Alerta en el BCE por la evolución de los salarios: suben un 5% en la UE y complican la lucha contra la inflación
El Banco Central Europeo está seriamente preocupado por la evolución de los salarios, que están creciendo una media del 5% en la zona euro, una tendencia que pone en riesgo la lucha contra la inflación, que no está ni mucho menos controlada. Según las previsiones del banco emisor, esta se situará a mitad de año -en junio- en torno al 6%, pero este nivel sigue siendo muy superior al objetivo fundacional del 2% que la institución está determinado a perseguir para cumplir con el Tratado de la Unión.
Aunque el banco central reconoce que la inflación lleva tres meses desacelerándose desde el máximo del 10,8% alcanzado el año pasado, continúa siendo muy elevada y afronta dos riesgos evidentes: por una parte, el aumento de la demanda de China -como consecuencia del fin de las restricciones de la pandemia-, y de otro lado el crecimiento de los salarios, que habría que impedir a toda costa, de acuerdo con los medios consultados por OKDIARIO.
Los mensajes del banco emisor chocan dramáticamente con la posición que mantiene el Gobierno de España. Las vicepresidentas Nadia Calviño y Yolanda Díaz llevan más de un mes lanzando mensajes a la patronal de empresarios CEOE para que las compañías se avengan a elevar la retribución de los trabajadores con el fin de que no pierdan poder adquisitivo; adicionalmente, el salario mínimo legal va a aumentar en 2023 un 8% por orden del presidente Sánchez, rompiendo cualquier clase de entendimiento con la organización que agrupa a las principales compañías y a las pymes en línea con la cruzada que ha emprendido contra los empresarios ya en plena carrera electoral -comicios municipales y autonómicos en mayo y elecciones generales a finales del ejercicio-.
El jueves pasado, y en un encuentro organizado por el Instituto Karol Wojtila en Madrid, el vicepresidente del BCE, Luis de Guindos, insistió en que «todavía deberíamos estar preocupados por la inflación», ya que la reapertura de la economía en China está provocando una mayor demanda de energía, metales y materias primas, lo que puede generar más presiones de precios al tiempo que los salarios también están aumentando en Europa. Asimismo insistió en que «debe evitarse una espiral de salarios y precios», advirtiendo de que las partes implicadas en las negociaciones de los convenios colectivos en curso pueden estar recordando la alta inflación del año pasado cuando se espera que esta disminuya en el transcurso del presente ejercicio.
«Los sindicatos pueden inclinarse a pedir aumentos salariales excesivos. Tenemos que tener cuidado», añadió, recordando que una espiral de precios y salarios podría forzar al BCE a subir los tipos más de lo que sería necesario. «En una espiral de salarios y precios nadie gana», dijo. En el mismo sentido, y en referencia velada a Gobiernos como el español, inmersos en una estrategia de expansión de gasto público, Guindos recordó que la política fiscal debe cooperar con la monetaria en la lucha contra la inflación porque, de lo contrario, será más difícil vencer la tendencia al alza de los precios y, consecuentemente, las subidas de tipos de interés serán más acusadas y por tanto más dolorosas.
«No es el momento de cometer errores. Eso beneficiará a todos», aseguró poniendo como ejemplo lo sucedido en el Reino Unido durante el efímero mandato de Liz Truss como primera ministra británica al decidir al mismo tiempo un recorte de los impuestos junto a un aumento del gasto público, lo que forzó la rápida intervención del Banco de Inglaterra para evitar las pérdidas aceleradas de los tenedores de deuda pública y frenar la caída de la Bolsa.
A pesar de todo, el vicepresidente del BCE se mostró relativamente optimista con la marcha de los acontecimientos, porque se ha evitado entrar en lo que se conoce como recesión técnica -dos trimestres consecutivos de caída del PIB-. De hecho, entre octubre y diciembre del año pasado la actividad creció un magro 0,2%, pero creció, y el BCE estima, de acuerdo con los datos y las estimaciones en poder de la Comisión Europea, que el crecimiento también será positivo durante el primer trimestre de este año.
Hasta ahora, las empresas españolas han conseguido evitar la espiral precios-salarios -principal motivo de preocupación del BCE-, pero las presiones en sentido contrario son cada vez intensas por parte de las centrales sindicales, alentadas por el propio Gobierno. De hecho, algunas empresas de gran importancia han sucumbido a ellas. Inditex ha acordado una subida del 20% como media para todos los empleados, que llega al 40% en el caso de los salarios más bajos. Otro ejemplo emblemático ha sido el de Banco Santander, que ha decidido finalmente subir el 4,5% el sueldo a todos los empleados del grupo en España, unos 30.000 trabajadores, tal y como reclamaban los sindicatos, lo que supone rectificar frente a su posición inicial, en la que no toda la plantilla se beneficiaba de esta medida.
El grupo anunció esta decisión el mismo día en el que hizo público que obtuvo un beneficio atribuido récord de 9.605 millones de euros en 2022, un 18% más que el año anterior. La conclusión, y el correspondiente peligro, es que los buenos resultados de algunas compañías el año pasado, y sobre todo de los bancos -favorecidos por el aumento de los tipos de interés- van a reforzar la presión sindical en pos de mayores aumentos salariales, justo lo que quiere evitar a toda costa el banco central con sede en Fráncfort.