Julián Álvarez comparte el mismo objetivo que Simeone
Julián Álvarez se echa el equipo a la espalda para remontar al Bayer Leverkusen y sellar su primera gran noche como rojiblanco
Los de Simeone se quedan a un paso de alcanzar los octavos de final de manersa directa
«Dale alegría a mi corazón, la Liga de Campeones es mi obsesión», brama la grada del Metropolitano que se lo cree, como para no después del ejercicio de vigorosidad de los suyos y el aviso de Simeone. «Nuestro objetivo es llegar a la final de la Champions». Porque sí, en mitad del partido de tenis que mantiene Simeone con Ancelotti y Ceballos por aquello del arbitraje, pasó inadvertido que el técnico argentino abandonó el «partido a partido» y abrazó un objetivo de esos que le reclaman sus críticos y que comparte un Julián Álvarez heroico que con su doblete vive su primera gran noche en robjiblanco.
También lo persigue el Bayer Leverkusen, un señor equipo el de Xabi Alonso. Cuya puesta en escena en el Metropolitano fue autoritaria. Líneas altas y juntas dificultando la salida de balón rojiblanca y recuperando en zonas de peligro. Un equipo de autor. Con Wirtz como cerebro y con libertad de movimiento y con puñales por bandas. Frimpong y Grimaldo fueron dos dolores de cabeza. Especialmente el segundo, que ganaba constantemente la espalda a Nahuel Molina.
Por ahí llegó el primer susto en forma de gol, anulado. Se salvaba el Atlético, pero no se sacudía el dominio alemán, que amagó con ganar en temperatura cuando Barrios golpeó con sus tacos en el gemelo de Mukiele. Aunque Simeone juntó a los suyos, colocó a Llorente en el medio del campo y los rojiblancos se sintieron más cómodos con un jugador menos. El fútbol y sus cosas, tan impredecibles como justas.
Porque después de que Hincapié materializara la superioridad número, Julián Álvarez se puso el mono de trabajo y no paró de picar en la mina. Y en cada pinzamiento encontraba petróleo representado en mil formas. En un saque de esquina, en oxígeno a su equipo, en respeto para el Leverkusen y en gol, claro, tras una acción de diez segundos que define a este Atlético. Reinildo recuperó en área propia, Griezmann jugó en largo a Julián Álvarez que se lo guisó y se lo comió. Aguantó el cuerpeo primero y batió con un disparo cruzado después.
La vuelta del capitán Giménez
Sorprendió Simeone al colocar de inicio a un Giménez de vuelta tras su lesión contra el Barcelona. Un mes ha pasado desde entonces, con récord de victorias consecutivas establecido y derrocado. No falló el uruguayo en un partido demandante de algo más que lo puramente táctico. Y en esos visos siempre es mejor tener a Giménez en el bando propio que en el rival. Derrochó coraje, también corazón y mantuvo a raya a Tella primeroo y Schick después. Imperial Giménez.
Y esto sin el mejor Griezmann
El Atlético equilibró, milagro a milagro, un partido destinado al gozo y disfrute del Bayer Leverkusen. Lo igualó por pundonor, por oficio y coraje. Aunque también por juego y ese intangible no brotó de las botas del francés ante el Leverkusen. Algo errático con balón, no logró dotar a du equipo de la fluidez que necesitaba.