Isco firmó un partido perfecto para cerrar el Calderón

Don Francisco Román Alarcón Suárez, más conocido como Isco y de profesión futbolista y artista. El malagueño hizo del fútbol arte durante 45 minutos en el estadio Vicente Calderón. El Manzanares veía su último derbi liguero y el de Arroyo de la Miel quiso dejar su firma con una auténtica exhibición que nadie podrá olvidar. Un acto perfecto, donde se sobrepuso a la intensidad rojiblanca que le mermó el tobillo y que guió a la escuadra blanca hacia la victoria.

Tan sólo falló cuatro de los 35 pases que dio en una primera mitad donde bailó con el balón para desquiciar a la escuadra de Diego Pablo Simeone. Movió, creó y sacó recursos imposibles en ataque y en defensa. Tiraba sombreros con una facilidad asombrosa. Mareaba a los defensores más en forma del continente como si de un torero se tratase dando pases de pecho a los morlacos. Pero luego supo sufrir. Y tanto que supo sufrir con su tobillo maltrecho.

Una patada le dejó mermado desde la primera mitad. Se sacrificó al máximo para ayudar a su compañeros en la parte de atrás. El Atleti acosaba en los primeros compases del segundo acto e Isco era el primer obstáculo a superar. Un muro muy férreo que cuando se veía sobrepasado volvía para tratar de arrebatar el balón.

Después, cuando el chaparrón pasó, se permitió el lujo de comenzar la contra que finalizó con el tercer gol de Cristiano Ronaldo. El malagueño levantaba la cabeza y daba un pase elevado hacia Bale que rompía los esquemas a cuatro jugadores del Atlético de Madrid para que el galés corriera y terminara cediendo a un Cristiano que ponía la guinda. Tras este gol Zidane vio el momento perfecto para dar descanso a un hombre que hacer del fútbol arte. Isco es feliz, el Madrid sonríe y Zidane tiene un bendito problema.