Plácida goleada del Barcelona ante una defensa de chiste (7-0)
La Champions League abrió las puertas con una goleada del Barcelona sobre el Celtic de Glasgow por 7-0. El equipo culé pudo desquitarse de la la sorprendente derrota del pasado sábado en el Camp Nou frente al Alavés, con la inestimable ayuda de la defensa del equipo escocés, que no mostró el nivel que se le presupone a equipos de la máxima competición europea y encima falló un penalti.
La polémica en torno a las esteladas se llevó el protagonismo en los minutos previos al comienzo del partido. Miles de independentistas presentes en el Camp Nou ondearon sus banderas en favor de la separación de Catalunya, protestando a la sanción de la UEFA que multó al club por la presencia de este símbolo de la independencia, incluso con pitos que por momentos buscaron insonorizar el himno de la Champions.
El pitido del árbitro dio comienzo a un encuentro que vio como su marcador se modificaba a favor del Barcelona con escasos dos minutos de juego disputados. Una combinación azulgrana ante la mirada de la defensa del Celtic acabó con el balón en los pies de Messi, que pudo fusilar al cancerbero del equipo verdiblanco sin que ningún defensa inquietara su disparo.
El dominio del balón era del Barça, que se había quitado un peso de encima con el tempranero gol que le permitía jugar con viento a favor en los siguientes minutos. Así llegaron algunas oportunidades que volvían a dejar en evidencia al sistema defensivo de Celtic, que solo podía salir de su área por medio de despejes y la brega de su delantero titular, Dembélé.
Una acción del delantero francés acabó en penalti después de una lenta reacción de Ter Stegen y la picardía del joven, que llegó una milésima de segundo antes que el cancerbero para tocar el balón y dejar sin argumentos al culé. El colegiado, Hategan, señaló el punto de penalti, pero todo el desparpajo que tuvo Dembelé para provocar el penalti le falto para definir.
Poca carrerilla, media altura y sin apurar el disparo, fácil para un especialista en penaltis como Ter Stegen, que intervino para devolver la confianza a un Barcelona que había perdido sus poderes pero que en una acción esporádica puso el 2-0 de nuevo con Messi, que pudo empujar el balón prácticamente sobre la línea de gol, como protagonista.
Segundo tiempo, misma facilidad
El descanso dio paso a una segunda parte en la que Brendan Rodgers no dio pie a quitar a alguno de sus cinco defensores para proponer una idea algo más ofensiva en busca de remontar. Esta decisión siguió sin reforzar la solidez defensiva de su equipo, y en el minuto cincuenta Neymar convertía una falta directa de manera notable, pero con la ayuda del meta De Vries, que no estaba saliendo bien parado de la cita del Camp Nou.
Pero la pesadilla para el veterano cancerbero no había llegado a su fin. Con la alfombra roja puesta para entrar en el área del Celtic, Iniesta, con una gran volea y Messi, ponían la manita en un resultado que podría resultar abultado por lo expuesto por el Barcelona, que no brilló pero no necesitaba de más ante una defensa de tal nivel, a pesar de los cinco hombres que alineó Rodgers.
Después de unos minutos de respiro, en los que las áreas practicamente no hicieron acto de presencia, Luis Suárez anotó su primer gol con una meritoria volea que volvió a tener el permiso de la defensa del Celtic, que por enésima vez dio pie a que entraran en su área pequeña para perforar sus redes y dejarles retratados.
Los últimos minutos no hicieron sino prolongar el resultado, con un nuevo gol de Suárez, un partido que estaba finiquitado y del que el Barcelona, más allá de quitarse –parcialmente– la espina de la derrota frente al Alavés y de ver que su grupo tiene un rival más fácil de lo que pensaban, no puede sacar demasiadas conclusiones.