Así es Medvedev: el nuevo zar del tenis convertido en el villano del US Open

El último escollo de Rafael Nadal en su camino hacia el cuarto US Open es también, como puede resultar lógico, el de mayor entidad y presente. Daniil Medvedev se presenta en su primera final de Grand Slam con la certeza del que ha culminado sus cuatro últimos torneos con presencia en el último encuentro, pero la incertidumbre de lo que sucederá en su reencuentro con un rival que, en el único precedente entre ambos, sólo le dejó hacerse con tres juegos a pesar de llegar al choque pisando muy, muy fuerte. La final del Masters 1000 de Montreal, sin embargo, ni debe ni puede empañar la confirmación del nuevo zar del tenis masculino, un jugador de aspecto desgarbado pero repleto de talento y carácter para hacer temblar hasta al mismísimo Rafa Nadal.

Medvedev lo tenía todo a favor para completar un gran papel en el US Open 2019. Las finales de Washington y Montreal, sumadas a su primera corona de Masters 1000 lograda en Cincinnati dejaban al tenista ruso con un balance espectacular que iría perfeccionando en las pistas de Flushing Meadows, en las que no dio opción a Gunneswaran, Dellien, Feliciano, Koepfer, Wawrinka y Dimitrov. Este camino hacia su cuarta final consecutiva, sin embargo, iba a dejarle una tara que si bien no le ha apartado del cuadro, sí podría mermarle en la final con el tres veces campeón del torneo.

Para entender lo sucedido hay que echar la vista atrás hasta la tercera ronda, donde Medvedev se citaba con Feliciano López. En una acción aislada, Daniil tuvo una reacción incorrecta con uno de los recogepelotas, que inmediatamente fue defendido por el público asistente al partido. El espigado tenista moscovita no se amilanó ante el respetable, pero la pérdida de formas, peineta incluida, derivó en una constante contra él en los siguientes encuentros.

«Quiero darles las gracias a todos los que me han abucheado esta noche. Cuando se vayan a la cama, sepan que hoy he ganado gracias a ustedes», declaró Medvedev en plena pista el día del incidente, en un discurso que no le hizo ganar adeptos y, tras la multa de 9.000 euros por parte de la ATP, sí le incidió a disculparse.

Más allá de la polémica, aparentemente subsanada pero que le colocará en desventaja con respecto a un ídolo de masas de Nueva York como Nadal, la presencia de Medvedev a la final del US Open es sólo la confirmación de un tenista que sin hacer ruido ha conseguido convertirse en el líder de la nueva generación de talentos de la ATP. Tres años menor que Thiem y sólo con uno y dos de adelanto con respecto a Zverev y Tsitsipas, Daniil ocupará el próximo lunes la cuarta posición en el ranking mundial, sólo por detrás de los tres grandes de la historia del tenis.

Un genio heterodoxo

Con un juego que llama la atención por lo heterodoxo, Medvedev se ha hecho un hueco a base de solidez, polivalencia y competitividad. Sus 198 centímetros de altura engañan a los que le consideran un sacador, pues el ruso es mucho más que eso. Con gran movilidad en el fondo de la pista, sus golpes de derecha y revés no dejan prácticamente resquicio a encontrar un punto débil en su juego, algo indispensable para competir cada día con los mejores.

La confianza, además, le ha hecho dar pasos sin incurrir en un error hasta alzarse como el primero de los mortales en la clasificación. Primero logró imponerse a Khachanov y Rublev como el nuevo líder de la prolífica camada rusa de tenistas y meses más tarde, con su inconmensurable gira norteamericana, Daniil ha demostrado que hoy por hoy no existe un tenista más regular que él entre los que no superan la treintena. Ante Nadal tendrá el desafío definitivo en su primera final de Grand Slam. Con todo en contra, el zar de la Nex Gen quiere dar un golpe sobre la mesa y conquistar también el US Open.