El Real Madrid peleó hasta el final ante un Barcelona más rodado (93-99)
El Real Madrid no podrá ganar la Supercopa Endesa tras caer ante el Barcelona por 93-99 en un primer Clásico de la temporada en el que se notó el mayor rodaje culé en los momentos decisivos. Los pupilos de Pablo Laso pelearon hasta el final pero no pudieron hacer nada ante la supremacía de Tyrese Rice, autor de 30 puntos. Sergio Llull, en su debut en la presente campaña, fue el líder madridista con 27 en su casillero.
El inicio del partido se asemejó al de dos perros hambrientos y dispuestos a demostrar quién es el mejor. Los ataques se imponían con un ritmo frenético y la calidad de Llull –11 puntos– y Rudy dando mínimas ventajas al Real Madrid, que veía como volvía a ser superior en este inicio del inicio de campaña.
Lo que ocurre es que este año el Barcelona tiene en sus filas un hombre que se llama Tyrese Rice, que no debería estar jugando en Europa. El virtuoso director de juego americano tendría minutos importantes en buena parte de los equipos de la NBA, y encima ha llegado más rodado que sus rivales a este partido que abre la temporada, y se encargo de demostrarlo.
A sus órdenes se movían el resto de camisetas culés y él era el encargado de desequilibrar con canastas, pases y movimientos de balón, hasta quitarle el mando del partido el Real Madrid. La entrada de Felipe y Hunter al final de cuarto sirvió para fabricar una canasta que igualaba un primer cuarto que no hizo más que poner más alicientes a un duelo que promete ser espectacular durante toda la temporada.
Y Doncic jugando minutos importantes… de alero. El esloveno no tuvo tanto peso creativo en ataque –ni siquiera empezó acertado–, pero lo compensó ayudando en defensa y quitándole dos balones casi seguidos a Joey Dorsey, de más de dos metros y 125 kilos de músculo, en las cercanías del aro. El Barça contestaba las sensaciones madridistas con buenas acciones en ataque y mostrando que el primer duelo es clave para demostrar que puede luchar de tu a tu en los Clásicos.
Con el partido igualado en todos los sentidos, regresó la nueva pareja de líderes –antes era trío– exteriores del Real, y con dos acciones seguidas pusieron el marcador nueve puntos arriba en lo que representó la primera ventaja considerable antes del descanso. Randolph, con el que hay que ir poco a poco pero promete mucho, hizo su tercera falta y permitió la ensordecedora ovación del Buesa Arena a Andrés Nocioni antes de que los culés le devolvieran el parcial para minimizar la ventaja del Madrid antes del descanso.
Un nuevo arreón de la pareja fantástica del Real Madrid fue contestado por el Barcelona para empatar. Las defensas eran lógicas para un partido de final de verano, el acierto en ataque, no. Esta inspiración se diluyó en el el conjunto blanco ante un rival que no aflojaba hasta marcharse cinco puntos arriba cuando saltaron las alarmas. Rice se marchaba directo a vestuarios tras una entrada a canasta, algo que por suerte para los azulgrana se quedó en un susto.
El Barcelona pasaba por su mejor momento con un importantísimo Claver, que aumentaba la ventaja, pero los terceros cuartos de Dontaye Draper han vuelto al Real Madrid, y esta vez también desequilibran en ataque. Bajo la dirección del floor general de Baltimore la diferencia se mantuvo y redujo en progresión, y una canasta de Othello Hunter, que también sabe meterlas desde la media distancia, dejaba el partido totalmente abierto para los últimos diez minutos.
La suerte le sonrió al Barcelona al final
El Clásico estaba cogiendo unos tintes épicos, y el Real Madrid se encargó de alimentar la leyenda igualando el partido gracias a un tremendo Jaycee Carroll. Othello Hunter mostraba sus muelles a los presentes en el Buesa Arena para poner por delante a los blancos, pero Doellman, con una canasta inverosímil, devolvía la mínima al bando culé.
Los árbitros, que estaban pasando brillantemente desapercibidos, sancionaron con antideportiva una falta de Llull que no quedó nada claro que cortara un contraataque, con la consiguiente queja de Laso, penalizada también con técnica. Todo esto volvía a otorgar una ventaja de cinco puntos al Barcelona a falta poco más de cuatro para el final del partido.
Las tornas habían cambiado y era el Real Madrid el que debía remar a contracorriente en los minutos decisivos de encuentro. Rice volvía a estar a un nivel dominante y Doncic se torcía el tobillo, teniendo que irse al banquillo. Sergio Llull, descomunal todo el partido, hacía soñar al madridismo, pero Doellman, que le ha cogido el gusto a ser verdugo de los blancos, anotó la más difícil para rozar el finiquito.
Una buena defensa del Real Madrid no pudo ser continua tras estar a punto de robar el balón y primero Doellman y después Rice, desde la línea, pusieron punto y final a un Clásico que promete emociones fuertes pero que en esta primera edición va a parar a Barcelona.