España encarga otra Eurocopa
España ganó por oficio, talento y fútbol a una Suecia que sólo resistió sobre su ruda defensa. Abrieron la lata sendos penaltis marcados por Ramos y Morata y la selló Oiarzabal con un golazo. Se pone fin al curso futbolístico 2018-19 y la selección española deja encargada su clasificación para la Eurocopa 2020, aunque para esa cita queda un mundo.
Rotaba Luis Enrique, teleseleccionador español, que planteaba un once lleno de novedades. No en la portería donde sorprendía que Kepa repitiera titularidad. En defensa sólo se mantenía Sergio Ramos del partido vacacional en las Islas Feroe. Le acompañaban Carvajal y Jordi Alba en los costados e Iñigo Martínez como pareja de baile en el medio. El centro del campo tenía a Isco como único repetidor. Detrás del malagueño estaba el trío Busquets-Parejo-Fabián. Arriba, Asensio mediapunteaba con libertad y Rodrigo Moreno ejercía de nueve y de falso nueve a un tiempo.
España salió a cocinar el partido a baja temperatura. No ayudaban los suecos, que escoltaban su área con el tesón que un Guardia de la Noche protege el Muro. El dominio de la selección no se traducía en ocasiones, sólo en un infumable catálogo de pases. Faltaba ritmo y verticalidad. Falta rock and roll.
Desmelenóse España en tres minutos de vértigo y ocasiones. Y entonces apareció Olsen, portero de Suecia, que se convirtió en Buffon, Casillas y Spiderman todo a la vez. El primer tiro fue de Fabián en el 13 después de sentar a su defensor con un quiebro de cintura. Olsen voló y sacó su disparo a mano cambiada. El siguiente fue una volea de Parejo que el meta sueco desvió a córner tras evitar un bote venenoso. Y luego volvió a sacar una mano imposible al cabezazo de Sergio Ramos. Había hecho más España en tres minutos que en todo el partido.
España manda sin atosigar
Fue un arreón como aquellos ataques de Perico en el Tour, luego España volvió a hacer la goma y a bajar el ritmo. Respiraban los suecos, conscientes de que su supervivencia en el Bernabéu pasaba por cosechar un empate tan valioso como inesperado. Isco hizo alguna aparición estelar, como de estrella invitada, antes de la media hora. Fuegos de artificio, no se crean. Suecia resistió los primeros 30 minutos.
Volvió a percutir España con insistencia pero sin ocasiones. El dominio de la pelota, del juego y hasta del territorio era indiscutible, como también la capacidad de los suecos para defenderse al filo de su área como el Atleti en los tiempos más auténticos del cholismo. Suecia estaba tan metida en su campo que para llegar a la portería de Kepa necesitaba pillar el cercanías en Nuevos Ministerios, que les cogía más cerca que el Fondo Norte del Bernabéu.
La decena de córners de España en la primera mitad daban fe del acoso y derribo de La Roja a los suecos. Algunos hasta los rematamos aunque con poca puntería. Así que Suecia se marchó al descanso con el botín provisional del puntito que –a fuer de ser honestos– no se había merecido.
Aceleró España de salida en la reanudación con un par de ocasiones consecutivas de Isco. En la segunda, fruto de una transición rápida, el malagueño mostró sus miserias de cara a gol y por qué el Real Madrid ha fichado a Hazard. Esas ocasiones de mano a mano ante el portero la estrella del equipo –y en España Isco lo es– tiene que meterlas.
Sergio Ramos abre el camino
Menos mal que España tiene un nueve como Dios manda. No, no es Diego Costa, ni Morata, ni Rodrigo, ni Iago Aspas. Se llama Sergio Ramos. Y de sus botas nació el 1-0 de España al transformar, con talento y frialdad a partes iguales, un penalti cometido por una mano medio rada de Larsson, una mano de esas que a partir de la final de la Champions hay que pitarlas. El seleccionador español ejecutó el cambio previsto: Morata por Asensio.
Pasaron los minutos y España siguió dominando. Quizá no tan desatada como con el 0-0, pero Kepa no sufría ni de lejos. Cuando el partido enfilaba su recta final fue Morata el que enfiló la portería rival, sustentado en su tremenda zancada. Tanto corrió que se metió en el área sueca y le hicieron un penalti descomunal. Ramos se lo cedió a Morata y Morata lo marcó. España sellaba una victoria previsible pero solvente, que aún amplió Oiarzabal después de una magnífica jugada de Isco para abrochar el 3-0 ante Suecia. Fue una victoria cómoda y eficaz con la que la selección encarrila su clasificación para la Eurocopa del verano que viene. Anda que no queda lejos.