El Rutómetro

2022, un año glorioso

2022, un año glorioso
Vingegaard y Pogacar batiéndose en el Tour. (AFP))

Un año da mucho de sí, lo que complica el esfuerzo de síntesis y más si los protagonistas del anuario son la mejor generación en mucho tiempo. Venimos de ciclos en los que el dominio era un monopolio, y donde el Tour centrifugaba al resto de carreras. De un tiempo a esta parte, el ciclismo ha cambiado.

Las clásicas se revalorizaron dentro del contexto del ciclismo global que vivimos. La televisión tuvo mucho que ver en ello. Las imágenes de impacto y la espectacularidad de las carreras añaden, a su vistosidad natural, el sabor añejo de la historia centenaria de muchas de ellas. Un todo que viene adornado por el apego cultural del entorno en el que se desarrollan, algo que ha ayudado  a reforzar y potenciar un calendario de diez meses de ciclismo intenso.

Todo el 2022 es un ejemplo de ello. Hemos vivido el ciclismo como nunca. Cada carrera ha aumentado el interés. Los ciclistas de la “generación total” tienen mucho que ver. Corren para atacar, atacan para ganar. Está escrito en numerosas crónicas y artículos. Desde los tiempos de Coppi, Anquetil o Merckx no se recordaba a un líder defender su posición atacando como hizo Van Aert en Dunkerque o Evenepoel en Navacerrada.

El Giro ha sido la parte débil de este argumento. Italia defraudó. Se esperaba mucho más de los Carapaz, Landa y compañía. Tenían su gran oportunidad ante la ausencia de “prima donnas” del pelotón. Les faltó agresividad, o les sobró exceso de cálculo. También reprocho gran responsabilidad al organizador. Centrar toda la montaña en la última semana, acumulando un desgaste sobresaliente a lo largo de las tres semanas, con cifras de vértigo en lo que a desnivel se refiere, se demostró un fracaso en expectación y resultado.

Al final, el Giro de Italia lo ganó un equipo, el Bora alemán, que supo gestionar mejor que nadie la carrera y colocar la maglia rosa a su hombre en el momento clave ― la Marmolada ―  a un día para finalizar el periplo italiano. El australiano Jan Hindley ganó el Giro y no supimos más de él en el resto de la temporada, concluyendo con una más que discreta Vuelta su año más exitoso.

Un gran Tour de Francia

Si el Giro fue una decepción, su antagonista fue el Tour de Francia. El mejor de la última década fue la conclusión más empleada a su finalización. Ni el potenciómetro ni el  pinganillo pudieron con el recital que nos brindaron los Jumbo- Visma y Pogacar. Ganó merecidamente Vingegaard. Sin embargo, el gran animador fue Tadej Pogacar. ¡Qué Tour se marcó el doble ganador! Defendía cetro y le fue arrebatado en el Granon, previa exhibición del esloveno en el Galibier. Una etapa de ensueño que no nos cansaremos de rememorar. Vimos caer a la lona al campeón, después de tres asaltos descomunales.

Hay derrotas que engrandecen, aunque haya quien pueda pensar lo contrario. Pogacar perdió el Tour en aquella etapa. Vingegaard lo ganó y afianzó su triunfo en las siguientes. Pogacar no pudo cobrarse la venganza de Granon, lo que no deja de ser una bendición a futuro para los aficionados. El regreso del campeón al Tour del 2023, reforzado con un equipo de campanillas y la experiencia del fracaso, promete un espectáculo mayor del vivido el pasado verano.

Si el Tour reverdeció y nos dejó sin siesta en las tardes de julio, agosto nos presentó la consagración de un postulante: Remco Evenepoel. De pocos ciclistas se había escrito tanto. Su triunfo en Lieja fue un descargo de presión. Sin embargo, el debate o discusión no estribaba en si era o no un campeón de carreras de un día. Era evidente que el chico tenía condiciones acreditadas para ganar Monumentos. Tenía que hacerlo, y lo hizo. Lo que no significa que fuera tarea fácil o menor. Ahora bien, cuando hablábamos de grandes vueltas, ya era otro cantar.

Irrumpe Evenepoel

Su presencia en La Vuelta se interpretaba como un rol de animador, cazador de etapas y portador efímero de la casaca roja. Algo así como la figura que representó estelarmente Van Aert en el Tour. No fue así. Desde la primera semana metió codos y se adueñó del maillot de líder. Roglic, gran favorito, asumió su nuevo rol y modificó la estrategia. El resto es historia. El talento belga ganó con poderío y majestad su primera grande.

Para el 2023 Evenepoel apunta al Giro y a reeditar su triunfo en la España que tanto le gusta, hasta el punto de haberse instalado en ella, huyendo de la presión de sus compatriotas. Lo hará luciendo el maillot arco iris, con la incógnita añadida de saber si estará maldito o no. Alaphilippe podría departir un buen rato acerca del mito.

En conclusión, el 2022 ha sido un año grandioso en materia ciclista. El anticipo de un 2023 que promete ser mejor gracias a la experiencia adquirida por unos y otros, sin olvidarnos de las figuras emergentes como Pidckock, Ayuso, Carlos Rodriguez, Buitrago, entre otros, o el regreso de Egan Bernal y de un Movistar sin Valverde, y sí con un renacido Enric Mas.

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