Benzema renueva a Solari
Una colosal actuación de Benzema, incluido un inesperado doblete, dio la victoria al Real Madrid en Balaídos y, posiblemente, el turrón a Solari. Cuatro partidos del técnico interino y cuatro victorias para un equipo que, pasito a pasito, suave, suavecito, va saliendo de la depresión en la que le sumió Lopetegui. Karim fue estelar ante un Celta que no se rindió en el segundo tiempo, acortó distancias con un gol de Hugo Mallo. Sergio Ramos, de penalti, firmó el 1-3, y Ceballos, de tirazo, hizo el 1-4. Aún le daría tiempo al Celta a marcar el 2-4 en el carrusel final.
Solari, igual que Pedro Sánchez desde que tomó el poder, se está viniendo arriba. Uno gobierna con decretazos y el otro con banquillazos. Otra vez les tocó a Isco y Asensio, esperanzas en agosto y señalados en noviembre, caerse de un once al que regresaba el tieso Modric y en el que seguía un Lucas Vázquez que empieza a parecerse a Lucas Vázquez.
En el resto del once no había retoques y sí continuidad. Seguía Courtois, el portero titular para Solari, y le flanqueaban los cuatro defensas con los que el Real Madrid ha dejado a cero su puerta los tres últimos partidos: Odriozola, Nacho, Ramos y Reguilón. El centro del campo era el de siempre desde tiempos de Zidane: Casemiro, Kroos y Modric. Arriba, el citado Lucas Vázquez acompañaba a los intocables Bale y Benzema. Al galés le había mandado un mensaje de su técnico en la previa. Habría que ver sobre el césped si lo había recibido.
Raudo arrancó el Real Madrid con un profundísimo Odriozola. El lateral diestro remontó su banda en el minuto dos para ponérsela a Benzema, cuyo disparo flojito fue repelido por Sergio. Menos de un minuto después volvió a tenerla el francés, esta vez en un mano a mano, pero su punto de mira liguero empezó torcido. No es por hacer spoiler, pero se enderezaría. Respondió el Celta con una llegada que no encontró la punterita de Maxi Gómez.
El vértigo se frenó en seco con una entrada dura de Maxi a Casemiro, cuyo tobillo hizo un giro de esos que sólo resistía Lina Morgan. No habían pasado ni diez minutos y el duelo no tenía respiro. Dominaba el Real Madrid, cada vez más cómodo con la pelota y curándose la depresión del lopeteguismo.
Mágico Karim
Casemiro, que no paró de renquear desde la entrada de Maxi, tuvo que abandonar el campo al cuarto de hora. Su tobillo dijo hasta aquí hemos llegado. Solari movió ficha y metió al campo a Ceballos. Irse Casemiro fue como quitar el tapón de la bañera. Cabral de cabeza tuvo el 1-0 para el Celta, pero los mismo palos que se llevaba Lopetegui le están salvando a Solari.
Cuatro minutos después de cumplió la ley del fútbol: el que perdona, lo paga. Y lo pagó el Celta, que pasó del 1-0 en potencia al 0-1 en el acto. El pase fue maravilloso y se lo inventó un Modric que pareció volver del Mundial. Lo mejoró Benzema con un control soberbio, un giro de Bisbal y un toquecito sutil para batir a Sergio. El Real Madrid de Solari se ponía por delante en Balaídos.
Los blancos se empezaron a gustar con un fútbol sutil ante un Celta que concedía muchas facilidades atrás. En el 34 tuvieron el 0-2 entre Benzema y Kroos. El francés se marcó un jugadón propio del mismísimo Messi, pero el alemán se marcó un Pipita y echó alto un tiro sencillo dentro del área. Ahora el Real Madrid el que perdonaba.
Se defendía los celtas pegando hasta con los cuernos del casco. Entradas de Cabral y Hugo Mallo se llevaron puestos a Benzema y Bale y sendas amarillas. Al filo del descanso una buena mano de Courtois salvó al Real Madrid del empate cuando medio Balaídos estaba desenvolviendo el bocadillo.
Casemiro y Reguilón, K.O.
Otra desgracia sobrevino a los de Solari al filo del entretiempo. Reguilón sufría una lesión muscular, se echaba al suelo y era sustituido por otro canterano: Javi Sánchez. Pues nada, dos cambios por lesión justo antes del descanso y con Bale renqueante tras el entradón de Hugo Mallo. Habría que rezar para que el galés volviera del descanso con sus compañeros.
Renqueante o no, el caso es que Bale volvió al césped en la reanudación, que salió con el mismo vértigo que la primera. Aspas se asomó al gol en el 49 con un cabezazo picado que se marchó fuera. Y luego otra vez Benzema, otra jugada sobrehumana. Regates, quiebros y un disparo magnífico que repelió el travesaño de Sergio Sánchez.
Benzema siguió con su show particular y esta vez lo convirtió en gol. Fue en el 56 y la presión de Odriozola dio sus frutos. Luego todo lo hizo Karim: regatear y tirar. Es verdad que sobre la línea la pelota, que iba entrar igual, golpeó en Cabral, pero el gol, más allá de quien lo introdujera en la portería, es de Benzema.
Acorta distancias el Celta
Respondió el Celta rápido y bien. Una buena picadita de Brais a la espalda de Sergio Ramos encontró la llegada de Hugo Mallo, que retrató a Bale y metió a su equipo en el partido. Al Real Madrid le volvió a mirar un tuerto con la lesión de Nacho, que tuvo que ser sustituido por Asensio. Eran minutos difíciles para los blancos, que fueron sostenidos por una extraordinaria mano de Courtois a Iago Aspas al filo del 70.
Al Real Madrid, que había perdido en el segundo tiempo el control del partido, le esperaban por delante 20 minutos molto longos que diría Juanito. Soportó bien los diez primeros gracias a que Asensio le dio otro aire al equipo. De una jugada del mallorquín nació precisamente la jugada que dio origen al penalti sobre Odriozola. Lo tiró Sergio Ramos, otra vez a lo panenka, y aunque con suspense logró el 1-3. Otra cosa no, pero los tiene cuadraos el tío.
El 1-3 acabó con el sueño del Celta de una remontada imposible. Transcurrieron los últimos minutos, aguantó la pelota el Real Madrid y aún le dio a Ceballos para hacer el 1-4 casi sobre la bocina con un golazo marca de la casa. Conducción y tiro a la escuadra. El golazo del utrerano certificó la goleada del Madrid y enterró definitivamente los fantasmas del lopeteguismo cuando los blancos no le hacían un gol a la Puerta de Alcalá. Al final, al Celta le dio tiempo a hacer el definitivo 2-4 en el carrusel final.