Ni mostaza ni mayonesa: una nutricionista inventa una salsa sana perfecta para acompañar tus comidas este verano


¿Quieres descubrir la mejor salsa para acompañar tus platos este verano? Con la llegada del calor, buscamos comidas más ligeras, frescas y fáciles de preparar. Sin embargo, eso no significa renunciar al sabor. En la cocina, las salsas juegan un papel esencial a la hora de transformar un plato básico en algo especial. Aunque el kétchup, la mayonesa y la mostaza siguen siendo opciones populares, muchos expertos en nutrición advierten sobre su alto contenido en azúcares, grasas procesadas y aditivos innecesarios.
Frente a estas alternativas comerciales, han empezado a ganar protagonismo las salsas caseras elaboradas con ingredientes naturales y saludables. Una de estas recetas ha llamado especialmente la atención en redes sociales, compartida por dos nutricionistas que están revolucionando la forma en la que vemos la cocina diaria: Sandra Moñino y María Pérez, creadoras del podcast «Con Jengibre y Limón». En uno de sus episodios, presentaron una salsa que promete ser la estrella de los platos veraniegos.
Una salsa para el verano diferente, fácil y saludable
Lejos de tratarse de una fórmula complicada, esta salsa se puede preparar en apenas unos minutos con ingredientes comunes que probablemente ya tienes en casa. La idea surge como respuesta a una necesidad real: cómo añadir sabor a nuestras comidas sin recurrir a las salsas ultraprocesadas. Sandra Moñino, conocida en TikTok como @nutricionat_, explicó en un cómo preparar esta receta tan sencilla como deliciosa.
Según comenta, el punto de partida es el yogur, preferiblemente natural y sin azúcar añadido. Se deben utilizar cuatro cucharadas como base de la mezcla. El yogur aporta una textura cremosa sin añadir grasas saturadas, y es una excelente fuente de proteínas y probióticos. Esto ya marca una diferencia notable con respecto a muchas salsas industriales, que a menudo contienen aceites refinados y espesantes artificiales.
A esa base de yogur se le suman ingredientes que no sólo aportan sabor, sino que también tienen propiedades beneficiosas para la salud. El aceite de oliva virgen extra, por ejemplo, es un clásico de la dieta mediterránea y un potente antiinflamatorio natural. Basta con una cucharada para conseguir ese toque suave que caracteriza a muchas salsas caseras.
Luego, se incorpora una cucharada de vinagre de manzana. Este tipo de vinagre no sólo tiene un sabor más suave que otros, sino que también ayuda a mantener niveles estables de glucosa en sangre. En este punto, la salsa ya va tomando forma, pero son las hierbas aromáticas las que realmente le dan carácter.
Los dos ingredientes clave para potenciar el aroma y el sabor de esta receta son el eneldo y la albahaca. Ambos son fáciles de encontrar en tiendas o supermercados, tanto frescos como secos. El eneldo, habitual en platos escandinavos, tiene un sabor anisado y refrescante que combina perfectamente con pescados, verduras o ensaladas. Por otro lado, la albahaca aporta un toque herbal, ligeramente dulce, que complementa la mezcla de forma equilibrada.
A esta combinación se le añade una pizca de sal, siempre con moderación, y un pequeño chorro de zumo de limón recién exprimido. Este último ingrediente no sólo aporta acidez, sino también un toque cítrico.
Una vez que se han añadido todos los ingredientes, sólo queda mezclarlos bien. Es importante remover hasta obtener una textura cremosa, homogénea, sin grumos. Puedes hacerlo a mano con una cuchara o batidor pequeño, aunque también podrías usar una batidora para lograr una consistencia aún más suave.
El resultado es una salsa de aspecto ligero, pero con mucho carácter. Al probarla, se nota la frescura del yogur, el punto justo del aceite, la acidez equilibrada del vinagre y el limón, y el aroma profundo de las hierbas. Se trata de una salsa muy versátil, que puedes usar como aderezo para ensaladas, acompañamiento para carnes blancas o incluso como base para preparar wraps y bocadillos.
El ingrediente secreto que la eleva al siguiente nivel
Aunque esta salsa ya es una delicia por sí sola, hay un toque especial que la puede llevar a otro nivel: la mostaza de Dijon. Fue la nutricionista María Pérez quien lo sugirió durante el episodio del podcast. Se trata de un tipo de mostaza de sabor más fuerte y ligeramente picante, originaria de Francia, que realza aún más la mezcla sin saturarla de aditivos.
No hace falta añadir mucha cantidad; con media cucharadita es suficiente para transformar completamente el perfil de la salsa. La mostaza aporta profundidad, complejidad y una sensación de «umami» que recuerda a las salsas de los mejores restaurantes. «Parece que estás comiendo una ensalada de la pizzería que más te gusta», afirmó Moñino, destacando su potencia y sabor adictivo.
Ideal para el verano y para cuidarse sin renunciar al sabor
Cambiar una salsa puede parecer algo menor, pero en realidad, es un primer paso hacia una alimentación más consciente durante el verano. Esta receta simboliza una forma distinta de entender la cocina: una en la que el sabor y la salud pueden ir perfectamente de la mano.