Ni papel film ni aluminio: el sencillo truco para que no seque el queso ni el embutido una vez abierto
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No hay nada mejor que una buena tabla de quesos y embutidos. Pero, ¿qué haces con lo que sobra? El problema no es tanto el tiempo, sino el frío del refrigerador, que los seca, les quita sabor y acaba llevándolos a la basura.
Si te ha pasado más veces de las que quisieras, hay un truco muy fácil que puedes empezar a usar desde hoy para que no se vuelvan a secar. Sigue leyendo para descubrir cómo conservar tus quesos y embutidos en perfecto estado.
El truco para que no se seque el queso ni el embutido
Conservar bien el embutido y el queso es todo un arte, sobre todo cuando ya están cortados. Aquí es donde muchos fallamos, ya que solemos recurrir a soluciones rápidas como el papel film o el aluminio, pero estas no son las mejores opciones. Si de verdad quieres que estos alimentos se mantengan frescos y deliciosos, necesitas un tupper hermético.
¿Por qué el tupper? Es sencillo: al ser un recipiente cerrado, reduce al mínimo el contacto con el aire, que es el principal responsable de que los embutidos y quesos se resequen o desarrollen moho. Con este método, no sólo prolongas su vida útil, sino que conservas su sabor y textura casi intactos.
Otros trucos para conservar el queso como un experto
El queso, al ser un alimento «vivo», requiere cuidados para conservar su sabor y frescura. Además de los recipientes herméticos, hay otros métodos eficaces que puedes aplicar según el tipo de queso que tengas.
- Usa papel encerado o de horno: Este tipo de papel es ideal para quesos tiernos y semicurados. Envuelve el queso de forma ajustada, pero dejando algo de espacio para que pueda respirar.
- Método del paño húmedo: Si tienes quesos curados o con moho superficial, envolverlos en un trapo de algodón ligeramente humedecido es una excelente forma de conservar su frescura.
- Consérvalo en aceite de oliva: Corta el queso en trozos y sumérgelo en aceite de oliva virgen extra. Este método lo conserva y realza su sabor, especialmente si añades hierbas aromáticas como romero o tomillo.
- Controla la humedad con garbanzos o arroz: Si prefieres usar queseras de cristal, añade unos garbanzos secos o un poco de arroz en la base. Esto absorberá el exceso de humedad y ayudará a retrasar la aparición de moho.
Sea cual sea el método que elijas, recuerda que el queso siempre debe estar refrigerado para ralentizar su proceso de curación.
Y un último consejo: antes de consumirlo, déjalo reposar a temperatura ambiente durante al menos 30 minutos. Así podrás disfrutar de todo su sabor y textura como si lo acabaras de comprar.
Consejos prácticos para conservar el embutido
El embutido requiere cuidados especiales para mantener su sabor y textura, y existen varias formas de lograrlo según tus necesidades.
- Plástico transparente y un trapo protector: Envuelve el embutido con papel film y, por encima, cúbrelo con un trapo de algodón limpio. Esto ayuda a evitar que se seque prematuramente y lo protege del aire y la luz.
- Cubre el corte del jamón con su propia grasa: Si tienes una pata de jamón, utiliza la grasa que retiras al cortar para cubrir la parte expuesta. Después, envuélvelo con plástico transparente para evitar que pierda humedad y conserve todo su sabor.
- Unta el corte con aceite de oliva: Antes de guardar una pieza empezada, aplica un poco de aceite de oliva en la parte del corte para evitar que se reseque o se ponga rancia. Si es posible, cuélgala con el corte hacia abajo para minimizar el contacto con el aire.
Para disfrutar al máximo del sabor y la textura del embutido, déjalo reposar a temperatura ambiente durante una hora antes de consumirlo. Esto permite que recupere su jugosidad y aroma natural.