El Barcelona se achica ante los grandes

Al Barcelona se le apagó la luz ante el Sevilla. La racha triunfal del equipo en las últimas semanas invitaba a ver otro tipo de partido en el Sánchez Pizjuán. Había depositadas en este partido una importante partida de las esperanzas culés de levantar algún título en esta rara y gris temporada. Ese camino corto hacia trofeo copero del que tanto habló Koeman en sus últimas comparencias terminó por tornarse oscuro y tenebroso, uno empinado y enrevesado. Al Barça le achican los grandes.

Barça y Sevilla se miraron de tú a tú durante este primer partido de las semifinales de la Copa del Rey. Se palpaba el respeto entre ambos equipos durante los primeros compases del partido, esa clásica sensación de esperar qué propone el rival antes de mostrar sus propias cartas. Al final, a los blaugrana les acabó pasando lo que le ha pasado durante toda esta temporada denominada de transición. Cuando llegó un coco, un teórico igual, al Barça le temblaron las piernas.

No es la primera vez que le pasa esto al Barcelona. Lo del Sevilla, quizá en el momento más crucial de la presente temporada, donde más crédito podía ganar y perder tanto el equipo como Koeman, era casi esperado si se atendía a las pautas de los culés esta temporada. Su racha triunfal de partidos, de teóricos grandes triunfos consecutivos y a domicilio, no han dejado de ser ante rivales de un nivel medio o bajo, de perfiles de equipo que luchan por otra cosa. Huesca, Granada, Cornellá, Elche, Rayo Vallecano, Betis… pero a la hora de la verdad: problemas.

Ante equipos de cierta enjundia, grandes de la Liga o Europa o simplemente conjuntos concienzudamente trabajados, el Barça ha demostrado estar un escalón por debajo a nivel competitivo. De hecho, su primer revés esta temporada fue ante el propio Sevilla. El tercer partido oficial de la Era Koeman se saldaba con un empate a uno en el Camp Nou tras los goles de Luuk De Jong y el inmediato de Coutinho. Desde el primer momento que se le exigió excelencia a los culés, estos no respondieron –y por aquel entonces no había grandes lesionados–.

Tras aquello, el Barcelona ha perdido todos y cada uno de los partidos denominados claves y exigentes de la temporada. Todos. Si bien es cierto que venció en Turín a la Juventus, en el partido importante en el Camp Nou donde seguía en juego la primera plaza del grupo de cara a los octavos de final, el equipo naufragó estrepitosamente con un contundente 0-3 con doblete de Cristiano Ronaldo desde el punto de penalti y tanto de McKennie. Aquella derrota comprometió severamente el camino hacia la Champions League. El Paris Saint Germain de Neymar, Mbappé y Di María llegará la próxima semana a la Ciudad Condal.

Otro punto importantísimo de la temporada, el que fue sin duda el camino exprés hacia el primer título, la disputa de la Supercopa. De nuevo, otro descarrilamiento del tren culé en la final ante un Athletic de Bilbao al que solo se le necesitó insuflar alma, la de Marcelino García Toral, para devorar a los blaugrana y alzarse con el trofeo.

No solo eso, los dos partidos de mayor exigencia de la temporada en la Liga Santander, ante Atlético de Madrid y Real Madrid, el Barcelona salió vapuleado. El actual líder lo recibió en el Wanda Metropolitano donde cayó en la trampa colchonera y se valió del gol de Yannick Carrasco (1-0) para hacer hincar la rodilla a los culés. El Madrid, que tampoco pasa por su mejor momento, fue  claramente superior en el Camp Nou con un 1-3 que saborearon con los goles de Fede Valverde, Ramos de penalti y Luka Modric.

El Barça se hace pequeñito ante los grandes como ha demostrado una y otra vez esta temporada, y en menos de un mes vuelve a jugar en dos ocasiones con el Sevilla, Liga y vuelta de semis de la Copa del Rey, y ante el PSG, en doble enfrentamiento de ida y vuelta por una plaza en los cuartos de final de la Champions.