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Eroski rechaza las pretensiones de Bonpreu para hacerse con el control de Caprabo

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El comunicado de este jueves por la tarde de los supermercados Bonpreu anunciando que abandonan la negociación para comprar los supermercados Caprabo a Eroski se produce después de que la empresa catalana presidida por Joan Font llevara varios meses sin avanzar en el acuerdo de compraventa al no querer ceder en la negociación. Según informó OKDIARIO este miércoles, las diferencias de valoración de la cadena se estaban enquistando al considerar los catalanes que el crecimiento de facturación de Caprabo en 2020 se producía debido a una situación coyuntural, como era el confinamiento domiciliario que disparó las ventas de los supermercados.

Sin embargo, fuentes del mercado señalaban que en realidad lo que ha hecho Bonpreu con su comunicado, del que nadie había sido avisado, ha sido aprovechar la situación de parálisis en la negociación desvelada por este periódico para apuntarse un tanto a nivel comunicativo y tratar de quedar ante el sector como los que abandonan el acuerdo por su propia iniciativa.

De hecho, según fuentes financieras fue el propio Eroski quien había perdido el interés en la propuesta de Caprabo para dejarla de lado debido a que las condiciones no interesaban ni por valoración del activo ni porque la venta a Bonpreu supondría para los vascos deshacerse al completo de la marca de supermercados más antigua de España, que ha experimentado un 2020 excelente y que rondará de nuevo los 1.000 millones de euros de facturación tras haber perdido este hito hace algunos años.

Interés de fondos

En realidad, si bien es cierto que Bonpreu había pasado a la fase de hacer la ‘due diligence’, esto es la valoración completa de los activos de Caprabo (un grupo de supermercados con más de 300 tiendas principalmente en Cataluña de todos los formatos), la empresa no se había lanzado a hacer una oferta vinculante. El cuaderno de venta había sido distribuido por PWC entre distintos interesados el pasado verano.

Por eso, los mejor posicionados actualmente para adquirir una parte de Caprabo son un grupo de varios fondos que cumplirían con las condiciones establecidas por el equipo directivo de Eroski: entrar en el capital sin obtener un control mayoritario, inyectar liquidez para que Eroski pueda hacer frente a sus obligaciones de devolución de la deuda con sus acreedores, y compartir la gestión con la cooperativa vasca desde un punto de vista de colaboración. Nada de esto lo podía ofrecer Bonpreu, un grupo que ha argumentado «una disparidad de criterios sobre el planteamiento de la operación y sobre las expectativas económicas de las partes» y que en caso de comprar una parte del accionariado de Caprabo corría el riesgo de canibalizar sus propias tiendas, ya que prácticamente solo está concentrado en Cataluña.

Y lo más importante de todo: el presidente de Bonpreu Joan Font planteaba unas exigencias que no coincidían con las coordenadas del grupo vasco de Agustín Markaide.

El propio presidente de la cooperativa vasca lleva tiempo advirtiendo en declaraciones públicas y también lo hizo en la negociación privada con Font, de que el objetivo de Eroski no era ‘vender’ Caprabo al 100% sino solo una parte. Lo que buscaba la cooperativa de distribución con sede en Elorrio (Vizcaya) era buscar un socio que inyectara capital en Caprabo con el objetivo de hacer una potente inversión en sus centros, ya que la experiencia les ha demostrado que las reformas en sus tiendas, orientándolas más al producto fresco, disparan su facturación y sus beneficios.

En definitiva, apostar por el ‘modelo Vegalsa’, la ‘joint venture’ que tiene Eroski en Galicia junto con la familia González Prieto, y donde la gestión es compartida al 50% con buenos resultados en cuota de mercado y posicionamiento.

Fijo y variable

Los acuerdos están valorando incluir una cantidad fija en la venta más una cantidad variable, una fórmula que tendría sentido en el contexto de un mercado del retail alimentario que ha subido con fuerza este último año 2020. De esta manera, en caso de que hubiera una diferencia en la valoración, esta podría consignarse y satisfacerse o no más adelante en caso de que se cumplieran unos determinados objetivos de ventas.

En el sector se calculaba que el incremento en las ventas de Caprabo en 2020 acabaría con aproximadamente 150 millones de euros más de facturación. Esto supondría al final 50 millones de euros más a pagar para Bonpreu, ya que se suele calcular el 30% de la facturación anual de una empresa de retail alimentario como cálculo ‘grosso modo’ para su valoración. A Bonpreu esta subida de precio,a pesar de que contaba con el apoyo de un fondo de inversión que le ayudaría en la entrada en el capital, no le convencía por considerar que cuando la normalidad se recupere, el retail alimentario volverá a situaciones previas al año de la pandemia.

Sin embargo, los catalanes no habían comunicado su marcha atrás del proceso de compra, y de hecho han informado este jueves que abandonan la operación corporativa sin ni siquiera haber confirmado en ningún momento de forma oficial su interés por Caprabo, una operación que resulta curiosa.

De hecho, el propio Bonpreu ha crecido un 20% en ventas este año 2020, según sus datos, y ha facturado 1.620 millones de euros. Ahora asegura que tiene un plan de expansión territorial de más de 154 millones de euros que se destinan a nuevos establecimientos Bonpreu y Esclat, además de nuevos centros logísticos y para comprar por internet.

Este periódico se ha puesto en contacto con fuentes oficiales de Eroski y de Bonpreu, que no han respondido a los requerimientos de información.

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