ASPIRA A SER EL LÍDER DEL EMPRESARIADO CATALÁN

El vicepresidente de la gran patronal catalana Ramón Adell colabora con el independentismo

Ramón Adell
Ramón Adell en la toma de posesión de Bartomeu como presidente del FC Barcelona. (Foto: EFE)

Le llaman «el economista capicúa» porque su nombre completo es Ramón Adell Ramón. Desde hace años juega a poner una vela a Dios y otra al diablo. Eso, en política y en Cataluña, significa que por un lado se aproxima a la patronal catalana Fomento del Trabajo y, por otro, colabora en la sombra con el independentismo a espaldas de sus dos principales jefes: el vicepresidente de la CEOE, Joaquín Gay de Montellà, e Isidro Fainé, presidente de la Fundación Bancaria La Caixa. Fomento del Trabajo se ha mostrado inequívocamente contraria al proceso independentista auspiciado por los dos últimos gobiernos de la Generalidad.

Ramón Adell está casado con una inspectora de Hacienda que desde la dirección de la oficina de KPMG en Barcelona ha confeccionado una parte de la arquitectura fiscal de la Agencia Tributaria Catalana, el organismo tributario que supliría a la Agencia Española de Administración Tributaria (AEAT) ante una eventual independencia. El matrimonio, según explican fuentes próximas a la pareja, ha colaborado en este proyecto, pero no es el único en el que han compartido información e influencia. La Generalitat no ha querido explicar nunca a los medios cuánto ha pagado a una consultora como KPMG por los citados trabajos.

Sin ir más lejos, Montserrat Trapé, socia de KPMG era una de las firmantes de un informe encargado por Acciona que pretendía demostrar que la privatización de las aguas catalanas de ATLL había sido correcta. La esposa de Ramón Adell no sólo cobró de la constructora de la familia Entrecanales sino que fichó a Lluís Recoder, ex alcalde de Sant Cugat y consejero de Territorio de la Generalitat, justo después de haberse producido su dimisión por la polémica privatización.

Las veleidades del matrimonio con el independentismo son poco conocidas en algunos círculos de la Ciudad Condal, pero el interés de Adell por convertirse en el nuevo líder del empresariado catalán en sustitución de Gay de Montellà han elevado su nivel de exposición pública. El economista, que no es empresario ni ha tenido nunca actividad empresarial conocida, ha actuado como una especie de secretario cualificado del todopoderoso jefe de La Caixa. Fainé le habría encargado en algunos momentos de su trayectoria profesional tareas profesionales relacionadas con la Asociación Española de Directivos o de CEDE.

Cuando el economista, con el apoyo de su cónyuge, han comenzado a mover las fichas para ascender en la patronal catalana han saltado algunas alarmas entre su círculo de relaciones. Incluso en la propia asociación de empresarios se ha conocido con asombro que Adell estaría pidiendo a Fainé que se hagan los cambios pertinentes en Fomento para que el cargo de presidente al que aspira sea remunerado cuando él acceda. En la actualidad, Adell es vicepresidente de la entidad y no percibe emolumento alguno por su actividad.

Otras relaciones del matrimonio con el independentismo han tenido lugar en el Barça, entidad en la que llegó incluso a ser presidente accidental en 2015 mientras se convocaban elecciones. Adell participó incluso en el fichaje de Arda Turán y, según fuentes próximas a la pareja, Trapé asesoró los aspectos fiscales sin contar con ningún cargo en la entidad.

Asimismo, Adell ha mantenido una estrecha colaboración con la periodista independentista Silvia Coppulo, que ha presentado el informativo vespertino de la radio pública Catalunya Ràdio. Coppulo fue autora de un editorial en el que incluso admitió que el día de la consulta del 9N había llorado y comparó la situación política de España con la de una dictadura. «Artur Mas, Joana Ortega e Irene Rigau, acompañados de 40.000 personas han vuelto a dar una lección de firmeza y dignidad», dijo cuando fueron imputados por la justicia y acudieron a declarar al Tribunal Superior de Justicia de Cataluña. También admitió que el 9-N ella y su equipo profesional de la radio pública «lloramos de emoción y de tensión contenida» y luego «personalmente fui a votar».

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