Coyuntura económica

¡La España de la asfixia fiscal!

¡La España de la asfixia fiscal!
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.

“El punto de vista del gobierno sobre la economía se puede reducir a unas pocas frases cortas: Si se mueve, ponle impuestos; si se sigue moviendo regulalo; y si se para de mover, subsídialo”, Ronald Reagan.

Ama y haz lo que quieras, como decía San Agustín. Si algo he aprendido es que el pasado es hermoso porque nunca comprendemos una emoción en el momento. Se expande más tarde, y por ello no tenemos emociones completas sobre el presente, y sí sobre el pasado. La experiencia es un grado que debe siempre conducirnos a ser una nueva mejor versión de nosotros mismos y de nuestras libertades.

Este pasado fin de semana escuché con atención las advertencias que el líder del PP; Pablo Casado expuso sobre la posibilidad de que el actual gobierno nos termine de freír a impuestos. Soy una economista liberal absolutamente declarada, creo férreamente en llevar la participación del Estado a su mínima expresión, a poder ser bajo un nuevo orden social carente de todo atisbo de poder y que comúnmente sea organizado por la Ley (normas que rigen la conducta del ser humano).

Sin explayarme en teorías utópicas acerca del anarquismo del capital privado, debo entender la realidad de los hechos sin caer en el fanatismo ideológico, aún y teniendo una firme convicción sobre una futura España fuerte y liberal. Por ello no me cierro a alentar desde mi tribuna de opinión la nominación de Nadia Calviño para el Eurogrupo, España necesita más que nunca tener influencia en Europa para poder superar la crisis del coronavirus.

El pragmatismo de Calviño es esencial y tal vez sea de lo poco que merezca la pena del actual ejecutivo. Tener dicha influencia en Europa se antoja clave para que el fondo de reconstrucción vigente marque la cantidad de transferencias y deuda a nuestro favor, así como las reformas pactadas. Éstos, y no otros, son elementos clave para la próxima década que tal y como vivimos en la crisis de 2008, marcarán el devenir de toda una generación.

No podemos volver a equivocarnos, España debe ser cuidadosa, eficiente y a su vez extremadamente responsable con las ayudas que nos otorga Europa, ya que nuestro futuro como nación depende de ello. Al fin y al cabo todos nosotros, entre las ruinas, preparamos un renacer, aunque pocos lo saben esperando que algo extraordinario suceda.

Habida cuenta de la enorme responsabilidad que tiene el gobierno español de reconstruir nuestra economía, es de especial interés que Pedro Sánchez se abra a grandes consensos que diluyan al máximo el nefasto fanatismo ideológico de Podemos. Tengo la sensación de que España es el país más solidario del mundo y me encanta, pero es un momento en el que la solidaridad tiene que venir de la mano de la patronal. Necesitamos ser solidarios con el tejido productivo y evitar que la carga fiscal termine por asfixiarnos del todo.

Ya advirtió Marx que solamente hay una manera de matar al capitalismo; con impuestos, impuestos y más impuestos, parece que se lo han tomado muy en serio. El riesgo ideológico de Podemos es evidente, al fin y al cabo Pablo Iglesias es un emérito teórico del comunismo y no pestañeará ni un segundo en colarle un gol al socialismo del PSOE, los vientos que suenan desde Moncloa me llenan de un escepticismo preocupante.

La ministra Mª Jesús Montero empieza a tantearnos con aquello de que la carga fiscal en España es inferior en seis puntos de PIB a la media europea, algo que supone una recaudación de 72.000 millones de euros. Para que ustedes tengan magnitudes comparativas en 2019 se recaudó en IVA 71.000 MM de euros y en IRPF 86.000 millones más. Hace bien Casado de advertir sobre un nuevo hachazo fiscal, puesto que es obvio que igualar la carga fiscal de España con la media europea supone un ataque al corazón de nuestra economía, es decir bazuca directo a consumidores y PYMES.

La demagogia política de “normalizar” la carga fiscal no debe ser confundida con la realidad de los hechos. Mientras Europa rebaja dicha carga fiscal para apuntalar la recuperación mediante crecimiento, España apuesta por cuadrar el presupuesto mediante el esfuerzo fiscal. ¿Qué creen más conveniente? Incentivar y confiar en las virtudes de nuestro país, o apretar más el cinturón a un país ya de por sí tocado por la anterior crisis. Carga fiscal versus crecimiento es la decisión que debe tomar el gobierno español, y por ahora parece que apostarán por la carga fiscal cuando toda Europa coordinadamente apuesta por lo contrario.

España se ha roto silenciosamente, sin causar el estruendo que le pertenecía. No solo ya no es lo que era, sino que ya no es lo que iba a ser, ¡y nos duele! Hoy tenemos la oportunidad de reformarnos debidamente, de entender que un Estado bien organizado puede apostar por una carga fiscal que premie con servicios públicos de calidad a sus ciudadanos, una política socialdemócrata que por cierto impera en la vieja Europa. Y aunque ideológicamente no comulgo con ello, lo puedo comprender.

Pero pensar en equipararse en carga fiscal a la Europa del norte bajo un sistema social del sur, es un craso error y en parte otra gran farsa más del politiqueo. No es lo mismo gestionar responsablemente los recursos que utilizarlos para pagar intereses y subvencionar la vaguería. España necesita aligerar las administraciones, bajarnos los impuestos a los emprendedores, subvencionar el salario mínimo vital y facilitar la inversión de los empresarios mediante líneas de ICO e incentivos al consumo y la innovación. Fomentar los proyectos viables de inversión es la solución y no el problema, puesto que como decía irónicamente Reagan el punto de vista de este gobierno “socialista” se reduce a unas pocas frases cortas: si se mueve ponle impuestos; si se sigue moviendo regulalo; y si se para de mover, subsídialo.

Un Estado protector liderado por la meritocracia de tecnócratas capacitados debería entender que en sus decisiones no radica el éxito de la prosperidad, más bien en la comprensión de que su función básica es motivar a esta nación a levantar el país. Esta, y no otra es la única opción para no someternos al conticinio fiscal de un socialismo que se forja en la envidia; se administra desde la hipocresía, genera la pereza y destruye nuestra riqueza.

Gisela Turazzini,

CEO de Blackbird Bank

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