Norris es una máquina de destrozar poles

Lando Norris se ha convertido en una máquina de agarrar poles y tirarlas a la basura. Lo ocurrido este domingo en la carrera del Gran Premio de Italia fue la gota que colmó el vaso y lo que hizo que muchos aficionados se diesen cuenta del manojo de nervios que a día de hoy es el británico. Un piloto que tiene el mejor coche posible para ganar el Mundial, pero al que la todavía amplia distancia con Max Verstappen le está quemando mentalmente en cada prueba.

Cierto es que McLaren erró en la estrategia al no permitir que Norris superase a Oscar Piastri tras ser adelantado por el australiano y por Charles Leclerc en la salida, lo que le obligó a parar de forma prematura en boxes. Su vuelta al circuito estuvo llena de ritmo y aun así siempre prevaleció la posición de su compañero para la escudería. Tanto es así que hasta finalizó la carrera justo por delante de él en segundo puesto.

Todo ello no quita que, a la hora de la verdad, Norris se deshace como un azucarillo. Lo de perder una pole a la primera de cambio se está transformando en un hábito para él, pues en Monza era la séptima vez que le ocurría. La ocasión anterior fue justo el fin de semana en Zandvoort, donde sí consiguió recuperar el primer escalón y alzarse con la victoria después de ser adelantado por Verstappen en la salida.

La anterior al GP de Holanda se dio antes del parón de verano, cuando fue el propio Piastri quien le arrasó en la salida para acabar llevándose su primer triunfo en la Fórmula 1. Y los otros dos precedentes de este Mundial los encontramos en la carrera del GP de España, cuando George Russell le comió la tostada, y en el sprint del GP de China. Lewis Hamilton fue en aquella ocasión el que le arrebató el liderato.

Norris acabó hundido en Monza

Es fácil de explicar lo que le sucede a Norris. Y es que el nerviosismo cuando está tan cerca y tiene tanto nivel de monoplaza a su disposición para proclamarse campeón del mundo le está jugando una mala pasada cada vez que ocupa la posición más privilegiada de la parrilla. Este domingo sólo consiguió recortarle siete puntos a Verstappen y uno extra por la vuelta rápida, pero el mordisco podría haber sido todavía mayor, exactamente de 14 puntos, por lo que el podio tuvo un sabor muy amargo para él.

Es por eso que el gesto de Norris al término de la carrera era el de un piloto abatido, muy dolido por una oportunidad perdida para arrimarse al líder y tricampeón del mundo de cara a las ocho últimas pruebas del calendario. El británico le echó todas las culpas a McLaren a posteriori: «Estoy aquí para ganar el campeonato, pero tampoco voy a rogar para intercambiar posiciones, no es quién soy yo y no quiero ganar un campeonato de esta manera».

«¿Si continuáis así perderéis los Mundiales?, le preguntaron a Norris. Su respuesta fue contundente: «Pregúntaselo a ellos, no depende de mí, todas estas son preguntas para el equipo», afirmó, atacando a su propio equipo. Este nerviosismo le hace un flaco favor a Red Bull y, sobre todo, a Verstappen, que incluso en el peor momento de los últimos tiempos están próximos a salvar la situación y salir vencedores en 2024.