REAL MADRID 4-1 JUVENTUS: FINAL DE CHAMPIONS

Cristiano vale por doce

Cristiano Ronaldo
El Real Madrid celebra el segundo gol de Cristiano Ronaldo. (Getty)
Miguel Serrano
  • Miguel Serrano
  • Me confundieron con un joven prodigio pero acabé de periodista. Escribo cosas de deportes y del Real Madrid en OKDIARIO, igual que antes las escribía en Marca. También a veces hablo por la radio y casi siempre sin decir palabrotas. Soy bastante tocapelotas. Perdonen las molestias.

El Real Madrid sigue agrandando su leyenda. Destrozó a la Juve en un segundo tiempo arrollador, memorable y delicioso, que le valió levantar su Duodécima Copa de Europa, La Doce que la llaman. Fue una final con tintes épicos y un fútbol de gran altura, especialmente tras el intermedio cuando los blancos tomaron el mando del juego y martilleraron el área de Buffon. Cristiano Ronaldo adelantó al Madrid en la primera mitad, pero Mandzukic igualó rápido.

Tras el descanso el vendaval blanco se sustentó en los goles de Casemiro primero, Cristiano después y Marco Asensio al final. La Juve tiró de orgullo, pero estaba herida de muerte. El Real Madrid acabó levantando una Duodécima que aumenta su idilio con la Champions y le convierte, casi como cada año, en el mejor equipo de Europa y en el dominador de una generación de fútbol, por muchas motos que nos quieran vender.

El día había llegado. La cita del Real Madrid con la historia, otra más, estaba a punto de empezar. El idilio entre los blancos y la Champions es un cuento de hadas que no tiene final. Zidane había elegido a sus once guerreros para la conquista del castillo futbolístico de Cardiff ante una Juventus sedienta de vendetta de aquella final del 98.

Jugaba Isco, esperaba su turno Bale. No era una sorpresa. El genio malagueño se ha convertido en un jugador tan determinante que sentarle en la final de la Champions habría sido como si Luke Skywalker se enfrentara a Darth Vader sin su espada láser. Jugaba Isco, digo, y jugaba Carvajal. El lateral volvía justo a tiempo para la última batalla. El resto, se lo saben. Venga, de carrerilla: Keylor Navas; Carvajal, Varane, Ramos, Marcelo; Casemiro, Kroos, Modric, Isco; Benzema y Cristiano Ronaldo.

Sí, Cristiano Ronaldo, que llegaba a Cardiff mejor que nunca. Cristiano Ronaldo, como estandarte, como caballero dispuesto a dejarse el alma para matar al dragón y rescatar a la dama de la Champions, la Duodécima Copa de Europa.

En la Juve tampoco había sorpresas. Jugaba el once esperado, plagado de viejos rockeros y de viejos conocidos también. Buffon bajo los palos; Barzagli, Bonucci, Chiellini, Alex Sandro en defensa; Pjanic y Khedira en el centro del campo, con Alves, Dybala y Mandzukic… y en punta Higuaín. Sí, Higuaín, el mismo Higuaín que quitó varias (opciones de) Champions al Real Madrid y que llegaba a Cardiff dispuesto a sacudirse su gafe en las finales y a saldar cuentas pendientes con su ex equipo.

Silbó Brych y empezó la final. Salió furiosa la Juve, presionando arriba y rascando cuando hacía falta –Khedira hizo la primera–, pero el Real Madrid intentaba sin mucho éxito domar la pelota en los pies de Kroos y Modric. Un cabezazo inofensivo de Higuaín a centro de Mandzukic fue el primer aviso turinés. Era el minuto tres y El Pipita repitió ocasión con un disparo duro y centrado que repelió como pudo Keylor Navas.

Aprieta la Juve

Sufría el Real Madrid. Poco le duraba la pelota, como el cargo a un Fiscal Anticorrupción en España. Manejaba el juego la Juve con un omnipresente Dybala, que maradoneaba a sus anchas en la mediapunta. Una volea envenenada de Pjanic en el 6 la despejó Keylor con la mano fuerte. La jugada posterior estaba anulada por fuera de juego. El arranque de la final había pillado demasiado fríos a los de Zidane, que se veían incapaces de dar tres toques seguidos.

Chiellini dejó su huella en el gemelo de Cristiano. Y Dybala el detalle de la final con un taconazo que hizo levitar a la mitad juventina del estadio. Y sólo estábamos en el minuto 10. La Juve tocaba y pegaba, luego estaba igual de cómoda con la pelota que sin ella. Una carga de Chiellini a Cristiano en el área la dejó pasar Brych. Era una de esas cargas que sólo se pitan en el área del Barça. En la que ataca, se entiende.

Dybala vio la amarilla en el minuto 11 por una coz a Kroos. Ya tocaba. El Madrid empezó a ser ancho –Marcelo y Carvajal casi de extremos– y se tranquilizó con el balón. El primer chaparrón había amainado. La final se dio la vuelta y los blancos –morados en Cardiff– empezaron a encerrar a la Juve en su propio campo. Respiraba Zidane.

Brych advirtió a Casemiro por una falta normal ante las protestas de todos los bianconeros y los del Mundo Deportivo. Mandzukic también quería lío y se encaró con Sergio Ramos. Obviamente, el capitán del Real Madrid no se arrugó.

Cristiano… y Mandzukic

Y en el 19 llegó el gol, perdón, el golazo del Real Madrid. Fue así. Kroos dividió entre líneas y vio a Benzema, que hizo una de sus genialidades asistiendo a Cristiano al que vio con el rabillo del ojo. Ronaldo abrió a Cavajal, que venía sólo y le devolvió una asistencia medida después de levantar la cabeza. Cristiano estaba en su hábitat y no perdonó a un toque. Hizo el 1-0 que ponía al Real Madrid un pasito más cerca de La Doce, aunque aún quedaba mucha final que cortar.

Una contra majestuosa de Modric la desperdició Isco en la frontal, porque la pelota se le enredó entre las piernas como los cables del cargador del móvil. Y ya saben, en el fútbol el que perdona, lo paga. Y lo pagó el Real Madrid después de un pelotazo al área que prolongó Higuaín y que Mandzukic convirtió en el gol de su vida con una chilena propia del mismísimo Hugo Sánchez. Keylor voló, pero la pelota hizo una parábola y le superó por encima.

Intentó emularle Cristiano. Nunca lo hiciera. Brych amonestó a Ramos por una falta sobre Alves, que dio diez vueltas de campana como en sus tiempos del Barça. La amarilla era exagerada. Muy exagerada. En el 32 Cristiano tuvo el 2-1 en su cabeza, pero su testarazo picado tras la asistencia medida de Isco se fue demasiado desviado. CR7 no se lo podía creer.

El gol espoleó a la Juve y desquició al Real Madrid, que volvió a salirse de la final. Mala idea ante un equipo italiano en el que Dybala y Pjanic estaban mandando sobre el césped de Cardiff. Sufría otra vez el madridismo. Lo que toca en una final. En el 41 Brych amonestó a un hiperventilado Carvajal por una falta más que dudosa sobre Mandzukic. Luego, eso sí, se la perdonó a Alves por otra infracción más dura a Marcelo.

Domina el Madrid

Murió el primer tiempo con el Madrid repuesto del golpe del 1-1 y asediando el área de Buffon. Se libraron los juventinos y la final se fue igualada al intermedio. Apretaron los de Zidane de salida en la reanudación y primero Cristiano y luego Isco se asomaron al área de Buffon en dos carrerones. El segundo lo evitó in extremis Bonucci –que es buenísimo–, pero el calentón le hizo salir del campo tocado. Como es duro como un tanque, volvió.

Brych también amonestó a Kroos por pisotón sobre Pjanic. El maestro de Aytekin estaba empezando a pitar con un doble rasero bastante perjudicial para el Real Madrid. Brych siguió su recital al dejar sin sación una falta sobre Isco que era de amarilla porque cortaba una contra. Asediaba el Madrid y hasta Buffon tenía que tirarse al suelo.

Modric, Marcelo, Isco y Kroos se erigieron en amos del partido. la Juve lo fiaba todo a una contra y a rezar porque el Real Madrid no hiciera un gol. Lo rondó Cristiano a centro de Marcelo en el 58. Y luego Isco con un tirazo que se fue desviado. El asedio de los de Zidane era absoluto, pero una pérdida de balón podía ser letal.

Casemiro y vendaval

Pero el dios del fútbol premió al Real Madrid y a un jugador del que mucha gente se reía: Carlos Henrique Casemiro. El brasileño recogió un balón rechazado a 25 metros de la portería y le pegó con el pie y con el alma. Su disparo, que iba durísimo, tocó en el pie de Khedira. Buffon, quizá en los 90 habría sacado esa pelota, pero ahora su estirada fue lenta y tardía. El Madrid lograba el gol que llevaba 15 minutos mereciendo.

El equipo de Zidane se puso en modo vendaval y destrozó a fútbol a la Juve. El tercero llegó cuatro minutos después con una asistencia perfecta de Modric por la derecha que culminó Cristiano Ronaldo en su nueva posición de delantero centro adelantándose a Bonucci. El Millenium Stadium gritaba ¡así, así, así gana el Madrid!

Rozaba La Duodécima el Real Madrid con un fútbol indomable y desatado. La Juventus trataba de tirar de orgullo, pero estaba tocada. Allegri quitó a Pjanic para meter a Marchisio. Ya había hecho lo mismo con Cuadrado por Barzagli. Buscaba un gol rápido que volviera a meter a su equipo en la final. Mientras, Zidane esperaba su momento.

Rondó el cuarto Cristiano en el 72 después de un jugadón de marcelo que debió culminar con disparo, pero que prefirió ponerla al área. También la tuvo Benzema en el 75. El Real Madrid rondaba la sentencia, pero un gol de la Juve podía devolver el susto a la final. Y ya se sabe que despu´s del susto viene la muerte. Ahora era Isco el que maradoneaba con la pelota haciendo cosas de dibujos animados.

Bale entra en escena

Zidane metía a Bale por Benzema en el 76. El galés, a campo abierto y en su casa, podía sentenciar la final. El estadio, literalmente, se vino abajo con la salida al campo de su ídolo indiscutible. Y Bale tuvo su gol al filo del 80, pero Bonucci lo evitó. Respondió la Juve con un cabezazo de Lemina, su primer disparo a puerta, que se marchó fuera, en el segundo tiempo. Asensio entró por Isco en el 82. Luego Morata salió por Kroos en el 88.

La Duodécima estaba en el bote, sobre todo después de la expulsión de Cuadrado en el 84. Asensio, después de un jugadón antológico de Marcelo, selló el cuarto y la goleada. Pasaron los minutos y, como se esperaba, el Real Madrid consiguió tener las doce en casa. Doce Champions. Casi nada.

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