Piqué vuelve a León: dónde empezó todo

Piqué
Piqué junto a Pedro y Jordi Alba en el banquillo del estadio Reino de León. (Getty Images)

10 de junio de 2015, la selección española se entrenaba en el Estadio Ciudad de León para preparar el amistoso que le iba a enfrentar a Costa Rica. Sin embargo, lo que en todas las concentraciones era una auténtica fiesta de los aficionados se iba a tornar en un ambiente de tensión dirigido hacia un sólo futbolista: Gerard Piqué.

El famoso «gracias a Kevin Roldán, contigo empezó todo» proferido tan sólo cuatro días atrás por el defensa del Barça tras conquistar la Champions era el desencadenante de todo. Cada vez que recibía el balón, un más que evidente sonido de viento retumbaba en el Reino.

Tan ensordecedores fueron los pitos que el entonces seleccionador nacional, Vicente del Bosque, a punto estuvo de suspender la sesión. No lo hizo y ante los ticos decidió dejarle en el banquillo de inicio para no empeorar la situación.

En el minuto 12 de la segunda parte salió al terreno de juego y la cosa no cambió respecto al prólogo vivido 24 horas antes. Piqué era señalado por los hinchas españoles después de lo que consideraban una falta de respeto al Real Madrid.

El citado Kevin Roldán había amenizado unos meses antes el cumpleaños de Cristiano Ronaldo tras una dolorosa derrota de los blancos frente al Atlético (4-0). Las críticas hacia el portugués coincidieron con un momento de bajón total del equipo, que se fue desinflando hasta quedar sin opciones en ninguna competición.

Señalado allá por dónde iba

La tensión no se rebajaba a medida que iban pasando los meses como se preveía. Casi tres meses después, Oviedo era la sede elegida por la Federación española para el partido de clasificación a la Eurocopa ante Eslovaquia.

Cuando parecía que ya estaba olvidada la para algunos ironía de Piqué y a otros falta de respeto, de nuevo los aficionados se encargaron de recordarle de que no era así. Lo mismo ocurrió un mes después en Logroño. Distinto escenario pero mismo sonido de viento dirigido hacia el azulgrana.

La situación ya empezaba a cansar en el seno de la selección. Del Bosque repetía una y otra vez que Gerard había demostrado compromiso siempre y su catalanismo junto con sus salidas de tono no debían influir en el hincha español.

Los capotes de sus compañeros tampoco funcionaban y ya en un partido de preparación para la cita de Francia ante Georgia iba a vivir la auténtica prueba de fuego. Piqué estaba acostumbrado a ser pitado en el Santiago Bernabéu con la camiseta azulgrana pero aplaudido cuando era la elástica roja la que portaba.

Unos kilómetros más al sur del feudo madridista, Getafe concretamente, ponía en tela de juicio al internacional a principios de junio. Los silbidos al zaguero volvían a abrir una herida que parecía que no se iba a cerrar nunca.

La reconciliación llegó en Francia

Un gol cura todos los males, y si no que se lo digan a Piqué. Ese momento llegó en el primer partido de la selección española en la Eurocopa. La República Checa parecía que iba a arrancar un empate a la vigente campeona del viejo continente hasta que llegó el central azulgrana para elevarse por encima de todos y dar los primeros tres puntos de la competición.

La rabia con la que celebró el tanto sacaba todo lo que tenía dentro uno de los más veteranos del combinado. Su mítica foto con Sergio Ramos parecía cerrar su rencilla con el aficionado madridista al menos con la camisola roja, su madriditis sigue presente pero este domingo vuelve allí dónde comenzó todo: León.

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