Aquí, aquí, aquí manda el Madrid

Liderado por un Cristiano Ronaldo poderosísimo, un Bale en modo indomable y un Zidane que le metió un meneo en la pizarra a Simeone, el Real Madrid asaltó el Calderón en el último derbi liguero. Fue una victoria contundente, incontestable, solidísima de un Madrid que fue suave con el balón y agresivo sin él, un equipo solidario, comprometido y brillante. Un Madrid que fue un equipazo.

Diezmado por las bajas, Zidane tuvo que hacer equilibrios en el once del derbi. Ni Pepe, ni Casemiro, ni Kroos, eso ya se sabía, pero Sergio Ramos y Benzema también se cayeron a última hora. Más ausencias que en una sesión del Congreso en víspera de puente. El técnico del Real Madrid tiró de cantera y puso a Nacho, el McGiver de la defensa, de central y a Lucas Vázquez como recambio en la delantera, porque además de Benzema, tampoco estaba Morata.

Con todo, el equipo de Zizou sonaba a gloria bendita con futbolistas de eficacia probada como Marcelo, Modric, Isco, Bale o el mismísimo Cristiano Ronaldo. Enfrente Simeone, que los tenía a todos, elegía a Torres por Gameiro, quizá pensando en una batalla de desgaste y en meter al pequeño delantero francés cuando el derbi estuviera más roto que el PSOE.

Sobre el césped Zidane presentó un sorprendente 4-4-2. Lucas era el interior derecho, Bale ocupaba la banda zurda, mientras que Isco y Cristiano Ronaldo jugaban como delanteros. Buena noticia para el malagueño, que tiene más peligro cerca del área que Luis Bárcenas con una caja de caudales.

Dio el primer susto el Atlético a los seis minutos con una falta lateral que sacó Carrasco y se envenenó, pero Marcelo sacó la pelota bien colocado en el segundo palo. Respondió el Real Madrid con una jugada que pudo haber sido el 0-1. Fue un centro al área de Marcelo en el minuto 11. Cristiano se elevó, se suspendió en el aire y remató picado, pero Oblak sacó una mano providencial sobre la línea que evitó que los blancos encarrilaran el derbi.

Cristiano encarrila el derbi

El partido no tenía dueño y la ocasión de Cristiano intimidó el ímpetu inicial rojiblanco e incluso, aunque parezca increíble, acalló un rato al ruidoso Calderón. Modric tuvo otra ocasión al filo del minuto 2o, pero el disparo del croata volvió a toparse con las manos de Oblak, que estaban sujetando el empate en el derbi para su equipo. Pase a pase, el Real Madrid empezaba a adueñarse del duelo.

Y a los 22 llegó el gol que se merecía el Madrid. Fue en una falta lejana que botó Cristiano Ronaldo, el que dicen que nunca marca de falta. El disparo del luso, potente y algo centrado, se filtró entre los cuerpos de Gabi y Savic, que desviaron la trayectoria de la pelota y engañaron a Oblak, que no pudo rehacerse a contrapié. Los de Zidane encarrilaban el derbi gracias a un gol de su jugador franquicia, que volvía a dejar en el paro a su legión de enterradores.

Isco y Cristiano Ronaldo se alternaban el sitio, como dos gemelas que se cambian de clase, y volvían locos a Savic y Godín, hartos de perseguir sombras. Y esa decisión de pizarra de Zidane estaba alterando el derbi. Pero, claro, para muchos el técnico del Madrid seguirá siendo el póster de Florentino. Panda de bocazas. Los jugadores del Atlético simulaban el famoso mannequin cuando los blancos tenían la pelota, que estaban más cómodos que un podemita en una manifa.

Pasaban los minutos y el Real Madrid se acomodaba el traje al derbi. De esmoquin cuando tenía el balón y con el mono de trabajo cuando tocaba recuperarlo. El descanso sobrevino al Calderón en un decir amén y Simeone tenía que tocar muchas teclas en el descanso si quería que su equipo se reenganchara al partido.

Aprieta el Atlético…

Salió al toque de corneta el Atlético en la reanudación y encerró al Madrid en su área. A los blancos les duraba el balón lo que duran dos peces de hielo en un whisky on the rocks y les tocaba sufrir y defenderse. Carrasco, aunque fuera con retraso, había decidido comparecer en el derbi. Simeone agitaba los brazos pidiendo aliento al Calderón. Griezmann tuvo un par de ocasiones, pero el punto de mira del francés parecía un poco desviado. El Madrid pedía a gritos un tiempo muerto.

Lo encontró en los pies de Isco y Modric, que asumieron el marrón de pedir la pelota porque para el Madrid la mejor manera de defenderse es atacar. Un cabezazo de Bale en el 57 volvió a meter el miedo en el cuerpo a la afición del Calderón. Zidane cambió al 4-1-4-1 con Kovacic en el eje y Cristiano Ronaldo como delantero único. El Cholo movía el banquillo y metía a Correa y Gameiro por Gabi y Torres.

Al 65 seguía sufriendo (y ganando) el Real Madrid con un Kovacic estajanovista, que se vaciaba intentando estar en todos los rincones del Calderón. Isco tuvo en sus pies el 0-2 y de nuevo Oblak se puso la túnica de santo para sacar el gol con su mano izquierda. Y al filo del 69 Savic cometió un error de infantil en una pelota sin peligro. Cristiano le ganó la espalda y en su intento por despejar derribó al luso. El penalti era tonto y obsceno y Borbalán lo señaló. Ronaldo engañó a Oblak e igualó a Di Stéfano y Bernabéu como máximo goleador de la historia de los derbis.

… y sentencia Cristiano

Era el 75 y el Real Madrid tenía el derbi a su merced. Lo cerró en una contra en la que Bale reventó a Juanfran como si fuera Bartra, vio a Cristiano solito en el segundo palo y se la puso para que el luso hiciera su particular hat-trick para honrar al Calderón en su despedida. Posaba el luso orgulloso de su exhibición, que daba también su particular golpe a la Liga. Zidane sacaba a Benzema por Isco y después a James por… ¡¡¡Cristiano Ronaldo!!! La afición rojiblanca silbaba, pero CR7 sonreía consciente de que los había vacunado hasta tres veces. Y había ganado el derbi, el último liguero en el Vicente Calderón demostrando que aquí, aquí, aquí manda el Madrid.