GP de Rusia 2018 F1

Lewis Hamilton hunde más a Vettel con Alonso y Sainz lejos de los puntos

Salida del GP de Rusia 2018
Salida del GP de Rusia 2018
Ignacio L. Albero

No tuvo que forzar su mecánica en la primera curva ni arriesgar lo más mínimo un mordisco de su potencial Mundial. Lewis Hamilton certificó en Sochi que, sino es el más inteligente de la parrilla, está cerca del cum laude en esto de jugar a los coches. En los dos primeros giros certificó la carrera… y eso que iba a ser otro coche, y no el de rojo, el que, por lo menos, le iba a poner nervioso.

En el sino de Vettel todo parece un domingo de lluvia sin plan. Lejos de despejarse, Hamilton le destroza lentamente en cada carrera, matándolo como más duele: con la esperanza. Esa de la que hablaba Bane: no hay verdadera desesperación sin una mínima de ilusión. Lo intentó en la primera curva, arriesgando todo lo que le permitió su Ferrari… pero no pudo. Lo volvió a tener en la estrategia. Se puso por delante del Mercedes y parecía haber otra carrera preparada: un espejismo. Sin el ritmo de Hamilton, Vettel le vio pasar por la derecha como una exhalación. Aquello ya sí que fue el final.

El esbozo de curvas de 90 grados no da para mucho más que otro desfile complicado de enseñar para los menos aficionados a la Fórmula 1. Fernando Alonso y Carlos Sainz se quedaron lejos, en la nada, peleando contra su propia mecánica. Una carrera más de tantas que le quedan para el de Renault; el dramático final de una leyenda, casi bucólico, para el bicampeón. Puesto 14 para Alonso, paradójico por su dorsal. Penúltimo Sainz: decimoséptimo con mil y un problemas.

Así las cosas, Verstappen fue el hombre de la carrera, la nueva esperanza para la Fórmula 1. Espectáculo puro, talento superior. Partía desde el puesto diecinueve y llegó a estar primero, rodando a un ritmo calcado al del Mercedes de Lewis Hamilton, aguantando sus embestidas, cuidando los neumáticos mejor que nadie. Quién le dijo a Red Bull que iba a rodar mal aquí…

El cambio de motor en los albores del Gran Premio destrozó las esperanzas de algo más que un quinto para Verstappen y Red Bull. Tuvo que parar a diez vueltas del final el bueno de Max… y dejó en bandeja de plata la victoria a Hamilton. A lo Alain Prost, de profe, aguantando a Vettel unos giros después de la salida, colocándose diligente detrás de Bottas… hasta que le dejó pasar. Otro set… y casi partido. Victoria fácil y 50 puntos de ventaja con el Ferrari número 5. 

El Mundial afronta sus últimas cinco carreras. Vettel necesitará un milagro; Hamilton sólo necesita no cometer errores y su leyenda será todavía más grande. Una hegemonía imparable de la mano de Mercedes. El año en el que Ferrari parecía superior, los matices que tanto influyen en la Fórmula 1 han destrozado a los italianos. Y por otro lado, Fernando Alonso seguirá diciéndole adiós al deporte que tanto le ha dado. Ahora piensa en óvalos, pero no por ello dejará de honrar esto de la Fórmula 1. Cinco carreras de despedida, de homenaje, ya cuando él ha reiterado que este es el final definitivo. Y cómo diría Sabina, lo peor es cuando al punto final de los finales no le siguen dos puntos suspensivos.

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