Minuto 92. Un Barça en caos y un penalti que ni el árbitro ni el VAR quisieron señalar. Habría sido un castigo demasiado severo para un Barcelona que escasos tres minutos antes rozaba la Supercopa de España con la punta de los dedos, pero al fin y al cabo, justo teniendo en cuenta el agarrón, claro y deliberado, de Jordi Alba a Villalibre dentro del área culé. Gil Manzano y sus asistentes no señalaron nada y el partido continuó rumbo a la prórroga.
Una falta lateral, casi a la altura del córner, puso en jaque a la defensa del Barcelona con un lanzamiento tenso y medido de Muniain, al centro del área pequeña. El balón fue despejado por la defensa del Barça, pero la infracción ya se había cometido. Jordi Alba, viendo la superioridad física y posicional de Villalibre, agarró al delantero del Athletic para que no pudiera pelear por el balón, o al menos llegara a este en condiciones ínfimas.