El Real Madrid humilla al Barça en el Palau (63-102)
El Real Madrid hizo historia en el Palau Blaugrana. Si ya de por sí, el equipo de Pablo Laso está alcanzado cotas inalcanzables desde que se hizo con los mandos del equipo en el verano de 2011, lo acontecido en la cancha del eterno rival en la noche del viernes puede haber superado todo lo logrado anteriormente, al menos sentimentalmente. Los blancos lograron su mayor victoria en la cancha azulgrana firmando un partido sobresaliente en todos los aspectos culminado por un humillante marcador de 63-102.
El trío formado por Llull (20 puntos), Carroll (19) y Randolph (18) fue una auténtica pesadilla para el equipo de Bartzokas, que en ningún momento supo como detener su inspiración ofensiva. A ello se unió una excelsa defensa blanca que apenas permitió 46 puntos en 37 minutos de juego a los culés.
El Real Madrid comenzó el choque con la lucidez y el hambre de la que careció en el anterior duelo en Liga Endesa. En Euroliga, cada triunfo vale su peso en oro y los pupilos de Pablo Laso parecían tener bien aprendida la lección tras la derrota 10 días atrás. Los blancos iniciaron el choque como un ciclón con un parcial inicial de 1-9 que dejó a los azulgrana sin muchas respuestas.
Para colmo de males para los intereses culés, su fichaje estrella Jonathan Holmes quedaba groggy tras un encontronazo con la defensa blanca. El Madrid no se compadeció ni lo más mínimo con un Sergio Llull que castigó el bloqueo central penetrando a canasta como un cuchillo que corta mantequilla.
El Barça trataba de reaccionar a través de Tomic, pero esta vez la defensa blanca estaba prevista ante los peligros del croata, al que frenó en seco con el físico. Carroll entró enchufadísimo con ocho puntos en un abrir y cerrar de ojos que inspiraron a sus compañeros, que alcanzaron un fantástico 8 de 9 en triples mediado el segundo periodo.
En ese cuarto, el Madrid se encontró con la mejor versión de un Anthony Randolph aplicado en los dos lados de la cancha. Si al talento del norteamericano le unes su físico, cualquier rival en Europa puede darse por fastidiado. En un periodo, el ex de los Nuggets colocó tres gorros, a cada cual más difícil, que terminaron por ahuyentar las ganas de Dorsey de machacar el aro madridista.
En ataque, el Madrid mantuvo un ritmo de anotación inalcanzable para un Barça que adoleció de referentes ofensivos con Navarro, Doellman y Claver mirando atónitos desde la grada como un torbellino ofensivo pasaba por encima de ellos. Laso intentó con éxito que los suyos no desperdiciaran la renta (17-29) obtenida tras el primer cuarto y pidió tiempo muerto en cuanto atisbó una reacción azulgrana.
El Madrid, tras hablar con su técnico, enlazó un parcial de 6-20 que definió el choque en favor de sus intereses presentando al Madrid agresivo y hambriento que tanto había anhelado su afición llegando al descanso con un escandaloso marcador favorable de 31-54.
Tras el intermedio, más de lo mismo
Si alguien pensaba que el equipo blanco iba a bajar el pistón tras el receso estaba muy equivocado. Los campeones de Europa en 2015 quisieron dar un golpe sobre la mesa en un periodo en el que los locales parecieron unos amateurs contra unos profesionales.
Llull siguió pisando el acelerador anotando e implicando a sus compañeros con múltiples asistencias, mientras el Barça naufragaba en un ataque previsible y poco imaginativo que hacía mucho más sencilla la labor de la defensa madridista, que incluso pudo llegar a correr al contragolpe. Las ventajas en este periodo se extendieron hasta más allá de la treintena de puntos mientras el público abandonaba decepcionado el coliseo culé.
Los aficionados culés fueron listos huyendo del recinto antes de la cuenta. El Madrid metió el dedo en la llaga en el último cuarto dejando a los locales sin anotar durante los siete primeros minutos y estableciendo un humillante parcial de 0-16. El Madrid puso en el luminoso el 46-91 y se quedó a una canasta de doblar al eterno rival, algo que quizá hubiera sido la gota que colma el vaso para el proyecto de Bartzokas.
El Madrid se dio un baño de confianza y autoestima ante el rival que causó la primera crisis de la temporada. Jugando de esta manera, el resto de Europa debe temer al equipo de Pablo Laso. El mensaje para navegantes está claro. Los blancos van a luchar por todos los títulos esta temporada jugando de esta manera. Pocos equipos pueden competir así durante 40 minutos.