La crisis del Atlético
Parece que fue hace mucho tiempo, pero en realidad no han pasado más que unos diecisiete meses desde la celebración del título de Liga del Atlético de Madrid. Tras una brillante primera vuelta de cincuenta puntos, el conjunto colchonero se desinfló, pero no lo suficiente como para perder una Liga que celebró con agonía en la última jornada. Varias decisiones arbitrales apoyaron ese título, pero eso es para otro día.
Tras el título, el Atleti redobló la apuesta. Ya contaba con Suárez, un Correa imperial al final de temporada, Joao Félix, Carrasco y algún atacante más, pero ese verano el conjunto colchonero hizo un all in y fichó, CVC mediante, a Cunha y Griezmann. Gil Marín, guiado por Simeone, había traspasado los derechos televisivos de cincuenta años para formar la que se decía era «la mejor plantilla en España». Creían estar ante una ventana para lograr títulos. No pudo salir peor la inversión. El Atleti ya sabía en octubre que no iba a repetir título liguero y en la Champions dejó una actuación bastante pobre pasando muchos apuros para clasificarse en el grupo.
Lo cierto es que al ramillete de atacantes, del que se bajó Suárez y se ha añadido a Morata, pero ni por esas el asunto del gol ha quedado resuelto. Y ahora el margen económico es mucho menor por la apuesta arriesgada que hizo el club. Caer en un grupo de Champions tan asequible ahondaría en la crisis económica y deportiva si cabe más y hoy el Atleti no tiene pinta de poder aspirar a una Liga en la que Real Madrid y Barcelona gobiernan con puño de hierro.
Mientras tanto, Simeone sigue siendo el entrenador mejor pagado del mundo. Su peso en la historia rojiblanca es incuestionable, peor también es claro que no ha respondido a las expectativas generadas tras tanta inversión. Cuanto más ha tenido el Cholo, sobre el papel, menos ha dado.
Posiblemente estemos ante los últimos años de Gil Marín frente al club. Como él mismo reconoció, sus hijos no heredarán el club. Por tanto, le toca ponerlo bonito para que un inversor le traiga mucho dinero y se comprometa a invertir también el club. Veremos qué se le ocurre. Lo del Metropolitano ha sido el primer acierto en esta línea, pero sus incongruencias con la Superliga le pueden generar más problemas de lo que parece. Ya veremos.
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