El Barcelona sale vivo del Metropolitano (1-1)

El Barcelona sale vivo del Metropolitano (1-1)
Luis Suárez consiguió empatar el partido en el Metropolitano. (AFP)
Pedro Antolinos

Con ley del mínimo esfuerzo el Barcelona frustró la fiesta del Atlético de Madrid en el Wanda Metropolitano. Cuando todo hacía indicar que el equipo de Simeone saldría victorioso gracias a un gol de bandera de Saúl en la primera parte, Luis Suárez apareció en el minuto 80 para empatar el partido. El Atlético mereció más durante todo el duelo pero acabó pidiendo la hora.

Porque este choque lo tenía todo. Ambos equipos llegaban invitos, se tenían ganas (Simeone nunca había ganado al Barcelona) y de fondo estaba el majestuoso Wanda Metropolitano que le da un empaque distinto a los partidos. Y cuando hay muchos quilates sobre el campo más. Ya en la previa se respiraba que éste iba a ser el primer gran partido de la temporada. Ambos entrenadores hablaron de mantelería, cuberbería y al final ninguno acabó pagando los platos rotos. Pero un partido de tal alcurnia es necesario contarlo desde el principio. Cuando empezó a rodar el balón. Que al fin y al cabo es lo más importante.

Y cuando se menciona el esférico es necesario resaltar el nombre de Leo Messi. Tras ganarse el corazón de una parte de Argentina que le denostaba, el ’10’ del Barcelona demostró que llegaba sin magulladuras de la batalla de Ecuador desde la primera jugada. Tras el pitido inicial, agarró el balón en mitad del campo, se asoció con Luis Suárez y estuvo a punto de hacer el primero tras adentrarse en el área. Esta era su carta de presentación: Messi tenía las piernas más frescas que nunca.

Un minuto después Iniesta probó a Oblak pero posteriormente el Atlético respondió. Correa metió miedo a la inestable defensa del Barcelona en dos ocasiones y a la tercera Griezmann estuvo a punto de hacer el primero pero apareció para alejar el peligro, como suele ser habitual, Ter Stegen. Y la historia se volvía a repetir al minuto. El galo contra el alemán y el meta volvía a salir victorioso. No se había llegado al minuto 10 de partido y el Atlético había tenido dos ocasiones claras. El Barcelona, una. En el Metropolitano había Rock & Roll.

Tras el frenesí inicial, el Barcelona acaparó el balón y durmió el partido. Hasta que apareció Saúl. Simeone siempre ha dicho que no le gusta la posesión lenta, haciendo una oda a la electricidad y los jugadores van a muerte con las premisas de sus técnico. El conjunto culé tocó y tocó sin hasta que apareció el Atlético con cuatro asociaciones rápidas que desembocaron en un gol de bandera de Saúl. El alicantino se presentó en el borde del área, miró a Ter Stegen y la clavó en su palo izquierdo. Imparable, el Atlético y Saúl.

(AFP)
Saúl marcó un gol de bandera contra el Barcelona. (AFP)

Había pasado mucho en poco tiempo (20 minutos) y lo mejor parecía que estaba por llegar. Tras el tanto, el Atlético se agazapó confiándolo todo a la contra y el Barcelona lo intentaba pero no era capaz de superar la muralla de Simeone. Esta película la habíamos visto muchas veces durante los últimos años. O aparecía Messi o el conjunto culé lo iba a tener complicado para mantener el pleno de victorias.

El Atlético resiste hasta el 80

Las segunda parte pintaba a ofensiva total del Barcelona pero el Atlético fue el que más miedo metió. Carrasco, Correa y Griezmann tuvieron la oportunidad de matar el partido pero perdonaron cuando el 2-0 estaba en sus manos. El juego del Barcelona era más ramplón que nunca y apenas había probado a Oblak en 50 minutos pero este es el nuevo estilo de vida del conjunto culé.

Porque el Barcelona sólo necesita de Messi. Ante la ineficacia ofensiva de su equipo, el argentino provocó una falta y la ejecutó de forma perfecta pero el balón se estrelló en el palo. Esto era el más claro ejemplo de lo que podría suceder si el Atlético no sentenciaba en una contra. Minutos después, el argentino volvería a tener un balón de empate pero su disparo se marchó fuera por muy poco. El Atlético no estaba sufriendo pero cada vez que aparecía el ’10’ el Wanda temblaba. No era para menos.

Así se llegó a los últimos diez minutos donde se vivió una clara pelea de púgiles sin fuerza en las piernas y con poco aire en los pulmones. Podía pasar cualquier cosa pero el Atlético de Simeone siempre ha sabido manejar a la perfección este tipo de situaciones. Principalmente porque es un equipo más hecho que sabe lo que quiere.

Pero cuando todo hacía indicar que el Atlético ganaría el combate a los puntos, apareció Luis Súarez para igualar el partido cuando estaba a punto de sonar la campana. De hecho, aún pudo llevarse los tres puntos pero Oblak paró una falta peligrosa de Messi en el descuento. El Barcelona no necesitó de grandes excentricidades y con la ley del mínimo esfuerzo sacó un punto de milagro ante un Atlético que mereció más pero acabó pidiendo la hora.

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