No quisieron ampliar la jornada de test

El monumental cabreo de McLaren con el resto de escuderías

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Eric Boullier charlando con Zak Brown

Ojos tapados, garrote en mano y palos al aire. Ceguera generalizada, propulsada por una temperatura adversa, casi inédita en Barcelona. Tres días arrugados en forma de bola y lanzados de lejos a la basura. La llegada precipitada del frío el lunes, la lluvia el martes y la nieve el miércoles. Un conjunto de desdichas que podían haber tenido una solución en el futuro más cercano.

La posibilidad de ampliar la primera semana de test al viernes, domingo o lunes se planteó entre varias escuderías, que abogaban por no desperdiciar los únicos días de pruebas previos a su viaje a Melbourne. ¿Todas? No. Para un cambio de tal trascendencia y en un espacio tan breve de tiempo se necesitaba la unanimidad… y no la hubo. Egoísmo al cuadrado.

McLaren, interesada en acumular el mayor número de kilómetros posibles para exprimir el zumo de su papaya, el MCL33, se ha visto perjudicada por la naturaleza de la climatología y los intereses propios de cada equipo. El cabreo que tienen en McLaren es enorme, ya que consideran que están perdiendo tanto tiempo como dinero. En la reunión de todos los jefes de equipo se encontraron lo mismo que en la pista: agua.

Dos de los 10 equipos se negaron a cambiar el intrascendente miércoles por otro día distinto, con mejor pronóstico meteorológico. No ha sido posible, y habrá que esperar a la segunda semana de test, donde se prevén mejores temperaturas, para probar realmente la fiabilidad y el rendimiento de los monoplazas del 2018. Hasta entonces, a seguir fijando la mirada perdida en la ventana.

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