Kepa deja sin Supercopa a un Villarreal heroico
El portero español Kepa, que salió para la tanda de penaltis, dejó sin Supercopa al Villarreal después de detener sendas penas máximas en la tanda definitiva. Heroico partido de los de Unai Emery, que sufrieron en la primera parte y merecieron ganar en la segunda ante un Chelsea que era muy favorito.
La Supercopa de Europa siempre resulta extemporánea. Por mucho que quiera la UEFA en vestirla de seda, no se queda ni mona. Es un partido más de pretemporada que al ganador, en lugar de darle la carabela del Colombino, le dan la copa menos súper que existe. Si la ganas, bien. Ni tus aficionados se acuerdan mañana. Si la pierdes, también bien.
Si encima la Supercopa se juega el día que elige el PSG para presentar al mundo a Messi con una camiseta distinta a la del Barça, más que extemporánea se vuelve invisible. Lástima para un Villarreal que la jugaba por méritos propios tras levantarle al United la final de la Europa League tras un manual de resistencia y una interminable tanda de penaltis.
Pero enfrente estaba el Chelsea, que tiene mucho de súper-equipo y ni entiende de amistosos ni hace prisioneros. Por eso se apropió de la pelota desde el pitido inicial y encerró a un Villarreal que replegó, mitad por deseo del siempre timorato Emery y mitad porque a la fuerza ahorcan.
Werner dio el primer aviso blue en un cabezazo en el minuto 5 que sacó Asenjo. El Villarreal, más que un submarino, era un autobús. Todos replegaron atrás y achicaron agua como pudieron. Pero el Chelsea es un martillo pilón en el que atacan todos, defienden todos, pegan todos, corren todos, rematan todos. Un rodillo.
Submarino amarillo, rodillo azul
En el 26 (y mucho tardó) se rompió el cántaro de cerámica del Villarreal. Lo hizo Ziyech (45 millones el verano pasado) a pase de Havertz (85 kilos también un año ha) para demostrar la sideral diferencia entre la Premier y la Liga. Liga rica (la inglesa), liga pobre (la de Tebas).
Estiróse algo el Villarreal tras encajar el gol del Chelsea e incluso dispuso de una ocasión clamorosa para empatar. La marró Dia, que se encontró con una rápida salida del meta Mendy, ese portero raro capaz de hacer la parada del siglo y luego la cantada del milenio.
El Chelsea se vio tan superior que levantó el pie. Se defendía con la pelota mientras el Villarreal, que ya iba perdiendo, no tenía mucho más que perder. Camino del descanso el colegiado perdonó la roja a Rudiger por un entradón a Yeremy Pina que pudo haberle hecho muchísimo daño. La cornada se quedó en amarilla para el central del Chelsea y para Tuchel, que encima protestó.
Y un par de minutos después volvió a tener el Villarreal la ocasión de empatar la Supercopa. Fue un jugadón de Gerard Moreno en el pico del área, bailó a su par y la puso al segundo palo por donde apareció otro Moreno, Alberto, que voleó al travesaño con violencia. Esta vez la fortuna se aliaba con Tuchel y penalizaba a Emery, al que siempre le sale cara en la Europa League.
Reacciona el Villarreal
Con la clara ocasión para el Villarreal nos fuimos al descanso. Del que volvimos con el mismo guión: balón para el Chelsea y espacio para el Villarreal. En el 52 otra vez el palo se interpuso en el camino del submarino amarillo al gol. Mendy regaló un saque de puerta a Gerard Moreno, que se plantó en el área, disparó raso y cruzado y su tiro, que tocó ligeramente el portero del Chelsea, lo repelió el palo izquierdo. Pues no. No estaba teniendo suerte el Villarreal.
El Chelsea dimitió en pleno y el Villarreal se adueñó del partido. Tocó bien, atacó con descaro y sólo le faltaba el talento, el último pase, el remate, el gol. Lo que vale mucha pasta, vamos. Los de Tuchel lo fiaban todo a los cambios. Jorginho suplió a un fundido Kanté, igual que Mount entró por Werner y Pulisic había suplido antes al lesionado Ziyech. Y todavía le quedaba armamento en el banquillo: Azpilicueta, Thiago Silva… y eso que todavía no tienen a Lukaku.
La imagen del Villarreal era impecable. Otra vez el meta Mendy se erigió en salvador de su equipo al sacar un disparo a bocajarro de Yeremy Pina dentro del área. Era el 67 y la sexta ocasión de marcar del equipo de Emery, que se estaba mereciendo sobradamente el empate.
Toma, Moreno
Y lo consiguió, por fin, en el 72. Fue un jugadón enorme trazado entre Gerard Moreno y Dia, que le devolvió una pared de tacón dentro del área, al delantero de la selección española que la puso por la escuadra. El gol había sido, además de precioso, merecidísimo, porque el Villarreal había sido mucho mejor que el Chelsea durante toda la segunda parte.
El Villarreal, que ya tenía la Supercopa donde quería, tuvo que resistir las embestidas postreras del Chelsea para llevar el partido a la prórroga. Y a los penaltis si hacía falta. Fue un cuarto de hora de sufrimiento y de alguna que otra mano salvadora de Asenjo, que había completado un partido impecable.
Así que nos fuimos a la prórroga. Vamos, como en la Eurocopa y en los Juegos Olímpicos. Es el fútbol que nos toca vivir. Igualado, físico, táctico, con poco talento y muchas prórrogas. Y en ella la tuvo Pulisic en el 99 con un toquecito dentro del área que lamió por fuera el palo derecho de Asenjo.
Era una prórroga para sufrir. Mucho. Y para que siguiera emergiendo la figura del descomunal Asenjo, que metió otra mano salvadora al disparo a bocajarro de Mount en el 107. Resistió el Villarreal, con mucho orgullo y no menos oficio, y llevó la Supercopa a los penaltis. Antes Tuchel se sacó de la manga el cambio de portero. Quitó a Mendy y metió al español Kepa sólo para la tanda de penaltis.
Tiró primero el Chelsea. Havertz abrió plaza con Asenjo bajo los palos. Paradón, paradón, paradón del portero español. Ahora iba Gerard Moreno para el Villarreal. Gol. Con sufrimiento pero gol. 1-0 para el Villarreal. Le tocaba a Azpilicueta para el Chelsea. Gol, pero casi lo para Asenjo. 1-1. Mandi iba para el Villarreal. Paró Kepa. Seguía el 1-1. El tercero del Chelsea era para Marcos Alonso. Gol. 2-1 para el Chelsea. Iba Estupiñán. Golazo y 2-2. Le tocaba a Mount. Gol. 3-2 para los blues. Ahora le tocaba a Moi Gómez. Gol, gol, gol, aunque lo rozó Kepa. 3-3. Jorginho tiraba el quinto del Chelsea. Gol. Sobrado. 4-3. El quinto del Villarreal era para Dani Raba. Gol y 4-4.
Pues eso. El que fallara, para casa. Pulisic iba con el sexto. Golazo. 5-4 para el Chelsea. Foyth era el encargado de mantener con vida al Villarreal. Marcó y 5-5. Rudiger, central rudo, tiraba por el Chelsea. Pero marcó para el 6-5. Y le sucedía Albiol. Paró Kepa y con su parada se fueron al traste las ilusiones de un Villarreal heroico.