Ni aceite ni pan rallado: el truco infalible para que el pescado congelado no se quede seco en la plancha
No compres más pescado en este supermercado: lo pide la OCU
El aviso de una pescadera sobre el pescado que tomamos a diario en España: pide que dejemos de tomarlo
El método de mi abuela para calentar la pasta y que parezca recién hecha
"No es seguro beber agua del grifo": el país fronterizo con España toma una medida drástica ante una amenaza invisible y creciente
Ésta es la palabra de 4 letras que se usa en los bares de Madrid, pero en el sur de España no se entiende

El pescado es una de las mejores opciones para sumar a la dieta. No sólo aporta proteínas de calidad, sino que también es fundamental para cuidar el corazón gracias a sus omega-3. Se puede preparar al horno, al vapor, en papillote o, como suele hacerse en casa, a la plancha. Hay muchas opciones, pero lo más importante es no dejarlo seco.
Si la cocción falla, da igual el sazonado o si la receta es de la mismísima Martha Stewart… va a saber mal. Por suerte, hay un truco sencillo para que el pescado congelado nunca quede seco. Y no hace falta ni aceite ni pan rallado.
El sencillo truco para que el pescado congelado siempre quede jugoso
El error más habitual es pensar que basta con descongelar el pescado y echarlo directamente a la sartén. Así es como se pierde sabor, humedad y hasta el olor característico del buen pescado. Para evitarlo, hay un método poco conocido pero muy eficaz: dejarlo en leche.
Después de descongelarlo correctamente (en la nevera, durante la noche, y sobre una rejilla dentro de un recipiente para que no repose en su propio jugo), hay que sumergirlo en leche. No hace falta complicarse, puede ser entera o semidesnatada, lo importante es que lo cubra por completo. Si quieres darle un plus, puedes añadir ajo machacado, algo de perejil fresco o unos trozos de cebolla.
Al aplicar este método, la carne del pescado gana suavidad, se vuelve más blanca y queda con una textura cremosa que no se consigue de otra forma. La leche reduce el olor fuerte que a veces traen los pescados congelados y les da un sabor mucho más limpio.
También puedes cocer directamente la merluza, el bacalao o la lubina en leche. Ese mismo líquido, después, se puede convertir en una salsa rápida con un poco de mantequilla y cebollino.
Otro aspecto crucial es revisar la conservación del pescado. Si al abrir el envase ves cristales de hielo o zonas quemadas por el frío, es señal de que algo ha fallado. Ese pescado probablemente ya está seco antes de llegar a la sartén, así que no importa lo que se haga: no va a quedar bien. Por eso es tan importante envolverlo y protegerlo del hielo.
Por último, hay que recordar que si un pescado tiene demasiada humedad, no se dora: se cuece. Un truco que funciona muy bien es poner una hoja de papel de horno directamente en la sartén. Evita que se pegue y consigue una capa exterior dorada sin destrozarlo.
¿Es bueno el pescado congelado?
Algunos piensan que el pescado congelado es malo, pero eso no es cierto. Si se ha congelado bien (como se hace hoy en día, justo después de la captura), mantiene casi intactos sus nutrientes.
En términos de valor nutricional, no hay apenas diferencias. Sigue siendo rico en proteínas, en vitamina D, B12, y en minerales como el yodo o el selenio. Todo depende de cómo se haya tratado desde el origen hasta la cocina.
Además, el pescado congelado tiene varias ventajas. Dura más, se puede comprar en cantidad sin preocuparse por la caducidad, y es más seguro frente a ciertos parásitos como el anisakis. Por eso, cada vez más gente opta por tener pescado congelado en casa.