Pensiones

La subida del recibo de la luz supera más de seis veces la revalorización de la pensión

Productos básicos como las frutas frescas han subido 11 veces más que la nómina de los pensionistas

El precio por morirse cuesta casi lo mismo que la subida de la pensión

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Pensionistas (Foto. Istock)

Comprar frutas frescas cuesta a los pensionistas 11 veces (17,3% de subida anual) más de lo que se ha revalorizado su nómina en 2018, y a 9 veces (14,7% de alza) de esa subida de las pensiones se encuentra el precio de las patatas, según los datos del INE del IPC por subclases.

Mientras, otros productos básico como la mantequilla crecen a siete veces (11,1% más); a cuatro veces (6% más) los huevos; y al doble carnes como la de conejo, marisco o la margarina. Por encima de ese 1,6% de revalorización se encuentran también el arroz (2,2%); productos con cereales (2,8%); Sal (1,7%); legumbres y hortalizas conservadas (1,8%); preparados de carne (1,9%); carne de vacuno (1,8%); pescado ahumado o marisco conservado (1,7%). Mientras, en el otro extremo, el pescado fresco, poco asumible para los pensionistas por su elevado precio, baja un 2,2% su coste. Lo mismo sucede con el aceite de oliva (-8,5%); o los alimentos para bebé (-1,2%); o las pizzas (-1,4%).

En el grupo de las bebidas, el agua mineral sube un 3,1% y los zumos de frutas al 3,2%, es decir, sus precios crecen al doble de la revisión acordada por el Pacto de Toledo. Por su parte, el precio del vino repunta casi un 10% mientras que los cigarrillos, en desuso a esas edades, sólo sube un 1,2% y los puros un 0,9%.

Estos ejemplos prácticos ponen de manifiesto cómo la subida de las pensiones acordada por los partidos políticos no va a garantizar que los votantes jubilados mantengan su poder adquisitivo.

Mantener el hogar se dispara 

En el capítulo relacionado con los gastos asociados a la vivienda, el más importante, destaca el recibo de la luz. Pagar la electricidad cuesta más de seis veces (10,8%) por encima de esa revalorización.

A más del doble crece el precio del gas (4,1%) y a 15 veces más (24,4%) suben los combustibles líquidos por si algún jubilado tiene coche o gasóleo de calefacción. También por encima de ese aumento de la pensión se encuentran los servicios de los carpinteros (2,2%) y de reparación o conservación de la vivienda (1,9%). En tasa negativa se encuentra el precio de butano (-6,3%).  Sin embargo, en septiembre subió un 5% y se espera un enorme repunte hasta fin de año.

En el grupo de menaje del hogar, la reparación de aparatos eléctricos replican ese 1,6% de subida mientras que bajan los precios de los productos (planchas, calentadores, lavadoras, frigoríficos) de que ya disponen los hogares o que apenas se reponen, también la ropa de cama o tapicerías. Se
sitúan por debajo del IPC porque sus precios son más competitivos ante el boom de instalaciones comerciales y en muchos casos son productos importados.

En el de medicina, los servicios paramédicos crecen a ese 1,6% de alza salarial y son moderadamente bajos o incluso negativos los precios de productos poco utilizados por este colectivo como las pruebas de embarazo y anticonceptivos.

En el grupo relacionado con los transportes, utilizar el gasóleo en cualquier de sus modalidades cuesta un 14,2% más y un 11,6% más la gasolina, para quien, por ejemplo, disponga de coche y esté en edad de conducir. Por su parte, el uso del metro sube un 1,8% mientras que comprar un coche cuesta un 1,6% más. Mientras, baja el precio de servicios poco empleados habitualmente como los vuelos nacionales un 11,3% o un 3% los vuelos internacionales.

Tampoco usa este colectivo el servicio de autoescuelas, cuyo IPC se sitúa en el 0,9%. En cuanto a las comunicaciones, el precio de la telefonía fija sube un 9% (casi seis veces la revalorización de la pensión) mientras que el de la telefonía móvil, poco frecuente entre los mayores, baja un 19,3% por el aumento de la competencia. También registran tasas de crecimiento negativo anual productos que no usan los pensionistas como las cámaras (-5,5%), los ordenadores personales (-7,7%) o los accesorios para
equipos de procesamiento de información (-11,1%).

En el grupo de ocio y cultura, suscribirse a un canal de televisión cuesta un 2,4% más y un 1,9% los libros y algo similar comprar un periódico. Sin embargo, viajar, para el que pueda, registra una tasa de decrecimiento del 11,5% si se trata de paquetes turísticos nacionales.

El ocio también más caro

En cuanto a la restauración y los hoteles, prácticamente todos los servicios superan con creces la subida de la pensión del 1,6%. Mientras, en el capítulo de otros bienes y servicios, caen los precios de los artículos poco usados, como los relacionados con el cuidado personal (-2,5%) o los de la
belleza (-0,4%). Así mismo, suben muy por encima de esa revalorización de la pensión las primas de seguros de la vivienda (3,5%) o la salud (5,1%). Lo mismo sucede con las residencias para mayores cuyo precio crece un 2,1% o los servicios para el cuidado de personas en su domicilio (1,7%). Y, por
si fuera poco, las tasas administrativas de los organismos públicos repuntan al 12,2%, es decir, suben ocho veces más que la actualización de la pensión.

Además, el precio por morirse cuesta casi lo mismo que la subida de la pensión ya que los servicios funerarios cobran un 1,5% más en
tasa anual.

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