Ocho mundialistas para eliminar a un Tercera División
El Atlético necesitó tirar de todo su arsenal para doblegar a un entusiasta Almazán
Los sorianos aguantaron el empate hasta el minuto 35, cuando marcó Correa
Cuarto gol de Joao en sus tres últimos partidos con los rojiblancos
35 minutos y ocho mundialistas necesitó el Atlético para vulnerar la resistencia de un grupo de entusiastas que, pese a jugar en Tercera División, se resistieron a ser presa de un enemigo al que sólo podían soñar con contemplar en televisión. Simeone mandó al campo de batalla a toda la artillería, pero sus futbolistas se estrellaron una y otra vez contra la debilidad que les ha dejado fuera de Europa y de la lucha por la Liga: su desesperante falta de puntería.
Del estado de ansiedad que embarga a la plantilla y al propio Cholo habla por sí sola la alineación del partido. Pese a haber cinco categorías de por medio ante un rival que ni siquiera podía jugar en su propio campo, fue necesario tirar de los pesos pesados para asegurar una eliminatoria de la que dependía la estabilidad de un club que ya no podía permitirse ni un solo fracaso más. A este extremo de necesidad han llegado el Atlético de Madrid y su entrenador, cuya mirada perdida en el banquillo delata un problema de mayor calado.
Por supuesto el partido fue un monólogo rojiblanco porque no cabía ni la menor posibilidad de que no fuera así. El Almazán dejó a Edipo arriba y mandó al resto de jugadores a posiciones retrasadas a fin de tratar de suplir con la cancelación de espacios la diferencia que existe entre unos y otros. La maniobra les duró 35 minutos, hasta que un rechace de su portero lo capturó Correa, pero antes Koke ya había disparado al palo y Llorente y el propio Joao habían estado muy cerca del gol.
El 0-1 mitigó la ansiedad del Atlético, que levantó el pie del acelerador para llegar sin sobresaltos al descanso con un marcador mínimo, pero por lo menos suficiente, mientras que el Almazán ocupó su lugar en los vestuarios de Los Pajaritos con un resultado que no podía ni imaginar en los instantes previos. Empezar el segundo tiempo siguiendo vivo todavía era todo un éxito para el equipo soriano.
Simeone siguió sumando mundialistas en el arranque de la segunda parte. De Paul y Giménez suplieron a Llorente y Savic sin que aportaran absolutamente nada porque tanto ellos como el resto de sus compañeros entraron en un estado de displicencia que acabó invitando al Almazán a salir de la cueva porque intuyeron que el gigante que estaba enfrente tenía en realidad los pies de barro. A los 54 minutos Edipo no tuvo fe para disparar y acabó perdiendo el balón en un autopase que se le fue largo.
Durante un rato el partido se equilibró hasta niveles impensables, pero a los 62 minutos Joao se encargó de devolverlo todo a su lugar. El portugués combinó con De Paul, Correa dejó pasar el balón con inteligencia y, solo ante el meta Alberto, el menino resolvió con un disparo raso. Es su cuarto gol en los tres últimos encuentros que ha jugado.
Lo que quedó de noche estuvo de más. El Almazán perdió los complejos y se fue arriba en busca de un ratito de gloria. No rascó ni media ocasión, pero por lo menos tampoco encajó más goles porque a Griezmann le anularon uno por fuera de juego justito y Cunha, sustituto de Correa, volvió a estar negado ante la portería contraria.
El 0-2 final permite la supervivencia del Atlético en la Copa, aunque no oculta ni uno solo de sus problemas. Toca ahora meterse en la nevera durante más de un mes mientras la dirección deportiva hace su trabajo. Hay que cuadrar cuentas y aquí sobran bastantes futbolistas. De hecho no hay ni uno solo imprescindible.