Lo que nunca debes hacer al sentarte en un baño público: es un hábito muy común y peligroso
El papel higiénico puede tener más microorganismos que el propio inodoro
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En situaciones de emergencia, muchas personas recurren a baños públicos, aunque no siempre resultan los lugares más cómodos e higiénicos. Para intentar reducir el contacto directo con la taza, es habitual colocar papel higiénico sobre la superficie, pensando que esto ofrece una barrera protectora. Sin embargo, el portal alemán Chip advierte que este método es contraproducente, ya que el papel higiénico atrae fácilmente gérmenes y bacterias.
El problema radica en que, en la mayoría de los baños públicos, la tapa del inodoro suele quedar abierta, permitiendo que los gérmenes se dispersen al tirar de la cadena. Estas partículas se depositan en las superficies cercanas, incluido el papel higiénico, aumentando el riesgo de exposición a bacterias. Por este motivo, cubrir la taza con papel no sólo es ineficaz, sino que podría incrementar el contacto con microorganismos.
El mayor riesgo en un baño público
Los baños públicos son espacios que todos hemos utilizado en momentos de emergencia en alguna ocasión, aunque, por higiene y comodidad, no son siempre la mejor opción. Ante la necesidad de utilizar uno, hay quienes cubren la taza del inodoro con papel higiénico, pensando que así se crea una barrera protectora contra las bacterias. Sin embargo, este hábito, lejos de ofrecer la protección deseada, podría incluso aumentar el riesgo de contacto con microorganismos dañinos.
Según el portal alemán Chip, especializado en recomendaciones de consumo y hábitos saludables, el uso de papel higiénico como barrera en el inodoro público no es eficaz y podría ser contraproducente. El papel higiénico, por su propia textura, es un material ideal para la acumulación de gérmenes. Estos pequeños microorganismos se pueden depositar fácilmente en la superficie del papel, y su porosidad les permite adherirse de forma más rápida y mantenerse en él por un tiempo prolongado.
Un factor clave que contribuye a este fenómeno es el hábito de no cerrar la tapa del inodoro al tirar de la cadena, especialmente en baños públicos donde, en muchos casos, la tapa ni siquiera está presente. Al dejar el inodoro abierto, la acción de tirar de la cadena produce una «nube» de partículas y microorganismos que se expande en el aire y se deposita sobre las superficies cercanas, incluido el papel higiénico. Estas partículas pueden contener residuos y bacterias del interior del inodoro, y al cubrir la taza con papel higiénico se crea una especie de «cama» sobre la que se asientan estos microorganismos.
La acumulación de bacterias en el papel higiénico de baños públicos representa un riesgo para la salud, ya que al entrar en contacto con la piel, especialmente en una zona tan sensible como los genitales, se facilita la transferencia de estas bacterias. Algunas de estas pueden ser potencialmente patógenas y causar infecciones o irritaciones si llegan a las mucosas. Además, estudios han mostrado que los baños públicos pueden albergar ciertos tipos de bacterias, como el E. coli y la salmonela.
Para quienes buscan mayor protección en baños públicos, existen otras alternativas. Algunas personas llevan consigo desinfectantes en spray o toallitas desechables que permiten limpiar rápidamente la superficie del inodoro antes de usarlo. Estos productos eliminan una cantidad significativa de bacterias sin el riesgo de acumulación que presenta el papel higiénico.
En conclusión, aunque puede parecer una práctica lógica, cubrir la taza del inodoro con papel higiénico no proporciona la barrera de seguridad que muchos creen. Al contrario, aumenta la posibilidad de exposición a bacterias. Optar por alternativas de limpieza o simplemente confiar en la baja capacidad de adhesión de gérmenes en superficies lisas puede ser una opción más segura y efectiva al usar baños públicos.
Nunca hagas estas cosas
Los baños públicos se pueden convertir en focos de exposición a microorganismos que, aunque generalmente inofensivos en pequeñas cantidades, representan un riesgo si entramos en contacto directo con superficies contaminadas. Para minimizar este riesgo, es clave adoptar ciertas precauciones. Por ejemplo, se recomienda evitar el contacto directo con zonas de uso frecuente, como el asiento del inodoro, grifos y manillas de puertas, que suelen albergar microorganismos. Una buena práctica es utilizar toallitas desechables para manipular estas superficies y luego desecharlas.
Lavarse las manos con agua y jabón es otra medida fundamental, ya que elimina la mayoría de los gérmenes que pudimos adquirir. Además, es mejor optar por toallas de papel en lugar de secadores de aire, que tienden a dispersar bacterias en el ambiente. También es importante evitar colocar objetos personales en el suelo del baño, donde se acumula una gran cantidad de microorganismos. Al adoptar estas medidas, reducimos considerablemente la posibilidad de contraer infecciones en estos entornos, cuidando así nuestra salud y la de quienes nos rodean.
En resumen, tener cuidado en baños públicos es fundamental para reducir la exposición a bacterias y virus. Evitar el contacto directo con superficies, lavar bien las manos y evitar el uso de secadores de aire minimiza riesgos.
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