La enfermedad por la que podrás cobrar la pensión por incapacidad permanente a partir de ahora

El Gobierno ha marcado un hito trascendental en el reconocimiento de enfermedades incapacitantes al aprobar, a finales del año  2023, la inclusión de la silicosis como una condición que otorga el derecho a percibir una pensión de incapacidad permanente. La silicosis, una enfermedad pulmonar derivada de la inhalación de polvo de sílice, afecta primordialmente a trabajadores expuestos, en particular a los mineros.

Prestación por incapacidad permanente

Las prestaciones por incapacidad permanente en España se orientan hacia los trabajadores que enfrentan una pérdida duradera de la capacidad para ejercer su profesión. Esta circunstancia puede derivar de un accidente laboral, una enfermedad o la conjunción de ambos factores.

La incapacidad permanente está clasificada en los siguientes cuatro grados:

• Incapacidad permanente parcial: En este caso, la persona afectada experimenta una disminución en su capacidad laboral, la cual no es inferior al 33%. Sin embargo, esta reducción no impide la ejecución de las tareas fundamentales de su ocupación habitual.
• Incapacidad permanente total: Quien solicita la incapacidad permanente total no puede llevar a cabo las funciones esenciales de su profesión habitual. A pesar de ello, conserva la posibilidad de desempeñarse en una actividad diferente.
• Incapacidad permanente absoluta: Esta categoría implica que la persona afectada queda incapacitada para el ejercicio de cualquier profesión u oficio. Se traduce en una limitación total y permanente que imposibilita la realización de cualquier tipo de trabajo.
• Gran invalidez: Representa la situación más grave, donde la persona afectada, además de estar incapacitada para cualquier profesión u oficio, requiere la asistencia de otra persona para llevar a cabo las actividades básicas de la vida diaria, tales como vestirse o alimentarse.

Qué es la silicosis

La silicosis surge como consecuencia de la exposición al sílice, un cristal común que se encuentra naturalmente en la mayoría de los lechos rocosos. La inhalación de este polvo se produce en diversas ocupaciones, como la minería, la explotación de canteras, la construcción de túneles y el trabajo con ciertos minerales metálicos. Incluso aquellos que desempeñan funciones relacionadas con vidrio y el chorreado de arena también se ven expuestos a este elemento, dado que el sílice constituye un componente esencial de la arena.

Las personas que trabajan en actividades con exposición al polvo de sílice, tales como la fabricación de abrasivos, la fabricación de vidrio, la minería, el trabajo en canteras, la construcción de carreteras y edificios, el chorreado de arena y el corte de piedra, corren el riesgo de desarrollar silicosis.

La silicosis se manifiesta en tres formas distintas:

• La silicosis crónica clásica, la más prevalente, suele aparecer después de 10 o 15 años de exposición al sílice. Los síntomas pueden variar, desde una enfermedad asintomática hasta disnea, dificultad respiratoria y tos. En casos más severos, puede provocar insuficiencia respiratoria e insuficiencia del lado derecho del corazón.
• Otra variante es la Fibrosis Pulmonar Intersticial o fibrosis difusa asociada a polvo inorgánico. Su síntoma principal es la disnea, y su presentación radiológica se asemeja a la fibrosis pulmonar idiopática. Los mineros expuestos a polvo mixto tienden a desarrollar este tipo de silicosis con mayor frecuencia.
• La tercera forma es la silicosis acelerada, similar a la silicosis crónica pero con una aparición más temprana, ocurriendo después de 5 o 10 años de exposición. Su evolución rápida la hace especialmente complicada, y en algunos casos, se asocia con otras patologías como la tuberculosis y enfermedades del colágeno.

La inclusión de la silicosis como una enfermedad incapacitante refleja el compromiso del Gobierno en abordar las consecuencias de la exposición laboral a sustancias nocivas, asegurando la protección y el bienestar de los trabajadores afectados. Este paso no solo establece un precedente esencial en materia de salud laboral, sino que también demuestra la voluntad del Gobierno de garantizar condiciones de trabajo seguras y la protección de los derechos de los trabajadores en el ámbito de la salud.

Enfermedades incapacidad permanente

Es importante señalar que la Seguridad Social no dispone de una lista específica que enumere las enfermedades que generalmente conducen a la concesión de una incapacidad permanente. Sin embargo, se cuenta con un catálogo que abarca las enfermedades que suelen ser más frecuentes en este contexto.

Es crucial entender que padecer una de estas enfermedades no garantiza automáticamente la concesión de una pensión por parte de la Seguridad Social. La determinación de si un trabajador se encuentra o no en condiciones de llevar a cabo su actividad laboral recae en los servicios médicos, quienes evaluarán la situación de cada individuo de manera personalizada. A continuación, se presentan algunas de las enfermedades que suelen ser más comúnmente evaluadas en este proceso:

• Alzheimer
• Aneurisma
• Artritis Reumatoide
• Artritis Psoriásica
• Artrosis
• Cáncer
• Cardiopatías
• Colitis ulcerosa
• Depresión
• Demencia
• Desprendimiento de la retina
• Enfermedades hepáticas
• Enfermedad de Crohn
• EPOC
• Esclerosis Múltiple
• Espondilitis anquilosante
• Espondilosis degenerativa
• Esquizofrenia
• Estenosis foraminal
• Fibromialgia
• Fibrilación auricular
• Glaucoma
• Hernia discal
• Hipertensión pulmonar
• Ictus
• Insuficiencia renal crónica
• Infarto agudo de miocardio
• Lesión medular
• Lumbalgia
• Lupus
• Migrañas
• Neuropatía
• Parkinson
• Pancreatitis
• Patologías de pies y manos
• Síndrome de Ménière
• Síndrome de Raynaud
• Síndrome de Sjögren
• Síndrome de Tourette
• Síndrome del túnel carpiano
• Síndrome subacromial
• Trasplante de riñón
• Trastorno bipolar
• Trastorno de ansiedad
• Trastorno de estrés postraumático