Copa del Rey 2020: Mirandés - Real Sociedad

Oyarzabal despierta del sueño al Mirandés y mete a la Real en la final

Un solitario gol de Mikel Oyarzabal permitió a la Real Sociedad clasificarse para la final de la Copa del Rey. La victoria, 0-1 ante el Mirandés, permite a los txuriurdin volver al partido por el título en la competición del K.O. 32 años después.

Real Sociedad
Oyarzabal celebra el gol junto a sus compañeros. (EFE)
Nacho Atanes
  • Nacho Atanes
  • Redactor de deportes y canterano de OKDIARIO. Desde 2016 cubriendo la información de tenis. También baloncesto, fútbol, ciclismo y otros contenidos.

La Real Sociedad es el primer finalista de la Copa del Rey 2020. El conjunto txuriurdin hizo buenos los pronósticos y derrotó al Mirandés (0-1) en un partido de vuelta superior en emoción pero escaso de juego, para con un solitario gol de Mikel Oyarzabal, héroe desde la línea de 11 metros, seguir soñando con conquistar el torneo del K.O.

Se respiraba un aire especial en Miranda de Ebro, parte de una noche histórica que podía acabar con el Mirandés en la final de la Copa del Rey y como participante de la Supercopa de Arabia Saudí, ese torneo acusado por muchos de estar hecho a medida de los más grandes. Como villano de la película aparecía en escena la Real Sociedad, uno de los equipos que más elogios acumula en lo que va de temporada. El duelo podía estar carente de nivel mediático, pero la emotividad y la emoción parecían aseguradas.

La fuerza física de Matheus Arias o la zurda de Merquelanz comenzaron dejando constancia en los primeros minutos, donde la Real quiso tantear a su rival con el control habitual del favorito. No salieron volcados los de Alguacil pero su alineación, con Merino, Oyarzabal, Willian José y por supuesto, Odegaard, amenazaba con encarrilar la eliminatoria a la mínima ocasión posible.

Lo especial del partido obligaba a pararse en dos jugadores del Mirandés, Guridi y Merquelanz, a los que su calidad no les permitió hacerse un hueco en la plantilla de la Real Sociedad y paradójicamente, encontraron en Miranda una salida en la que reivindicarse. El destino les dio una segunda oportunidad y en el camino se volvieron a encontrar con el conjunto txuriurdin. Al igual que en la ida, Jon y Martín no se amedrentaron y lucharon, junto con Alvaro Rey o Matheus, de tú a tú con miembros de la élite europea en una noche de ensueño.

Oyarzabal no falla

También lo hizo Malsa, el stopper de la revelación copera, pero entre tanta carrera y tackle cayó en la trampa de un hombre que rebosa calidad allá donde va. Adnan Januzaj impuso su zurda poco a poco en el partido y en uno de sus raptos del balón, puso en posición privilegiada a Zaldúa, cuyo pase de la muerte fue interceptado por el mediocentro galo del Mirandés con la mano, derivando en un penalti convertido con una firmeza extraordinaria por Oyarzabal.

El descanso llegaba minutos después confirmando la condición de favorito de la Real y con la eliminatoria ya dos goles favorable a los donostiarras. Anduva, sin embargo, no iba a rendirse hasta el pitido final y ni un larguero de Januzaj nada más comenzar los segundos 45 minutos iba a domar el coliseo mirandés. El desafío seguía en pie y Guridi a punto estuvo de acortar distancias con un 1-1 que habría metido de lleno a los locales en el partido. Un rebote evitó el tanto, pero invitó a seguir confiando en los rojillos.

El mérito del Mirándés era indiscutible, pero la sensación dejada en la vuelta es que el gol siempre estaba lejos del equipo jabato si no mediaba un error realista. No un error, sino una heroicidad de Franquesa en banda izquierda la que estuvo a punto de derivar en el gol de Matheus, parada de Remiro mediante.

Honores para el Mirandés, final para la Real

El tiempo se acababa y Miranda entera luchaba contra el cronómetro en busca de un milagro que diera alas al equipo. Isak ya estaba en el campo, a lo que Iraola respondía con Marcos André completando una doble punta que no surtió el efecto deseado en el juego. Debía ser un corner o una jugada a balón parado la que metiera en el partido al Mirandés. Parecía una amenaza escasa, pero cada balón colgado por Merquelanz merecía llamarse ocasión de gol.

Ya casi sin opción de darle la vuelta a la situación, Anduva cantó en honor de su equipo mientras la Real guardaba el balón en busca del pitido final de Sánchez Martínez. Anotó Isak en el descuento, pero el tanto fue anulado por fuera de juego del sueco. Ya todo daba igual. La Real vuelve a una final de Copa del Rey 32 años después.

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