Puede acabar en los Tribunales

Nuevo escándalo en la AFE: Aganzo tumba más de 500 firmas en su contra sin dar explicaciones

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David Aganzo, rodeado por fieles. (Europa Press)
Francisco Rabadán
  • Francisco Rabadán
  • Redactor jefe de deportes. He tenido la oportunidad de cubrir dos Juegos Olímpicos, varios Mundiales de distintas disciplinas y algún que otro All-Star de la NBA con los Gasol. De Córdoba y sin acento.

David Aganzo se atornilla a la silla de la presidencia de la AFE. El mandatario del sindicato que defiende a los futbolistas españoles evitó que la moción de censura que habían pedido 1.107 afiliados no se lleve a cabo por el momento al considerar que más de las 500 de las presentadas no cumplen con los requisitos establecidos en los Estatutos. Eso sí, Aganzo rechazó de plano dar cualquier explicación a su Junta Directiva sobre la decisión tomada y se marchó dando un portazo de la reunión.

«No han dejado ni hacer anotaciones ni dejar constancia de nada en el acta. Es lo más antidemocrático que hemos visto nunca», dice uno de los presentes en la Junta Directiva, quien compara la actitud de Aganzo con la de los mandatarios de dictaduras o República bananeras. «Ha contado su película durante un rato y luego de golpe y porrazo suelta que más de la mitad de las firmas presentadas para la moción de censura no eran válidas», añaden.

Aganzo, quien se aferra al comunicado emitido por la AFE, podría ser demandado junto al secretario general Diego Rivas por no dar las explicaciones pertinentes por la decisión tomada. No en vano, las 95 firmas adicionales presentadas por los que impulsan la moción de censura no han sido tomadas en cuenta por, a su juicio, estar fuera de plazo.

Sin embargo, existen varios informes jurídicos que avalan que la obtención y presentación de todas las firmas son válidas y que todo es una maniobra de Aganzo para dilatar en el tiempo el proceso. Desde AFE Unidos explican que van a emprender acciones legales contra el presidente y el secretario general, que es quien interpretó los Estatutos para anular las firmas.

Por otra parte, la Junta Directiva ya ha visto cómo ha sido totalmente ignorada en el proceso. Se venía denunciado que Aganzo y los suyos la habían vaciado de contenido para dárselo a un Comité Ejecutivo –con el presidente y sus cuatro fieles– que ha interpretado los Estatutos como ha querido en un claro caso de prevaricación.

«Las formas delatan a Aganzo. Esto es una maniobra de despiste para ganar tiempo. Si se sintiera tan respaldado no se habría empleado tan a fondo para ir a una moción de confianza. Los sucesos ocurridos en las últimas fechas tienen que tener el visto bueno de los afiliados. Esto es un sindicato, no una dictadura», zanja un directivo, enfadado por ver cómo Aganzo tiene a la mitad de la AFE amenazada de despido si no se pliegan a sus deseos.

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