Las apuestas enturbian el Madrid Challenger y el campeón lo sufre: «¡Estáis destrozando el deporte!»
La entrada al Open de la Comunidad de Madrid era gratuita y juntaba a tenistas como Carreño, Coris o Cilic
En las gradas abundaron apostantes que gritaban e insultaban para influir en el juego

Cuando uno camina estas fechas por las instalaciones del Madrid Challenger lo primero que se encuentra, y lo que más se repite, es un cartel de advertencia. «Prohibido apostar. No gambling». En una de las pistas del recinto, un grupo de jóvenes aficionados españoles animan al húngaro Zsombor Piros durante su partido contra el tenista local Dani Rincón. «¡Vamos, Piros!», se escucha constantemente.
Y cuando sella la victoria, la joven multitud explota de júbilo. Salta, se abrazan y corean el nombre de Piros, que ha ganado al español. El motivo, han apostado por su triunfo. El Madrid Challenger ha juntado durante una semana una considerable constelación de raquetas y de plena accesibilidad a los aficionados. La entrada fue gratuita, lo que atrajo a un buen puñado de aficionados y también apostantes.
Además del mencionado encuentro entre Rincón y Piros, otra imagen, esta vez en el duelo entre Pável Kótov y el también español Alejandro Moro, dejó claro que las apuestas no eran un aspecto coyuntural, sino estacional. Un grupo de aficionados festejaron el triunfo, puños en alto, mientras lanzaban besos a Kótov y coreaban su nombre. Aunque la nota más aguda se entonó en semifinales.
El partido entre Norbert Gombos y Kamil Majchrzak, que a la postre coronó el torneo al vencer a Cilic en la final, estuvo marcado por los gritos de aficionados que habían apostado. Silbidos y abucheos cuando servía y gritos en contra cuando fallaba. El entrenador de Gombos se lo recriminó al juez de silla. «Tienes que hacer algo». «Lo estoy haciendo lo mejor posible», se defendió el árbitro.
El propio Norbert Gombos fue un paso más allá. Tras acabar el partido subió a las gradas y se encaró con los aficionados. «¿Estáis contentos? ¡Estáis destrozando el deporte! ¡Me da igual si estáis apostando!», gritó desesperado. Las apuestas están a la orden del día en el tenis. El deporte de la raqueta va de la mano con ellas, tanto en torneos de la ATP, WTA e ITF como en competiciones menores.
Pero no sólo las ilegales, también las legales. De hecho, un estudio publicado hace meses por las tres organizaciones mencionadas reveló que «los ‘apostadores enfadados’ son una motivación importante del abuso, ya que representan el 48% de todos los abusos». Desde 2012 se utiliza el servicio Threat Matrix, un algoritmo que monitoriza las cuentas en redes sociales de los tenistas. Funciona en 39 idiomas y cubre a cualquier jugador que compita en el circuito.