El fondo buitre Springwater aún debe a los empleados de Unipapel ocho nóminas y dos pagas extras

Unipapel
Fábrica de Unipapel en La Rioja
María Villardón

La nulidad del ERTE de Unipapel que la semana pasada fallaba la Audiencia Nacional (AN) deja a los 300 empleados en tierra de nadie, en una situación complicada. “Ahora mismo los activos de la papelera son nulos, lo único que hay son deudas. ¿Cómo va a pagar a los empleados?”, comenta a OKDIARIO el abogado laboralista de CCOO que está llevando el caso. El fondo Springwater compró las unidades de producción a Adveo (antigua Unipapel) en marzo de 2014 por 16 millones de euros, solo un mes después dejaba de pagar la Seguridad Social y desde abril de este año los salarios a sus trabajadores.

14 de marzo de 2016, Gran Vía. En las oficinas de Springwater se celebró una reunión entre los comités de empresa de toda España de Unipapel y los representantes del fondo. Javier Pérez, presidente del comité de empresa de la papelera relata que se les citó y se les comunicó que no debían preocuparse, “confiad, nosotros vamos a cumplir, no vamos a dejar caer la empresa”. En este encuentro estaba presente Martin Gruschka (líder del fondo), “pero él hablo muy poquito”, apunta Pérez, “también estaban Ángel Pendás, responsable de asuntos legales e Ignacio Casanova, director de inversiones y, por otra parte, Juan Antonio Meroño Valenciano que era el CEO de Unipapel”.

Hace ocho meses de esta reunión, solo un mes más tarde de ese encuentro apaciguador Pérez confirma que “prácticamente en abril ya no cobramos, se dejó pendiente la paga de beneficios. Y se acabó”. El 26 de mayo Unipapel solicitaba el concurso voluntario de acreedores ante “la imposibilidad de atender sus gastos corrientes”.

Esta sentencia de nulidad del ERTE es una buena noticia a medias, desde CCOO explican que ellos iban más allá. “Se anula pero no hay responsabilidad solidaria por fraude de todo el grupo de empresas demandadas, la victoria es pírrica porque nadie va a pagar eso”, comenta el abogado laboralista de Unipapel. Ahora les deben “ocho nóminas y las indemnizaciones, si no hay de donde sacar al final lo va a pagar Fogasa, que somos todos”, asevera el abogado.

Las opciones de los empleados de Unipapel están sobre la mesa del juez del concurso que está pidiendo a los acreedores que se apunten a una lista, debe hacer un listado de los activos y los pasivos de la empresa para ver las posibilidades. “O ver si hay algún comprador”, explican fuentes sindicales. Una posibilidad que se descarta, al igual que un acuerdo con los acreedores, porque el mayor acreedor es Adveo (vendedor) y “éstos ya no quisieron llegar a un acuerdo”, relatan. Es más, la multinacional (la antigua Unipapel) cotiza en Bolsa y ya ha provisionado en sus cuentas comunicadas a la CNMV unas pérdidas de 16 millones de euros.

“Desde Springwater echan la culpa a Adveo”, explica el letrado, “porque en el acuerdo de venta firmaron un acuerdo de suministro por el cual la multinacional compraba más del 50% de la producción. Y Adveo decía que cumplían mal”. El sindicato explica a OKDIARIO que “desde el principio ha habido un problema de liquidez. Desde CCOO entienden que la venta de Unipapel fue “simulada” (lo que en la sentencia de la AN llaman empresa aparente) porque “al final lo que pretendían es liquidar las fábricas echando el coste al erario público”. Una apreciación tenida en cuenta en el voto particular de la magistrada Emilia Ruíz-Jarabo en la sentencia de que anula el ERTE.

“Nos encontramos ante un claro supuesto de operaciones de ingeniería financiera y societaria encaminadas a eludir responsabilidades laborales”, reza el mismo texto de Ruíz-Jarabo. La empresa que compra Unipapel tiene un capital social de 3.000 euros, “es una operación muy extraña, ¿cómo iba a comprar una sociedad con ese capital unas empresas que facturan casi 50 millones de euros anuales? No tiene pies, ni cabeza, el objetivo era echar a 300 personas a la calle”, afirma el letrado sindical.

Adveo se dedica a la distribución comercial pero, además, tenía las unidades industriales (Logroño, Madrid y San Sebastián) que fue las que vendió al fondo suizo. Buscaron compradores y “según ellos la mejor oferta era la de Springwater por 16 millones de euros que no queda claro si los han cobrado o no”, explica el abogado del caso. Y aquí, prosigue relatando, viene un apunte extraño: les compran las fábricas, pero inmediatamente después “les dan un crédito de 10 millones para financiar la compra. Más tarde no pueden afrontar el pago”. Es más, en diciembre de 2014 y 2015 Adveo les firma unos contratos alargando la amortización de esta deuda.

“De momento los empleados siguen cobrando el desempleo, el problema de la readmisión es que aunque les readmitan no van a cobrar, se quedarían aun peor”, explica el abogado laboralista de CCOO.

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