COYUNTURA

Cuerpo celebra los datos económicos mientras Bruselas baraja expedientar a España por déficit excesivo

Sánchez, impuestos, la deuda pública
Carlos Cuerpo, ministro de Economía.

Mientras el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, ha celebrado la revisión de las previsiones de la Comisión Europea elevando hasta el 2,1% el crecimiento del PIB este año -cuatro décimas más- y estimando que el déficit público puede reducirse al 3% a finales de este ejercicio, el Ejecutivo de Bruselas sigue estudiando la posibilidad de abrir un procedimiento al Gobierno de España por haber incurrido en un déficit excesivo en 2023, cuando el desequilibrio presupuestario alcanzó el 3,7%. Así lo ha aclarado el todavía comisario de Economía de la UE, Paolo Gentiloni, tradicionalmente benévolo con el desempeño presupuestario de los países más retrasados en la higiene fiscal, como son el caso de España y de Italia, su lugar de nacimiento.

A pesar de su destacada trayectoria de generosidad con los más incumplidores -en unos años presididos por la crisis del Covid y luego la guerra de Ucrania-, Gentiloni prevé un «caluroso verano fiscal» a partir del próximo 19 de junio con la presentación del paquete económico de primavera, fecha en la que Bruselas remitirá a las capitales su trayectoria fiscal de referencia, que servirá como guía para las sendas nacionales que presentarán los gobiernos el 20 de septiembre. En ese momento, sin embargo, el Ejecutivo comunitario estará en funciones, pues se celebran elecciones europeas el próximo 9 de junio, que unos meses después darán lugar a una nueva configuración del poder ejecutivo de la Unión.

Pero el reloj no se puede detener, y el hecho del restablecimiento de las reglas fiscales en la zona euro, tras varios años de estar suspendidas con motivos de la situación excepcional vivida, está endureciendo las posiciones de los responsables de la Comisión -y aún lo harán más en el futuro- camino de la ortodoxia económica y en contra de las legendarias veleidades de algunos países, especialmente los del sur, en favor de seguir aumentando el gasto público.

«No puedo prejuzgar ahora la conclusión de este informe -sobre los desequilibrios fiscales de cualquier estado miembro-, así que tendremos que esperar un mes», ha aseverado el político italiano en relación a la aplicación de las nuevas reglas fiscales de la UE, que volverán a limitar el déficit y la deuda pública de los gobiernos de los 27 tras cuatro años congeladas por la pandemia. Al respecto, Gentiloni ha incidido en que cuando se reanuda un proceso como éste, se necesita «mucha flexibilidad y confianza» y ha confesado que se alegra de ver que «la mayoría de estados de la unión está trabajando sobre la base de esta perspectiva».

A pesar de estas advertencias, el ministro Cuerpo -al parecer ajeno a las mismas- se ha felicitado porque España «liderará el crecimiento económico de la zona euro hasta 2025», aunque esta trayectoria se explique en buena parte por el intenso consumo público y la aceleración de la actividad promovida por las distintas administraciones -sobre todo la central- a costa del dinamismo del sector privado y de la fragilidad de la inversión.  

«En un contexto de incertidumbre internacional y revisión a la baja de las previsiones del PIB de algunos de nuestros principales socios comerciales, el crecimiento de la economía española será casi tres veces superior al de la media de la zona euro», ha destacado el Ministerio de Economía. En su opinión, también son una gran noticia los pronósticos sobre la deuda para 2024 y 2025, que situará en el 105,5% este año y seguirá bajando hasta el 104,8% el próximo, en línea con las estimaciones del Gobierno, aunque muy por encima de lo que prevé la mayoría de los servicios de estudios de las principales instituciones económicas del país.

El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos.

Para el Departamento que encabeza Carlos Cuerpo, estos datos confirman la «eficacia» de la política económica del Gobierno, que está permitiendo conjugar uno de los mayores crecimientos de Europa con una reducción sostenida de la inflación, y la mejora del poder adquisitivo de las familias y de la competitividad de las empresas. «Estas previsiones certifican también el compromiso del Gobierno con una política fiscal responsable compatible con el mantenimiento de medidas para ayudar a los colectivos más vulnerables», asegura Cuerpo.

Por desgracia, tales afirmaciones están muy lejos de la realidad. El último informe anual del Banco de España sobre la situación del país, publicado hace apenas unos días, incide en las graves debilidades de la economía. Entre estas destaca una productividad hundida -que no logra remontar-, la fragilidad de la inversión, así como el aumento incesante de los costes laborales -como consecuencia de la agresiva presión fiscal decidida por el Gobierno-. La conclusión a la que llega el banco emisor que preside Pablo Hernández de Cos -a punto de finalizar el mandato- es que la conjunción de toda esta clase de políticas dañan ostensiblemente la competitividad de la economía española, que es justo el mensaje opuesto al lanzado por el ministro Cuerpo.

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