La remontada empieza en Balaídos

El Real Madrid empieza en Balaídos su ascenso hacia un imposible: revalidar el título. Abonados a las remontadas desde la llegada de Zidane al banquillo, no extrañaría nada ver al conjunto blanco peleando por La Liga en las jornadas finales. Aunque, cierto es, que pensarlo parece más una quimera que una seria posibilidad.

El Madrid llega al duelo ante el Celta a 14 puntos del liderato, que podrían ser hasta 17 si el Barcelona se lleva los tres puntos de su enfrentamiento ante el Levante. Pero la victoria contra el cuadro celeste daría alas a los blancos para pensar que aún es posible. Con un partido menos, la distancia es casi insalvable, pero no tirarán la toalla.

Además, Vigo trae muy buenos recuerdos al conjunto blanco. El pasado año, después de que se suspendiera el partido entre ambos por motivos de seguridad, tras un temporal que levantó el tejado del estadio, los blancos dieron un golpe sobre la mesa y salieron de Balaídos con más de medio título en el bolsillo. Se puede decir que el 1-4 que endosaron los blancos a los entonces entrenados por Berizzo fue definitivo para decantar La Liga del lado madridista.

En esta ocasión, cualquier intentona de remontar el vuelo en la competición doméstica y de volver a verse con opciones de ser campeones de nuevo, pasa por repetir lo demostrado el pasado año. Sólo vale ganar. Algo a lo que el Madrid de Zidane está más que acostumbrado. Sólo hace falta echar la vista dos años atrás. Entonces, el francés se sentaba por primera vez en el banquillo madridista. Por entonces, cuatro puntos le separaban del líder, el Atlético, y a un punto estuvo de alzar en mayo el título.

Ahora la situación es más delicada. El campeón continental tiene ante sí su mayor reto. Comienza el 2018 cuesta arriba. La diferencia de puntos les obliga a no poder fallar más. Queda ganar y esperar a que los de Valverde vayan dejándose puntos. Y el reto empieza en Balaídos. Ganando como se ganó el pasado curso, los blancos podrían aferrarse a una competición en la que pocos creen.