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Meridianos y paralelos: qué son y para qué se usan

Meridianos y paralelos: qué son y para qué se usan
meridianos

Si tuvieras que explicar dónde se encuentra un punto en el planeta Tierra, antes deberías saber qué son los meridianos y paralelos. Sin ellos no funcionaría ningún instrumento de geolocalización de los diversos que se han inventado a lo largo de la historia. Gracias a las líneas imaginarias que se trazan sobre los continentes y océanos es posible situarnos a una latitud y una longitud.

En los mapas, podemos identificar los meridianos y los paralelos porque dividen la Tierra en una especie de cuadrícula.

Asimismo, hay que tener en cuenta que cada meridiano y paralelo cuenta con un antimeridiano y antiparalelo, que son los que completan la circunferencia del planeta.

Por distintas razones, los meridianos suelen ser más populares que los paralelos, y en particular el de Greenwich tiene una fama notable, no sólo por ser el meridiano 0°, sino además porque, de alguna forma, ubicarlo allí representa un símbolo del inicio de las civilizaciones modernas.

Aspectos esenciales de los meridianos y paralelos

Hay algo aún más básico que la cuadrícula y es comprender los puntos cardinales. Los meridianos son líneas verticales que avanzan de este a oeste, mientras que los paralelos son líneas imaginarias que dividen horizontalmente, de norte a sur, conectando los polos.

El meridiano que se toma como referencia del 0° es el de Greenwich, y el paralelo que se toma como referencia del 0° es el Ecuador. Hacia la izquierda del meridiano de Greenwich las longitudes son negativas y hacia la derecha de este meridiano son positivas. Finalmente, podremos dividir entre latitudes sur y norte. Por supuesto, sur por debajo del Ecuador y norte por encima.

Por otro lado, hay dos paralelos importantes que no podemos olvidar. El trópico de Cáncer en el norte y el de Capricornio en el sur. Los dos fueron creados con el objetivo de servir de referencia, estudio y comparación para la localización de puntos geográficos.

Expresión de la latitud y la longitud

Cualquier ubicación tiene una latitud y una longitud ya sea estática o dinámica. Antiguamente, eso permitía a los navegantes guiarse hasta su destino final. Hoy en día, las coordenadas geográficas son vitales para el funcionamiento de las aplicaciones móviles, citando sólo el caso  de las tecnologías contemporáneas que aprovechan estos trazados para determinar las posiciones.

Ya desde el nacimiento de este sistema, que fue regularizado por Claudio Ptolomeo tras siglos siendo desarrollado por los griegos, solemos expresar tanto la latitud como la longitud en grados. Si tomamos a la ciudad de Barcelona como ejemplo, su ubicación específica sería la siguiente: 41°22′57″N 2°10′37″E. Es decir, es una ciudad dentro del cuadrante noreste del planeta Tierra.

Evidentemente, esta combinación de latitud y longitud cambiará en otras. Madrid, sin ir más lejos, es 40°31′42N 3°48′54E. Curiosamente, a pesar de ser el mismo país, Madrid y Barcelona están al este y otra al oeste respectivamente de Greenwich.

¿Y qué es la altitud?

Uno de los errores más comunes que cometemos es confundir la altitud con la latitud. Recordemos que la latitud ubica los puntos en un eje norte sur respecto al Ecuador. Y la altitud es la distancia de un punto con respecto al nivel del mar, y en general se expresa «metros sobre el nivel del mar». En casos como los picos de montañas, es tan relevante como la latitud y la longitud.

Si dominas estas nociones, no tendrás mayores problemas para leer ninguna ubicación en un mapa. Las coordenadas geográficas son clave para comprender dónde queda un sitio y llegar  hasta allí con la ayuda de herramientas tan simples como una brújula.

Por lo general, se apuesta a un máximo aprovechamiento de la luz solar y al ahorro de energía, y eso resuelve el enigma de los cambios de horario que países como España realizan todos los años.

 

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