Un alto cargo de UGT se llevó 432.000 euros como consejero de Caja Murcia
El vicesecretario general y de Administración de UGT Murcia, Sebastián Vázquez Moreno, cobró un sueldo anual como consejero de Caja Murcia de 432.000 euros antes de que la entidad dejara de ser una caja de ahorros tras integrarse en Banco Mare Nostrum.
Tras saber que había ingresado dicha cantidad no fue apartado del sindicato. Al contrario, en la actualidad sigue desempeñando su cargo en el sindicato que dirige Cándido Méndez.
Un selecto grupo de 60 sindicalistas se colocaron en los consejos de administración de las cajas de ahorros antes de la reforma que convirtió a estas entidades en bancos. El último año antes de la reforma, 2011, ingresaron en conjunto tres millones de euros. Un dinero pagado por unas entidades que en su inmensa mayoría tuvieron que ser rescatadas con un préstamo europeo que los ciudadanos están devolviendo con sus impuestos. El reparto, eso sí, fue muy desigual.
El otro sindicalista colocado en el consejo de Caja Murcia era Florestán Botía Martínez, de la Confederación de Sindicatos Independientes de Cajas y Afines (CSICA). El representante de la CSICA cobró 332.000 euros.
Dos miembros de Comisiones Obreras cobraron entre ambos casi la cuarta parte del dinero que ganaron los sindicalistas metidos a consejeros. Se trata de Francisco Baquero Noriega y Pedro Bedía Pérez, con una retribución de 366.000 euros cada uno. Su obligación en la que posteriormente se convertiría en la mayor entidad nacionalizada por el Gobierno de Rajoy consistía en ir al consejo y firmar una vez al mes.
La relación entre entidades financieras y sindicalismo es algo propio del hogar familiar de Baquero. Su mujer, María Jesús Paredes, había sido la máxima responsable de Banca en el sindicato CCOO.
Baquero y Paredes son los responsables actualmente de una empresa llamada Lausira SL. Él figura como apoderado desde diciembre de 2013 y ella como administradora única desde el mismo mes de 2014. Dicha compañía tiene dos objetos sociales oficiales.
El primero de ellos es “la administración, tenencia, adquisición, arrendamiento -activa o pasivamente-, explotación, venta y gravamen de fincas urbanas o rústicas y, en general de inmuebles de todas clases”. El segundo, no relacionado con el anterior es el “estudio de mercado y realización de encuestas de opinión pública”.
Baquero, como su compañero Bedía, fue además uno de los beneficiarios de las tarjetas black. El primero de ellos gastó, entre 2006 y 2011, con una de ellas un total de 266.400 euros, de los que 106.600 euros correspondían a restaurantes. Bedía, por su parte tiró de tarjeta entre 2003 y 2016. En esos años, usó el plástico para cargar a la entidad de la que era consejero gastos por un total de 78.151.
José Ricardo Martínez: Sindicalista y con tarjeta black
El que fuera secretario general de UGT en Madrid, José Ricardo Martínez Castro, cobró como consejero de Caja Madrid la cifra de 181.000 euros. De ser cierto lo que él dijo, su generosidad hacia su sindicato fue absoluta. En su defensa, Martínez Castro argumentó que entregó todo ese dinero a la Unión General de Trabajadores. Cuando ya no pudo utilizar ese argumento fue al hacerse público lo que había gastado con la tarjeta black: 44.200 euros.
Martínez Castro también se hizo muy conocido por algunas de sus declaraciones. En una ocasión llamó “bruja” a Esperanza Aguirre. En otra, cuando el era consejero de Caja Madrid, dijo que el gobernador del Banco de España tenía que “irse a su puta casa” en un mitin multitudinario rodeado de sus huestes.
El resto de cajas fusionadas e Bankia también tenían sus sindicalistas metidos a consejeros. En Bancaja, por ejemplo, estaba el miembro del Sindicato Independiente de Trabajadores (SATE) José Romero Herrero, que cobró 52.400 euros, y Ernesto Pascual Escandalle, de UGT. Este último ganó como consejero 52.300.
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