en cuestión su arbitrariedad, oscurantismo y, en general, el desprecio a las voces -desde la política, el resto de las instituciones y desde el empresariado- que consideran mala praxis gubernamental en la adjudicación de las ayudas provenientes de Bruselas. No hay más que oír y leer los desaires sanchistas cada vez que el jefe de la oposición o cualquier responsable autonómico reclama un ápice de transparencia al respecto. Debería ser el primer interesado en proyectar luz (lo de taquígrafos ya es un exceso) sobre un dinero que es del conjunto del país, o mejor, de sus ciudadanos. ¿Qué pretende ocultar?

No hay declaración, discurso, panacea mediática -tan cotidianas todas esas comparecencias presidenciales- en las que don Pedro no recuerde que tiene bajo el brazo 140.000 millones de euros que la exquisitez diplomática de su sanchidad consiguió arrancar a Merkel y Macron cuando aquellos, desde las cajas fuertes del Banco Central Europeo, aceptaron destinar al Reino de España la cantidad antes reseñada. ¿Quiere PS aplausos? ¿Le parece que ya ha recibido pocos por parte de sus deudos, agraciados y colocados?

Desde luego, desde esas instancias le han prodigado más aplausos que euros han llegado a las empresas. Hasta la fecha -datos oficiales- sólo un 7% de ese dinero ha llegado a las empresas, principales destinatarios del favor europeo. Y han pasado ya unos meses… Los más difíciles y los más decisivos para que miles de pequeñas empresas puedan seguir levantando la persiana cada mañana. Las promesas sanchistas son épicas. No visita rincón de España -donde haya un aeropuerto cerca- sin que prometa el oro y el moro. El truco es tan simplón como las palabras hueras. Primero, se promete para apagar los incendios que cada día muestran sus llamas en la sociedad civil y productiva -desde agricultores, ganaderos, autónomos diversos, investigadores del sector privado, etc.- y luego, se olvida por el camino un edén que ni tiene capacidad de crear en medio de un caos burocrático que ahoga el impulso de los mejores actores de la España actual.

No es de extrañar que la opinión pública y la publicada se pregunte dónde está el dinero una y otra vez, cada vez que oye la morterada de millones que la Unión Europea ha liberado con destino a España.

Es lo que yo pregunto en este modesto post. Sánchez, ¿dónde está lo prometido y anunciado mil veces? El presidente lleva ya cuarenta meses en el poder -casi omnímodo- y ya sabemos que suele tomar el número cambiado a los contribuyentes.

Estoy convencido de que los centenares de asesores que le rodean no le dirán lo que realmente opina una gran mayoría del pueblo llano. Sencillamente, esto: «Menos promesas, más dinero».
Simple, ¿eh?

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