La fusión de Orange y MásMóvil limitará el crecimiento de las torres de telecomunicaciones en España
El consejero delegado de Cellnex, Tobías Martínez, auguró hace unos días movimientos de consolidación en el mercado de operadores de torres de telecomunicaciones español por la fusión de Orange y MásMóvil, ya que se pasará de cuatro a tres operadores móviles relevantes, lo que «llevará a que alguien se equivoque en el Excel» porque se reducirá el negocio, apostilló.
Eso aboca a que no saldrán las cuentas de alguna de las cuatro torreras que operan en España: la propia Cellnex, American Tower, Vantage Towers (de Vodafone) y Totem (de Orange). Pero en este grupo hay que establecer diferencias claras. Mientras que Cellnex es líder en infraestructuras en Europa y American Tower es un gigante estadounidense del sector que ha acumulado una presencia importante en España tras comprar a Telefónica las torres de su filial Telxius por 7.700 millones de euros en enero del año pasado, tanto Vantage como Totem tienen una dimensión más pequeña y un hándicap: siguen siendo propiedad de un operador móvil, lo que les sitúa en un contexto complicado para ser operadores neutros, aquellos que con una única torre pueden prestar servicio a distintas compañías de telecomunicaciones, sacando rentabilidad a esa infraestructura.
Para comprender el negocio de las torreras hay que saber que su crecimiento viene por tener más operadores móviles en tus torres o por el despliegue de nuevas antenas con el 5G. De entrada, se producirá un desequilibrio en este mercado puesto que solo habrá tres grandes operadoras para cuatro torreras, así que el sector de infraestructuras de telecomunicaciones en España «difícilmente podrá crecer» y estará «limitado» si la Unión Europea no impone que haya un cuarto operador, como ha venido haciendo tradicionalmente en procesos de concentración empresarial como el actual, apuntan fuentes de esta industria. Por ejemplo, cuando en Italia se fusionaron las operadoras Wind y Tre, la UE consideró que tenía que haber un cuarto operador para beneficiar a los clientes de telefonía, y es cuando penetró en el país la francesa Iliad.
Pero si esto no sucede, incluso con el desarrollo del 5G no habrá pastel para todos. «Aun así van a ser cuatro para desplegar infraestructura para tres. Por eso, no habrá suficientes márgenes», explican.
En el devenir de este negocio será, por tanto, crucial la decisión de Bruselas en cuanto a los remedies o condiciones que contemple para dar el visto bueno a la transacción, que, efectivamente, podrían implicar la obligación de que las compañías que actualmente negocian la fusión tengan que vender activos de fibra a un tercero para garantizar la oferta de servicios a los consumidores, promoviendo así la competencia entre las telecos.
Sin embargo, de momento nadie quiere desprenderse de estas infraestructuras porque forman parte de grupos supranacionales. Orange ha sido muy vocal en que no quiere vender Totem, creada en febrero de 2021 para aglutinar sus torres en Francia y España, sus mercados clave. En total, esta empresa agrupa a más de 26.000 emplazamientos -unos 18.500 en Francia y casi 7.900 en España-, y no está incluida en el perímetro de la fusión con MásMóvil.
Con todo, la perspectiva del negocio se ha enturbiado precisamente con la integración que negocia la operadora francesa. «Si en España tienes el mercado copado con otras tres torreras y en Francia tu único cliente es Orange, ¿qué posibilidades de crecimiento tienes?», se preguntan las mismas fuentes. «La torre tienes que rentabilizarla con la incorporación de más operadores móviles. Si trabajas para un solo operador móvil, eso es imposible», agregan.
Ventas de torres
Otra opción sería la de poner a la venta esos activos, como hizo Telefónica con Telxius, aprovechando que Totem se encuentra en una sociedad diferente con unos múltiplos y valoración distintas a las que tenía estando dentro de Orange. Pero advierten: «Si a esto no le das crecimiento, te perderá ese valor». A finales de 2019, Orange España ya vendió 1.500 torres no estratégicas a Cellnex por 260 millones de euros.
Y algo similar puede suceder con Vantage Towers, la torrera de Vodafone, de la que cerca del 20% cotiza en Bolsa. En el sector se prevé que tarde o temprano acabará perdiendo el control. «¿Le puede interesar a Vodafone, que se ha quedado fuera del baile de fusiones en España, monetizar este tipo de activos para poder disponer de liquidez para invertir?, se plantean las fuentes consultadas por este diario, sobre todo ante el exigente desembolso por el despliegue del 5G y los costes extraordinarios que supone el crecimiento exponencial tráfico de datos de las plataformas digitales en las redes. Además, el factor del voraz apetito por estos activos que tienen fondos de infraestructuras como KKR también puede ser determinante para cerrar una operación suculenta.
En cualquier caso, todavía queda un año como mínimo para que se cierre la fusión de Orange y MásMóvil, pero es cierto que la decisión que tome la UE puede sentar un precedente a nivel europeo si no fuerza a que en el mercado español continúe habiendo un cuarto operador relevante, ya que esto podría desencadenar fusiones en esa misma línea para ganar masa crítica. Por ello, lo que pase en España no estará aislado de lo que ocurra en el continente. «Los movimientos de consolidación en el mundo de las torres no vendrán por España, sino por Europa», señalan las fuentes, que ven inexorable este proceso. «Es evidente que se va a acabar produciendo un proceso de consolidación en el sector en un periodo de tres a cinco años», pronostican.