E-Prix de Londres de Fórmula E

Cassidy se cuela en la fiesta de Dennis y le entrega el Mundial de Constructores a Envision

Cassidy se cuela en la fiesta de Dennis y le entrega el Mundial de Constructores a Envision
Nick Cassidy, piloto de Envision, escudería ganadora de la Fórmula E. (Getty)
Kike Sáez

Una hora y media y dos banderas rojas hicieron falta para poner el punto y final al Mundial de Fórmula E. La ciudad de Londres está de fiesta y no se puede quejar de nada después de ver coronarse a un piloto británico y a una escudería británica. Jake Dennis y Envision son los grandes ganadores de esta temporada, una vez concluida en su última, y larga, prueba en la capital de Inglaterra.

Nick Cassidy se llevó la victoria en la segunda carrera del E-Prix de Londres y no sólo le entregó a su equipo el triunfo, también el primer título de constructores de su historia. El neozelandés se impuso a pilotos como Mitch Evans, ganador del sábado y a quien adelantó en la tabla de pilotos para ser subcampeón, y al campeón, Dennis, para coronar a Envision en su tierra.

La lluvia fue la principal protagonista en una carrera que no será recordada por emocionante, sino por su duración. Todo choque, accidente y sobresalto era cosa del pasado, del día anterior, concretamente, y los 22 pilotos optaron por reservar, conducir con cautela y evitar cualquier tipo de resbalón que les hiciera estamparse contra algún muro de Londres y arruinar el coche en el último día.

A las 19:30, Cassidy comenzaba a defender la pole después de que el coche de seguridad abandonase el circuito tras siete vueltas imponiendo orden. En ese momento fue cuando el neozelandés y Evans comenzaron a distanciarse del resto y emprender una guerra fría por su cuenta en la que uno no se esforzó demasiado en defenderse porque los ataques de otro brillaban por su ausencia en un asfalto empapado.

Por tanto, las cuentas eran fáciles: Cassidy segundo del Mundial un punto por encima de Evans, compatriota suyo y piloto de Jaguar, y título para Envision. Tras el batacazo del propio neozelandés el pasado sábado contra su propio compañero, Buemi, las caras de tristeza mejoraban considerablemente en su garaje. Un día que será más recordado por cómo el público londinense entonó el ‘Sweet Caroline’ para matar el tiempo, pero en el que los británicos coronaron para imponerse como una fuerza de cara al futuro.

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